El juez Santiago Pedraz ha vuelto a archivar la causa contra el concejal de Ahora Madrid Guillermo Zapata, a pesar de que la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional le ha obligado a reabrir el caso en dos ocasiones. Pedraz asegura en un auto que sigue sin apreciar humillación a las víctimas en el tuit escrito por Zapata hace cinco años, al tiempo que defiende su competencia para archivar el caso otra vez y en este momento procesal.
La Sala de lo Penal obligó a Pedraz en diciembre a dictar auto de pase a procedimiento abreviado, el equivalente al procesamiento para los delitos con penas inferiores a nueve años de cárcel. El mismo juez reconoce que la Sala de lo Penal ya ha adelantado su posición. En caso de no cambiarla, terminará por obligarle a dictar auto de apertura de juicio oral, algo que ha ocurrido recientemente con el caso de César Strawberry y el juez José de la Mata.
Por imposición de la Sala de lo Penal, Pedraz dio traslado a las partes para que presentaran sus escritos de acusación y defensa. La Fiscalía, en plena tormenta por su actuación contra los titiriteros, decidió no acusar a Zapata, a diferencia de Manos Limpias y Dignidad y Justicia. Pero Pedraz repasa estos escritos y concluye que la primera no recoge el mensaje presuntamente ofensivo para las víctimas y que la segunda, presidida por Daniel Portero, no acredita la “gran alarma en la sociedad y entre los usuarios de dicha red social” que alega.
El juez recoge el argumento de la Fiscalía en el sentido de que “no hay víctima a la que se pueda humillar (dada además la declaración de Irene Villa”, como tampoco hay la “necesaria reiteración y persistencia para sobrepasar los límites de la libertad de expresión”. Zapata entrecomilló el siguiente chiste, durante un debate abierto sobre los límites del humor negro: “Han tenido que cerrar el cementerio de las niñas de Alcaser para que no vaya Irene Villa a por repuestos”. La víctima de ETA escribió al juzgado asegurando que no se sentía humillada por el tuit del concejal.
Pedraz recuerda igualmente que la frase de Zapata se publicó cuatro años antes de ser nombrado cargo público. Permaneció “soterrada”, recuerda el juez, hasta que fue “rescatada” solo cuando se convirtió en concejal del Ayuntamiento de Madrid. Él no contribuyó, por tanto, a su amplia difusión, ya que la borró.
“En las redes sociales alguien dice y se suma quien quiere y la dimensión de la acción dependerá de las simpatías o rechazos y grado de acuerdo o desacuerdo que suscite lo que dice o de la persona que se trate”, escribe el juez. Y añade: “Es un sistema de pluriarquía. Y, teniendo en cuenta la limitación a 140 caracteres en Twitter, no es posible explicar claramente lo que se dice y cuál es la verdadera intención; abriéndose así la puerta a posibles motivos de ofensa. Cualquier frase, cualquier opinión puede ser motivo de ofensa”.