Después de su hinchado periplo americano con sus supuestos “posgrados” de entre cuatro y diez días, Pablo Casado se apuntó al Máster de Derecho Autonómico de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid con el objetivo de iniciar un doctorado. Su motivación, “tener una salida profesional” al margen de la política. Lo inició en 2008 y lo acabó, según su versión, con cuatro trabajos que sumaban unos 90 folios y sin ir nunca por clase.
El organizador de máster, según admite el propio Casado, era el mismo que el de Cristina Cifuentes: Enrique Álvarez Conde, un catedrático que hoy está siendo investigado por la Fiscalía tras admitir que se falsificaron actas del trabajo fin de máster de la presidenta de Madrid. La Universidad Rey Juan Carlos lo acaba de apartar de la dirección del Instituto de Derecho Público, tras detectar numerosas irregularidades. Casado realizó su máster en este mismo instituto universitario.
En el expediente de Pablo Casado, vicesecretario y diputado del PP, no se ha detectado ninguna manipulación de notas como en el caso Cifuentes, pero la obtención de su título es también irregular por el sistema de convalidación y el modo de aprobar las asignaturas que le quedaban pendientes. Se sacó este título por una vía rápida que no suele existir para el resto de estudiantes de la universidades públicas españolas.
El propio Pablo Casado ha reconocido en rueda de prensa que convalidó 18 de 22 asignaturas, que no asistió a ninguna lección y que tampoco se examinó de las cuatro materias que tenía que aprobar. Sin embargo, estas no son las únicas anomalías.
Posteriormente, a preguntas de eldiario.es, Casado también ha admitido que no conoció a sus profesores, que son quienes tendrían que haber aceptado, individualmente, que cambiara las pruebas finales por trabajos sin asistir a clase. Esos mismos profesores con los que Casado nunca pactó nada son también quienes tenían que haber puesto los requisitos de esos trabajos, no Enrique Álvarez Conde. “No sé quiénes eran los profesores, no los conocí ni hablé con ellos”, asegura Casado a eldiario.es.
Todas las fuentes universitarias consultadas, profesores y personal de administración de la URJC y de otras universidades públicas, coinciden en que es un procedimiento absolutamente irregular. Es con el profesor de cada asignatura, no con el director del máster, con quien se puede pactar un itinerario tan excepcional como este. Es más, para poder no asistir nunca a clase no basta siquiera con el permiso del profesor. Hay que tramitar un proceso regulado, la dispensa académica, que se concede en pocas ocasiones y que Casado ni pidió ni obtuvo.
En el caso de Pablo Casado, fue suficiente una conversación con el director del máster, Enrique Álvarez Conde, para tener absoluta flexibilidad en las cuatro materias pendientes. Como no han trascendido los nombres de los compañeros de curso ni de los docentes de ese año, eldiario.es no ha podido constatar si fue un trato de favor individual o si Álvarez Conde aplicó este mismo método –cuatro trabajos sin éxamenes– a otros licenciados en Derecho que cursaron ese mismo máster.
Casado asegura que entonces era “un veinteañero absolutamente anónimo”. Y es cierto que en 2008 no era tan conocido como hoy, pero ya tenía responsabilidades políticas importantes. Al igual que Cristina Cifuentes cuando se matriculó en su máster, Casado también era diputado en la Asamblea de Madrid por el PP. También era presidente de Nuevas Generaciones del partido en Madrid, que entonces lideraba Esperanza Aguirre.
Además de un pacto de no asistencia a clases en el que los docentes se quedaron fueran, Casado tampoco negoció con ellos los contenidos de los trabajos, ya que él mismo admite que nunca habló ni conoció nunca a ninguno de esos profesores.
¿Quién le dio las pautas?
Sin nadie de referencia que le diera unas pautas o una exigencia, ¿sobre qué hizo los trabajos? ¿con qué extensión? ¿con qué profundidad? ¿Quién y con qué criterios certificó esos sobresalientes? Casado responde que usaba como guía el título de cada una de las asignaturas que tenía que aprobar. “Cogí el título de la asignatura e hice los trabajos”. Y con el nombre de la materia tuvo suficiente para hacerlos. Sin consultar a los profesores que legalmente debían calificarlo porque, recalca, ni siquiera los conoció.
Una vez acabados estos proyectos, no los remitió a alguien en concreto. Según su versión, los dejaba en las dependencias de Álvarez Conde, en el campus de Vicálvaro, donde tienen la sede tanto los servicios de posgrado de la URJC como el, ahora bajo vigilancia, Instituto de Derecho Público. “Los dejaba en los despachos que tenía el instituto, aunque no exactamente a Álvarez Conde, a él lo vi muy pocas veces y le hablaba de usted”.
El Instituto de Derecho Autonómico de la URJC, en realidad, solo tiene un único despacho: el de Álvarez Conde. Aunque tiene personalidad jurídica propia, y hasta su propio CIF, no tiene sede como tal, más allá de la oficina de este catedrático.
Preguntado por este sistema tan anómalo, Casado niega que el catedrático Enrique Álvarez Conde le ofreciera una autopista fácil para aprobar el máster. Sin embargo, si se hubiera seguido el funcionamiento habitual, el político del PP debería haber ido a clase y haber hecho un examen. Si no, debería tener una dispensa académica extraordinaria. O, al menos, haber llegado un acuerdo con cada profesor, que le habría puesto tareas concretas, y haber entregado sus trabajos al docente de cada materia, que supuestamente los habría corregido y devuelto con una nota final o con correcciones. Nada de esto, de lo más estricto a lo más flexible, sucedió.
Pablo Casado, a la primera entrega, sin pactar contenidos o extensión, sin haber hablado en su vida con los expertos docentes, logró cambiar exámenes por trabajos y aprobar con la mejor nota: sobresaliente en todo. Acertó plenamente con el contenido pese a que jamás habló con quienes supuestamente le evaluaron, según su versión de los hechos.
Según el relato del dirigente del PP, “no parecía excepcional que los 20 créditos no convalidados fueran con cuatro trabajos de investigación en la línea de los cursos de doctorado”.
Los trabajos, que mostró hace unos días, no presentan sello alguno. Según su versión, son unas copias informáticas que conservaba en un viejo portátil y que imprimió hace unos días en las oficinas centrales del Partido Popular, en donde encargó que se los encuadernaran en canutillo. Casado se fotografió con ellos en rueda de prensa pero no los ha hecho públicos, ni los ha distribuido.
Convalidaciones irregulares
Tampoco sucedieron de manera normal las convalidaciones. Casado convalidó el máximo permitido (40 créditos), pero el procedimiento fue también irregular. El decreto que aplicaba en aquel momento y que aporta a eldiario.es el propio Casado como prueba especifica que “el alumno deberá indicar, en todo caso, cuáles son las asignaturas del Máster cuyos créditos solicita que le sean reconocidos”. Esa es la manera legal de hacerlo, también en los procedimientos actuales. El alumno solicita una convalidación, dice en qué asignatura quiere conmutar y aporta la prueba de que ese conocimiento ya lo tiene cursado y aprobado.
Sin embargo, una vez más, para Pablo Casado fue distinto. Según él mismo relata, simplemente aportó su expediente académico en la Licenciatura de Derecho y tramitó por el registro de la URJC una solicitud de convalidación, sin detallar qué asignaturas solicitaba ni a cambio de qué conocimientos en concreto. Como resultado, la comisión de adaptaciones y convalidaciones del Rectorado convalidó 18 de las 22 asignaturas. Es decir, no fue él, sino la propia Universidad, la que decidió qué asignaturas convalidarle. Esta convalidación está firmada por quien entonces era el vicerrector de estudiantes, Fernando Suárez, que años después llegó rector y acabó cayendo en desgracia por sus numerosos plagios.
Casado también solicitó la devolución de 600 euros porque los créditos de materias convalidadas son más baratos que los normales porque no requieren ni exámenes ni clases. La URJC se los devolvió, según ha podido comprobar eldiario.es ya que Casado ha mostrado el documento. Añade que es una prueba de que todo fue correcto porque “en el caso de que las convalidaciones hubieran sido un favor, no iba encima a reclamar el dinero, obviamente”.
Otra duda es cómo pudo Casado conmutar tantas materias tan específicas en derecho local y autonómico con asignaturas generalistas de una carrera de Derecho. Casado no sabe contestar puesto que, argumenta, él no participó en ese proceso de convalidación. “Lo hizo la Universidad”, apostilla.
En conversación con eldiario.es, Pablo Casado ha asegurado que las instrucciones de la Universidad Rey Juan Carlos permitían beneficiarse de convalidaciones sin más requisito que enviar un escrito solicitando el máximo “que la legislación en vigor permita” y acompañarlo de una copia del título universitario. Gracias a esa gestión, asegura que se evitó tener que cursar 40 de los 60 créditos de los que constaba el máster.
La Universidad Rey Juan Carlos anunció la pasada semana que también ha abierto una investigación por el máster de este alumno sin que de momento haya trascendido el contenido de la misma.