El Bundestag (Cámara Baja alemana) aprobó hoy con los votos de la gran coalición las nuevas reglas diseñadas por el Gobierno para aumentar el control sobre los servicios secretos, tras el escándalo generado por el espionaje a países aliados y la presunta connivencia con las agencias estadounidenses.
El proyecto, aprobado por conservadores y socialdemócratas y con toda la oposición en contra, intenta acabar con la polémica en torno al Servicio Federal de Información (BND) tres años después de que se desvelara el espionaje masivo de EEUU a países “amigos”, exponiendo a la luz pública también las prácticas de la agencia alemana.
Con las nuevas reglas, el BND queda bajo control de un comité conformado por tres miembros, dos jueces y un fiscal del Tribunal Supremo.
La Cancillería deberá informar a este órgano de las principales misiones en el extranjero y buscar su aprobación para posibles acciones de espionaje que afecten a instituciones de la UE y socios comunitarios, operaciones que sólo se podrán realizar en caso de extrema necesidad, por motivos de seguridad nacional interna o externa.
Además, para evitar que se reediten polémicas, el comité podrá también revisar los llamados “selectores” que esté empleando el BND, esto es, los números de teléfono, correos electrónicos, direcciones de IP y palabras clave que busque en las comunicaciones intervenidas los servicios secretos.
Según publicaron en su día medios alemanes, la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) de EEUU había facilitado a sus colegas alemanes miles de esos parámetros sobre los que querían obtener información con ayuda de los sistemas germanos de interceptación de comunicaciones.
Realizar escuchas en redes internacionales requerirá autorización de la Cancillería y, como hasta ahora, estará prohibido el espionaje que tenga como objetivo favorecer a empresas alemanas.
La cooperación con agencias de inteligencia extranjeras deberá centrarse en la lucha antiterrorista y la protección de las misiones militares o de intereses alemanes en el exterior.
Con otro proyecto que también obtuvo hoy la luz verde del pleno se reforzará las capacidades de control parlamentario de los servicios secretos.
Con estas nuevas normas y tras el cese del responsable del BND el pasado abril el Gobierno quiere dejar atrás los escándalos que han rodeado a la oficina desde que en 2013 el exanalista de la CIA Edward Snowden destapara detalles de los programas de espionaje de EEUU, que llegó a pinchar el móvil de la canciller alemana, Angela Merkel.
A las tensiones diplomáticas con EEUU siguió una nueva polémica dentro del país, al revelarse que el BND había controlado comunicaciones de embajadas y otros departamentos de la UE, así como de EEUU y que la agencia había ayudado activamente a la NSA en el espionaje a los aliados.