La hipótesis Podemos ha terminado. El asalto al poder “en términos gramscianos” ya no es posible. El tiempo político se ralentiza. El blitz o guerra relámpago ha dado como resultado cinco millones de votos y 71 diputados. Es el momento de la “guerra de posiciones”, de pasar de guerrilla partisana a un ejército regular cuya principal división será Podemos pero que sumará otros actores. Organizar ese “bloque histórico” es el nuevo reto que afronta Podemos. De cómo se articule ese “núcleo irradiador” y de su paso a la institucionalidad dependerá que Podemos llegue o no a gobernar en la próxima oportunidad que se presente.
Esta es la lectura que hace Pablo Iglesias de los resultados de las elecciones del 26 de junio y del nuevo tiempo político que se abre. El secretario general de Podemos ha abierto el ciclo de conferencias El tema de nuestro tiempo: pensar el futuro, dirigido por Luis Alegre, uno de sus principales colaboradores en Podemos, en el marco de los cursos de verano de El Escorial que organiza la Universidad Complutense de Madrid. A su lado, otros dos de los principales dirigentes del partido: Íñigo Errejón e Irene Montero.
En un entorno de críticas internas y un debate público abierto sobre Podemos e incluso el liderazgo de Iglesias, el secretario general ha asegurado en declaraciones a los medios antes de comenzar el curso que “nunca” se ha sentido “tan apoyado como ahora”. La dirección del partido se ha conjurado para que el debate que efectivamente se ha abierto en su seno no acabe por dinamitar el proyecto.
Después del canutazo el momento académico. Iglesias advertía, ante la presencia de periodistas en el Eurofórum de San Lorenzo de El Escorial, que el tono podía ser distinto. “El 26J abre una fase nueva en términos estratégicos para nosotros y en términos históricos para el país”, ha asegurado Iglesias, quien ha conminado a sus compañeros de curso a “iniciar un diálogo para armar la hipótesis y refutarla si no funciona”. “Se acabó la hipótesis Podemos”. La nueva hipótesis parte de la base de que “el tiempo político se ralentiza”. Y “en la guerra de posiciones”, en el nuevo escenario, “operan los ejércitos regulares y una forma más tradicional de entender la política”.
Pablo Iglesias cree que Unidos Podemos fue una buena idea, una idea que no es unánime en Podemos. “Si nos hubiéramos presentado por separado no tendríamos 71 diputados”, ha señalado. Ahora, cree, su labor como máximo dirigente y la de su partido es “liderar un espacio de confluencia electoral” con “diferentes piezas que tienen que encajar” y hacer posible la “convivencia en un mismo espacio político de diferentes culturas”. La cultura de izquierdas, que representan IU e ICV, o la cultura popular y transversal que representa una buena parte del propio Podemos. Y las culturas nacionales, especialmente la catalana, donde ha anticipado “una nueva organización autónoma que se federe” con ellos a nivel estatal, en referencia al En Comú cuyo nacimiento lidera la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.
“Tenemos la responsabilidad de liderar un espacio político complejísimo con sectores muy diferentes”, ha apuntado. “De momento hay buen rollo, pero está por ver si podemos ser el núcleo irradiador”, ha bromeado parafraseando el famoso tuit de Errejón.
Iglesias ha rechazado el debate que se ha abierto en Podemos sobre la pertinencia de la unión con IU. “Nunca sabremos a ciencia cierta qué hicimos mal. Creo que por separado nos hubiera ido peor, pero no se puede saber. A veces los debates sirven como trincheras que identifican a bandos políticos. Eso no toca aquí”, ha zanjado.
Gracias a la confluencia, ha señalado Iglesias, se ha instalado el suelo electoral de ese nuevo bloque político: cinco millones de votos y 71 diputados. El 26J ha fijado un nuevo panorama con tres partidos, PP, PSOE y Podemos. La política, en opinión del secretario general de Podemos, volverá a parlamentarizarse y, en ese tránsito, están los principales riesgos para su partido y sus aliados.
Por dos veces ha expresado su temor Pablo Iglesias. La primera, en su intervención inicial: “Toca definir lo que viene”, ha señalado. “Me impresiona e incluso me acojona pasar de ser partisanos a ejército regular. No nos tiene por qué ir bien”. La segunda, en el turno de respuestas y tras la intervención de Errejón. “Hoy voy a hacer de Íñigo y tomaré el papel pesimista: ”Puede que ganemos las elecciones en cuatro años o darnos una hostia de proporciones bíblicas“.
Íñigo Errejón: “Gobernará otro Podemos, menos sexy”
La tesis contraria a la de Pablo Iglesias la sostiene su número dos en Podemos, Íñigo Errejón. Al menos en teoría. Errejón ha participado brevemente durante la conferencia de Iglesias y ampliará esta tarde en una lectura que tendrá un título que deja poco margen a la imaginación: Cambio de ciclo. De la guerra relámpago a la guerra de posiciones. Las tareas de Podemos.
Errejón ha compartido con Iglesias que el 26J supone el final de un ciclo político. Y también de la hipótesis Podemos. “El desempate del 26J se resolvió más en favor de la Transición que del 15M. En favor del régimen más que de un nuevo orden constituyente”, ha apuntado el secretario político de Podemos. “No queda eliminada la posibilidad de que Podemos gobierne pero será otro Podemos. Será menos sexy pero dará menos miedo a quienes miran con miedo el cambio”.
El número dos del partido ha rechazado la dicotomía institucionalidad-calle y ha alertado contra la autosatisfacción de quienes defienden que el 26J no se ganó pero se lograron “71 diputados que van a decir la verdad y representan a la calle”. Errejón ha avisado de que si esos fueran los objetivos el triunfo hubiera llegado hace 200 años y ha ironizado que la tradición política de la que surge Podemos “tiene doble check, lo ha petado en decir la verdad y representar a la calle”, en lo que ha descrito como un “honroso camino a la derrota y la marginalidad política”.
El millón de votos perdido
Errejón ha planteado en su breve exposición más preguntas que respuestas: “¿Es posible combinar institucionalidad y portar una idea de país nueva? ¿Cómo puede ser Podemos el motor intelectual y cultural de una nueva identidad política? ¿Cómo se convierte en el núcleo de una nueva España ilusionando a los sectores más dinámicos al mismo tiempo que disuelve los miedos y reticencias de los sectores que saben que España está en cambio pero que nos han pedido darle al ralentí?”.
El secretario político de Podemos ha hecho hincapié en uno de los quebraderos de cabeza desde el 26J: el destino del millón de votos desaparecido desde el 20D. “Hay sectores que han votado por bajar el diapasón”, ha apuntado, “por desacelerar y bajar el ritmo político. Hasta aquí ha llegado la máquina de guerra electoral, ahora quieren ver otra cosa para votar en clave de Gobierno”.
Errejón ha apuntado que “el PP convirtió las elecciones en un plebiscito” pero no de su gobierno, sino del de Podemos, del posible gobierno de Podemos.
La jefa de gabinete de Iglesias, Irene Montero, ha explicado dónde está ese millón de votos, en su opinión. “Se ha ido a la abstención. No lo hemos perdido, no hemos sido capaces de movilizarlo”. Montero ha recordado que la entrada de Podemos en las instituciones impidió a Podemos mantener un discurso con la nueva gramática que pusieron sobre la mesa en la campaña de las europeas de 2014. En su opinión, “la lógica casta-pueblo” ya no podía operar en exclusiva, “sino que había que distinguir entre la casta del PP y la casta del PSOE, porque con ellos [los socialistas] podíamos gobernar”.
Para Montero, durante la dinámica parlamentaria y el proceso negociador de la breve legislatura que abrió el 20D Podemos “hablaba menos de los problemas de la gente y de esa división arriba-abajo porque la realidad del país estaba volcada en la formación de Gobierno y nosotros teníamos que volver a la lógica izquierda-derecha”.