El Partido Popular y el número dos de la Gürtel, Pablo Crespo, se han alineado en el Congreso para responsabilizar al Gobierno del PSOE en la creación e impulso de la operación Gürtel con fines políticos. “Rubalcaba fue el padre de la Gürtel”, ha asegurado Pablo Crespo ante la comisión que analiza la financiación del Partido Popular. Una afirmación que ha hecho suya el portavoz del PP, Óscar Clavell, durante su turno de intervención.
El dirigente de la trama de empresas que Francisco Correa levantó para tratar con las administraciones gobernadas por el Partido Popular se ha dibujado ante la comisión como una víctima de una pelea política. “Yo me estoy comiendo el marrón de una pelea entre el PP y el PSOE”, ha asegurado.
Crespo, al igual que hizo multitud de veces en sede judicial, ha reconocido haber cometido delitos fiscales pero nada que justifique una sentencia que ha calificado como “monstruosa”.
Durante su intervención, también ha habido tiempo para criticar la labor del exjuez Baltasar Garzón, a quien el número dos de Gürtel ha calificado como “un delincuente” que trabajaba “en un despacho de prevaricadores”.
En la misma línea se ha manifestado durante su intervención el portavoz del PP, Oscar Clavell. El diputado conservador no se cortó al acusar a los socialistas de haber creado la comisión de investigación con el objetivo de tumbar a Rajoy: “Esta comisión de investigación nació con un único objetivo: desbancar al PP del Gobierno de España”, ha asegurado. Clavell ha afirmado que como el PSOE ya no sabe que hacer con la comisión ahora pretende alargarla para que sus conclusiones se publiquen en los prolegómenos de la próxima campaña de elecciones municipales y europeas.
“O cobráis así, o no cobráis”
Pese a sus acusaciones de que el caso Gürtel fue construido perjudicialmente, el número dos de Correa ha reconocido muchas de las irregularidades de las que fue testigo en los años en los que tuvo responsabilidades en el PP gallego y durante el periodo posterior en el que trabajó para Francisco Correa, al frente de sus empresas.
“Nos dijeron: o cobráis así, o no cobráis”. Con esa frase ha resumido los extraños tratos que el PP supuestamente les obligaba a aceptar para poder cobrar por actos electorales. Según Crespo, numerosas empresas eran las que pagaban los gastos electorales de la formación conservadora a través de facturas que se fabricaban con arreglo a una ficción.
En el caso de Valencia, fue Ricardo Costa quien impuso el método de pago con empresas interpuestas, como el propio Costa ya ha reconocido en sede parlamentaria. En Madrid, ha relatado Crespo, fue Beltrán Gutiérrez (hombre de confianza de esperanza Aguirre) quien le impuso un método similar: recibir los pagos de terceras empresas con las que no habían tenido contacto y que se hacían cargo de las deudas electorales del PP.
Crespo llegó al Congreso desde la prisión de Valdemoro en donde cumple condena por muchos de los asuntos sobre los que la comisión parlamentaria pretende echar luz. Asistido por su abogado Miguel Duran, Crespo explicó que el pago de sobresueldos “era normal” en la formación en la que dirigió campañas electorales (Galicia) hasta el año 1999.
Crespo ha asegurado que “los secretarios generales conocen la financiación del partido. De vicesecretario para arriba todos sabían la verdad”. Según su relato, “Manuel Fraga y José Cuiña (secretario general del PP gallego, ya fallecido) eran conocedores del sistema de asignación de sobresueldos”. Cuando al exdirigente del PP y de las empresas de Correa se le ha preguntado si personas como Mariano Rajoy, Romay Beccaría o José Manuel Barreiro (exportador del PP en el Senado) habían recibido pagos en B, su respuesta ha sido el silencio: “A eso no voy a responder”, ha asegurado.
Al finalizar el interrogatorio, Pablo Crespo disfrutó de unos minutos extra de libertad antes de desplazarse de nuevo a la prisión de Valdemoro, en donde está cumpliendo condena. En ese breve tiempo de despedida la diputada del PP, Beatriz Escudero, se acercó a saludarle con las siguientes palabras: “Siento que hayas tenido que venir”. Tras los saludos, agentes de la Guardia Civil y Policía del Congreso acompañaron al exdirigente del PP a la comisaría del Parlamento, en donde fue de nuevo esposado para proceder a su traslado al centro penitenciario.