Ningún presidente del Congreso se encontró con tantos problemas nada más llegar al cargo. Trece días después de la constitución de las Cortes, una nueva decisión de los órganos de la Cámara ha comportado otra pelea. Por el momento, los tres acuerdos más importantes han provocado ya tres incendios. El último se ha producido tras el acuerdo de PP, PSOE y Ciudadanos sobre la designación de los asientos que ocuparán los diputados de los distintos grupos, que ha acabado con Podemos y las confluencias fuera de la primera fila y con buena parte de sus parlamentarios en el conocido como “gallinero” del hemiciclo. Las quejas de los de Pablo Iglesias y ERC, manifestadas públicamente y en una reunión privada con Patxi López, se resolverán la semana que viene en una nueva convocatoria del órgano de gobierno de la Cámara Baja.
Los pasillos del Congreso se han convertido en un cruce de reproches y acusaciones tras conocerse el reparto de los escaños. Podemos culpa a los otros tres grandes grupos de haber llevado la decisión a la reunión de la Mesa del Congreso por la espalda, sin que estuviera en el orden del día. La “discrepancia”, como la ha calificado el presidente de la Cámara, la han manifestado en la propia reunión celebrada a puerta cerrada y también en declaraciones a los periodistas en las que Íñigo Errejón ha acusado a los demás partidos de “fraude” por enviar a la parte de atrás a los cinco millones de votos que han recabado.
La decisión la han amparado PP, Ciudadanos y PSOE, aunque en este caso solo ha votado Micaela Navarro porque Patxi López se ha desmarcado para “no tomar partido” desde su posición institucional. Podemos califica su abstención de “meramente protocolaria”. En una reunión mantenida por Errejón y Joan Tardà, portavoz de ERC, que tampoco está a gusto con su colocación al fondo del hemiciclo entre la bancada socialista y los más alejados de Podemos, López les ha invitado a presentar una nueva propuesta que se someta a la votación de la Mesa el próximo martes. No obstante, en ese órgano tiene mayoría la derecha -PP y Ciudadanos, que han salido bien parados en el reparto- y el PSOE también ha avalado el diseño.
La ubicación de los diputados es más una cuestión simbólica que de influencia real en cómo se desarrolla su trabajo en el Pleno. Aún así todos quieren estar en los primeros puestos, aunque solo sea por una cuestión de imagen cuando las televisiones ofrecen planos generales del hemiciclo. De hecho, cuando le toca el turno a un orador, las cámaras le enfocan directamente sin que se aprecie dónde está situado.
El enfado del PP
Al enfado de Podemos se ha sumado el del PP, que ha acusado a Patxi López de “estrenarse mintiendo” dado que el PSOE conocía y avalaba la propuesta que ha llevado Celia Villalobos, a quien corresponde por su cargo de vicepresidenta primera. “Podemos no estaba de acuerdo y han pedido que no se tomara esa decisión. He apoyado la petición de Podemos para buscar una solución”, ha explicado López, que no ha tenido éxito puesto que PSOE, PP y Ciudadanos han votado a favor de la propuesta que tenían sobre la Mesa.
El reparto institucional amaga con provocar una nueva tensión en la corta vida de la XI legislatura. El calendario fijado por López para que se constituyan las comisiones parlamentarias, necesarias para que la labor del legislativo eche a andar, ha enfadado y mucho al PP. El plazo concedido por López para que los grupos designen qué diputados formarán parte de cada una de ellas finaliza el próximo martes a las 12 horas. Siete días de plazo son del todo insuficientes para el PP, que acusa al presidente del Congreso “de postureo” y ya adelantaba este martes que pedirán una prórroga para ver cómo se distribuyen.
López ha defendido que hay una “voluntad” de la mayoría parlamentaria de “empezar a trabajar”. “Aunque el Gobierno esté en funciones, esta Cámara no está en funciones”. El plan es formar las comisiones que ya existían en la anterior legislatura y adaptarse después a la configuración del nuevo Ejecutivo. En total, serán unas 20. De ellas, 17 son de carácter legislativo. Después, hay que sumar la del Reglamento del Congreso, la del Estatuto del Diputado y la de Peticiones.
Estas han sido las últimas dos polémicas a las que ha se ha enfrentado López en sus trece días al frente de la Cámara Baja. Su mandato comenzó con la brecha que abrió entre Podemos y el PSOE la negativa a que se constituyeran en cuatro grupos diferenciados -uno para los de Pablo Iglesias y otros tres para sus alianzas territoriales-. PP, PSOE y Ciudadanos se escudaron en el Reglamento del Congreso para impedir esa aspiración, que era una promesa electoral.
En una entrevista en eldiario.es, López afeó a Podemos su insistencia en la conformación de los grupos y que vincularan su aceptación a un hipotético apoyo a Pedro Sánchez en la investidura: “Hay cuestiones que formarán parte de las negociaciones, pero esta me parece un poco estrambótica. ¿La urgencia de la sociedad española es que Podemos tenga cuatro grupos? Si una formación se presenta a unas elecciones para responder a los problemas de la ciudadanía y a lo que le exigen los electores, ¿les está pidiendo cuatro grupos como gran prioridad?”, respondió.
La oposición a que Podemos y las confluencias se dividieran llevó a los de Iglesias a cargar con dureza contra el PSOE pero también contra PP y Ciudadanos. Les acusaron de ser “los tres del búnker”. Esta vez el malestar ha llevado a lo mismo: fuentes del grupo parlamentario sostienen que la propuesta llegó a la Mesa tras un “pacto previo entre PP y PSOE” al que “se ha sumado Ciudadanos”. En Podemos no entienden la postura del partido de Albert Rivera al que critican por dar soporte al bipartidismo a cambio de un lugar mejor en el Pleno del Congreso.