Los partidos se sitúan en el escenario de una repetición electoral después de más de tres meses de bloqueo

Tres meses y medio después de las elecciones del 28 de abril y ante la situación de bloqueo institucional a la que abocó la fallida investidura de Pedro Sánchez del 25 de julio por la falta de entendimiento entre el PSOE y Unidas Podemos para conformar un Gobierno de coalición, los principales partidos políticos empiezan a contemplar en sus discursos públicos la repetición de las elecciones como un escenario cada vez más probable.

Nadie dice en abierto que quiere nuevos comicios -salvo la portavoz parlamentaria del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, que las presenta como una mejor alternativa al Gobierno de Sánchez-. Todos lo sitúan como la opción menos mala de las que hay sobre la mesa, pero cada vez se menciona con más frecuencia. El PSOE quiere un gobierno en solitario o elecciones; Unidas Podemos, uno de coalición o elecciones. Mientras, PP y Ciudadanos andan a la gresca sobre cómo presentarse si hay que volver a las urnas.

Si no hay un acuerdo que desbloquee el escenario actual antes del 23 de septiembre, fecha límite para la celebración de una segunda sesión de investidura, la convocatoria de unas nuevas elecciones para el 10 de noviembre será inevitable y cada formación política perfila sus estrategias ante un otoño que podría convertirse en una larga campaña electoral.

Una vez fracasado el intento del gobierno de coalición con Unidas Podemos, el PSOE apuesta ahora por un acuerdo programático con la formación de Pablo Iglesias, elaborado en función de las exigencias planteadas por los colectivos sociales con los que se reunió el propio Sánchez en las últimas semanas. El presidente en funciones, que se encuentra elaborando ese nuevo programa, tiene previsto retomar las negociaciones con los partidos a finales de agosto para intentar cerrar el acuerdo y presentarse a una investidura con apoyos suficientes.

Además del apoyo de Unidas Podemos, desde el PSOE llevan meses insistiendo en la necesidad de que Ciudadanos y PP se abstengan “por responsabilidad de Estado”, algo a lo que se niegan una y otra vez tanto el partido que preside Albert Rivera como el de Pablo Casado. Por eso en las filas socialistas reconocen que en el escenario actual la reelección de Sánchez sigue siendo complicada.

Activada la maquinaria electoral

El miércoles, durante un acto en Gijón, la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, sostenía que el PSOE está haciendo “todo lo posible” para que eso no se produzca un adelanto electoral, aunque insistía en que “es difícil” evitarlo siempre que Ciudadanos y Unidas Podemos “sigan boqueando la gobernabilidad de España”.

“Lo que no tiene mucho sentido es que el bipartidismo haya dado paso al 'bloquismo'. No sé qué es peor. No puede ser que esa pluralidad al final se traduzca en dos grandes bloques de autonegación, de descalificación, y que (eso) imposibilite cualquier tipo de acuerdo”, lamentaba, por su parte, el martes, el ministro de Fomento en funciones y secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, en Telecinco.

Él se ha mostrado en los últimos días muy crítico con la actitud de Unidas Podemos, que insiste en que la única fórmula posible para apoyar a Sánchez es la del Gobierno de coalición, porque según insisten en el PSOE esa vía ya se demostró fracasada en el primer intento de investidura.

El Estado ya ha activado la maquinaria electoral por si no hay acuerdo. Tal y como adelantaba esta semana la Cadena Ser, algunas delegaciones provinciales del Instituto Nacional de Estadística (INE) han remitido cartas a los alcaldes en previsión de que se convoquen nuevas elecciones generales para el próximo 10 de noviembre, y piden que remitan los listados de mesas y locales electorales de su municipio.

“Una telenovela para adolescentes”

Desde la formación de Iglesias también se sitúan en el escenario del adelanto electoral porque consideran que Sánchez “no quiere” formar un gobierno progresista. Aseguran que el presidente en funciones prefiere apoyarse en la abstención de partidos como Ciudadanos o el PP antes que lograr una alianza sólida de la izquierda con un ejecutivo de coalición que permita a Unidas Podemos ocupar varios ministerios.

“El tacticismo no es la manera, no tenemos que convertir la política en una telenovela para adolescentes”, aseguraba el lunes el secretario de Acción de Gobierno de la formación confederal, Pablo Echenique, en una entrevista en la Cadena Ser. “No nos parece sensato que el PSOE se pase tres meses sin negociar y luego precipite unas negociaciones en apenas 48 horas antes de votar la investidura”, advertía.

Respecto a esas reuniones que Sánchez tiene previsto convocar “a finales de agosto o principios de septiembre” –así lo dijo en una declaración a los medios la semana pasada–, Unidas Podemos sostiene que “la negociación dependerá de la posición estratégica que adopte Sánchez”. Echenique reiteraba esta semana la insistencia de su formación de formar un gobierno de coalición con el PSOE. “Si Sánchez decide que quiere un gobierno con políticas valientes habrá gobierno de coalición y, si no, obligará a los españoles a volver a votar”, zanjaba.

Aunque, en privado, miembros de la dirección del PP reconocen que un adelanto electoral no sería lo más adecuado para sus intereses ante el hundimiento que registran todas las encuestas y la división de la derecha en tres partidos –PP, Ciudadanos y Vox–, oficialmente el mensaje que se traslada desde Génova 13 es que los populares están “preparados” para cualquier escenario ante la “irresponsabilidad” de la izquierda que “no es capaz” de ponerse de acuerdo para formar gobierno.

Recuperar mayorías de derechas

El equipo de Pablo Casado ha asumido que si se produce un adelanto electoral solo una alianza de las derechas podría permitirles llegar a la Moncloa. La dirección popular da por hecho que el PSOE volvería a ganar los comicios y que aunque el PP mejoraría su resultado del 28A –el peor de su historia, con 66 escaños– ese crecimiento que calculan que sería de entorno a 20 diputados no sería suficiente para volver al Gobierno en solitario.

Por eso los principales dirigentes del PP han incrementado la presión sobre Ciudadanos para que ante ese hipotético adelanto electoral las dos formaciones concurran juntas a las urnas, hasta el punto de que el secretario general de los populares, Teodoro García Egea, registraba este miércoles la marca España Suma siguiendo la fórmula empleada en Navarra, donde creó Navarra Suma mediante un pacto con UPN y Ciudadanos.

El 'número dos' de Casado también inscribió otras 16 marcas adaptando esa denominación a cada una de las restantes autonomías. El principal objetivo de los populares es que la suma de los votos de PP, Ciudadanos y otras fuerzas de centro derecha les permita controlar el Congreso y, sobre todo, recuperar la mayoría absoluta del Senado, clave, por ejemplo, para una hipotética nueva activación del artículo 155 de la Constitución en Catalunya.

La estrategia de Ciudadanos ante una hipotética repetición electoral no va, sin embargo, en consonancia con la de los populares, ya que el principal objetivo de Albert Rivera es sustituir al PP como el partido hegemónico de la derecha. En esta línea, la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, descartaba el jueves de forma tajante que su formación vaya a participar en la propuesta de coalición 'España Suma' que trata de impulsar el PP porque su partido es un proyecto “autónomo”, “independiente” y “propio”, “distinto” al del PP.

Bloqueo hasta finales de año

“El PP es el PP y Ciudadanos es Ciudadanos”, remarcaba, aunque las dos formaciones hayan podido llegar a acuerdos puntuales en regiones y ayuntamientos. “Pero eso no significa que seamos iguales”, concluía Villacís, insistiendo en la estrategia que ya aventuró la semana pasada el secretario general del partido, José Manuel Villegas: “Ciudadanos es una alternativa distinta al PP, reformista y profundamente regeneradora”.

A un mes de que concluya el plazo para que la convocatoria electoral sea irreversible, las posiciones de los principales partidos parecen inamovibles, lo que podría ahondar en el bloqueo que lleva caracterizando la política española desde la pasada primavera al menos hasta finales de año, cuando se debería conformar el Gobierno que resultara de las elecciones generales del 10 de noviembre.

Eso siempre que Sánchez no logre desbloquear la situación en sus reuniones de las próximas semanas, aún sin fecha, y consiga ser investido antes del 23 de septiembre.