La oposición agita el fantasma de las elecciones anticipadas ante la inacción de Rajoy

La dificultad del Gobierno de Mariano Rajoy para llevar adelante su actividad legislativa empieza a alimentar el fantasma del adelanto electoral. El Partido Popular carece de socios con quien sacar sus proyectos adelante y apenas lleva leyes al Congreso. El ejemplo más claro es el de la Ley de Presupuestos, un proyecto que Moncloa no quiere redactar sin que antes contar con el apoyo “a ciegas” del resto de formaciones, contra el mandato constitucional que le obliga a presentar las cuentas, aún a riesgo de perder la votación. 

Frente a esta realidad, Moncloa está dispuesta a aguantar a toda costa. El Gobierno ya ha anunciado su intención de llegar a 2020 con las cuentas de 2017. Para ello, Montoro anuncia una sucesión de decretos-ley con los que ir salvando asuntos urgentes, como la actualización del sueldo de los funcionarios. 

Ciudadanos, la formación que apoyó la investidura de Rajoy, se muestra ahora muy crítico ahora con la debilidad del PP. Fuentes de la dirección de Rivera aseguran que “La parálisis del PP está empezando a afectar a todos los españoles. El PP está arrastrado los pies”, aseguran.  Desde el entorno de Rivera advierten: “Más vale que se pongan las pilas”. 

Los datos objetivos dibujan a un Gobierno que apenas lleva leyes al Parlamento, ante el temor de perder las votaciones o de ser enmendado y perder el espíritu de sus propuestas. En lo que llevamos de legislatura, Moncloa solo ha enviado al Congreso 17 Proyectos de Ley.  El 60% de esas iniciativas eran transposiciones de normativa europea. Mero trámite parlamentario. 

Fuentes del grupo socialista insisten en la misma idea y aseguran que “en cuanto a iniciativa legislativa el Gobierno no ha enviado nada sustancial. No hay programa legislativo del Gobierno”.

En Moncloa, mientras tanto, aseguran que “es normal” que la propuesta legislativa haya descendido, después de la legislatura anterior en la que el “espíritu reformista” de Rajoy brilló con propuestas, ahora tan discutidas, como la Ley Mordaza, la Reforma Laboral, o la Reforma del Sistema Financiero. José Luis Ayllón, principal asesor de Rajoy, le quita hierro a la falta de iniciativas y asegura que “la poliquitería nunca puede ser más importante que la política”. 

Ante la situación de bloqueo, nadie se ha atrevido a dar el paso y pedir con claridad que Rajoy disuelva Las Cortes y convoque elecciones. Eso es lo que hizo Felipe González en 1995, cuando no consiguió los apoyos suficientes para sacar adelante sus presupuestos. Convocó elecciones y las perdió. 

En Moncloa están a la espera de que se solucione el bloqueo catalán y preocupados por ponerle fin a la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Se da la circunstancia de que solo con un Govern, Rajoy podría recuperar el único apoyo con el que cuenta en la cámara baja: el PNV. La formación nacionalista vasca lo ha dejado claro: con el 155 en vigor, “no hay nada de lo que hablar”.  

En esta situación, no hay prevista ninguna actuación como la moción de censura con la que Unidos Podemos quiso poner en evidencia la debilidad de Rajoy. Desde la formación que lidera Pablo Iglesias han denunciado desde el inicio de la legislatura las “trabas” para aprobar las leyes que “desmonten” lo hecho por el PP en el periodo 2012-2016, cuando gozó de mayoría absoluta.

Desde hace meses, casi cada semana la portavoz del grupo confederal dedica buena parte de la habitual rueda de prensa de los martes para arremeter contra la presidenta del Congreso, Ana Pastor, y contra el PP y Ciudadanos por “bloquear” la actividad parlamentaria de múltiples formas, como las cerca de 40 ampliaciones del plazo de enmiendas que acumula ya su propuesta para elevar el salario mínimo. 

En la reunión de su ejecutiva, convocada para este lunes, Podemos analizará la posibilidad de recurrir al Constitucional y pedir que el Gobierno cumpla con su obligación de presentar los presupuestos. En Moncloa, mientras tanto, no quieren oir ni hablar de un escenario que les podría llevar a una derrota parlamentaria que discuta el deseo de Rajoy de perpetuarse, pese a la inacción. 

Ante la situación de parálisis, los grupos han pedido el amparo de la presidenta del Congreso, Ana Pastor. Tras reunirse con ella, no se han producido grandes avances en el desbloqueo de iniciativas sometidas a interminables prórrogas en el trámite de enmiendas. 

Así las cosas, el Gobierno tiene muy complicada su tarea de impulso legislativo. En el PP están decididos a aguantar todo lo posible y esperan que las próximas elecciones autonómicas y municipales supongan un cambio de la geometría parlamentaria. Un equilibrio que, a día de hoy, es desfavorable para un Mariano Rajoy que no consigue llevar ninguna propuesta al Congreso con garantía de éxito.