- La II Asamblea Ciudadana estatal de Podemos se celebrará “no mucho más allá de enero”, según adelantó el secretario general en una entrevista con eldiario.es
“Winter is coming”. La frase acompaña a Podemos desde su fundación por el uso discursivo que los rostros más visibles del partido hicieron, incluso hoy, de la serie Juego de Tronos. El estreno de Podemos fue, precisamente, en el invierno de 2014. Y será también en la misma estación de 2017 cuando acometa su trascendental II Asamblea Ciudadana estatal. Un cónclave llamado a sentar las bases de un partido que quiere pasar de la “maquinaria de guerra electoral” que surgió de Vistalegre a un “movimiento popular”.
“Los procesos internos cansan mucho y no pueden ser larguísimos. Cuando se confirme que el PP gobierna hay que ponerle fecha, y me gustaría que no fuera mucho más allá de enero de 2017”. Así anunciaba Pablo Iglesias en una entrevista con eldiario.es su intención de que la Asamblea Ciudadana se celebre lo antes posible.
La fecha es aproximada pues los procesos asamblearios en Podemos no son, por definición, cortos. Y este no se podrá comenzar a organizar hasta que Rajoy no sea designado por el Congreso, el último fin de semana de octubre. Vistalegre tuvo una duración de dos meses, además de la preparación del evento. Y auque Podemos no es hoy ese grupo de amigos y amigos de amigos que pusieron en marcha un partido casi con lo puesto en 2014, si se toma como referencia las asambleas que se están desarrollando en Madrid, Andalucía y Extremadura, es poco probable que se consiga acortar mucho los plazos.
Los congresos de Podemos se dividen en dos partes: documentos y elección de la dirección. El primero es el más largo e implica un periodo de redacción de propuestas, otro de debate y negociación y otro de votación. El segundo es más corto porque además aprovecha los posibles acuerdos alcanzados anteriormente para facilitar la confección de candidaturas.
Del 'Sí se puede' al movimiento popular
Vistalegre 2 está sin definir. Y los detalles metodológicos, aunque aparentemente intrascendentes y burocráticas, son muy importantes en un proceso de estas características, como ya quedó demostrado en aquél otoño de 2014. Un sistema mayoritario como el de entonces permitió al equipo liderado por Iglesias e Íñigo Errejón hacerse con el control orgánico de casi todo el partido en todos los niveles. Aunque ya se está empezando a desmontar.
Lo que se definió en la I Asamblea Ciudadana fue la “maquinaria electoral” que debía enfrentarse a dos años repletos de convocatorias electorales. Un instrumento que se agotó el 20 de diciembre, como constató el decepcionante resultado del 26 de junio, y que debe transformarse ahora. Pasar de “partisanos” a “ejército regular”, como diría el secretario general. Convertirse en un “movimiento popular”, como defienden el número uno y el número dos.
Las diferencias entre ambos, con todo lo que ello implica en todos los niveles del partido, son cómo se pone en marcha ese movimiento popular. Un debate que engloba los demás. ¿Cuál debe ser el papel de Podemos en las instituciones? ¿Y en la calle? ¿Qué tipo de discurso deben ensayar los portavoces? ¿Cómo se relacionará Podemos con los movimientos sociales? ¿Y con los otros partidos? ¿Cómo se llega a “los que faltan”? ¿Cómo se desmonta una arquitectura directiva vertical y se pasa a otra horizontal? ¿Cómo se desacostumbra a una organización a una toma de decisiones rápida y concentrada a la pretendida descentralización que todos dicen querer?
El paso de un modelo a otro lo ejemplificó Pablo Iglesias en Mérida, en la presentación de la iniciativa Vamos!, donde pidió cambiar el lema fundacional de Podemos, “Sí se puede”, por otro heredado del Chile de Salvador Allende: “Luchar, crear, poder popular”.
Aquí afloran las diferencias. Iglesias apuesta por dar protagonismo a los movimientos sociales, por poner las instituciones y los cargos electos del partido a su servicio. Buscar el “empoderamiento militante y popular”. Que el Parlamento no nuble los objetivos que se marcaron cuando lanzaron el partido.
Errejón cree sin embargo que la calle es importante pero apuesta más por aprovechar la palanca institucional para demostrar la capacidad de Podemos. No solo allí donde ya son gobierno, como en los Ayuntamientos del Cambio, sino precisamente donde todavía no han conseguido convencer a quienes todavía votan a PSOE o PP.
¿Y la tercera pata de Vistalegre? ¿Dónde está ahora Anticapitalistas? El paso del tiempo a resituado a la organización de Teresa Rodríguez y Miguel Urbán como aliados de Iglesias. Ya lo son formalmente en Madrid o Andalucía para los procesos regionales y todo apunta a que lo serán para la convocatoria estatal.
¿Significa esto que Iglesias y Errejón confrontarán? No. Mejor dicho, no de momento. La disputa entre ambas concepciones será soterrada, previa a las primarias. Solo un desencuentro absoluto entre ambos les llevaría a concurrir con documentos y listas distintas. En ese caso los dos sectores tirarían de otro viejo lema que durante meses se usó en Podemos: “Ante la duda, democracia”. A falta de consenso, urnas.