Pedro Sánchez no sale de su discurso habitual en pleno terremoto causado por el anuncio de Pablo Iglesias de promover una moción de censura contra Mariano Rajoy. El candidato a liderar el PSOE se limita a pedir la dimisión del presidente del Gobierno, a quien exige también explicaciones por la corrupción del PP. Sin embargo, hace equilibrios para pronunciarse sobre la idoneidad del mecanismo de la moción para echar a Rajoy de Moncloa. La llegada de este debate en plena campaña de primarias complica el discurso a Sánchez, que apuesta por el entendimiento con Podemos y que se centra su estrategia en el no que le dio al PP.
Ahora Iglesias ofrece al resto de grupos la posibilidad de destituir a Rajoy mediante una votación en el Congreso. Es la única fórmula que tiene Sánchez de deshacer la abstención que critica continuamente. Pero el exsecretario general ha evitado apoyarla expresamente (tanto antes como después de que el líder de Podemos hiciera pública su intención).
“Ahora mismo no hay una mayoría alternativa”, ha dicho Sánchez en una entrevista en la Cadena SER antes de que Pablo Iglesias anunciara su intención de promover una moción de censura. En su equipo no responden si esa afirmación de Sánchez quiere decir que en el futuro puede cambiar la situación y, en su caso, impulsar una moción de censura desde la secretaría general buscando una mayoría, como dijo que haría en septiembre tras la investidura fallida de Rajoy. “Ya se verá”, dice una de sus portavoces oficiales. “Después es después”, dice otro.
Esa respuesta contrasta con la que el equipo de Sánchez daba hace poco más de un mes y medio sobre la posibilidad de explorar una moción de censura si ganaba las primarias. En ese momento, Sánchez descartaba ese mecanismo para echar a Rajoy de Moncloa: “Podemos decirle no sin necesidad de presentar una moción de censura”, aseguraba su portavoz oficial. El aspirante a liderar el PSOE situaba, además, a su partido en la “oposición útil” con él al frente.
Para sus rivales, esa posición de Sánchez es una incongruencia. “¿A qué está jugando entonces?”, se pregunta un dirigente andaluz, que critica que Sánchez base su estrategia en torno al no a Rajoy.
Sánchez no se ha salido del guión y se ha limitado a exigir la dimisión a Rajoy. “A quienes quieren empezar la casa por el tejado –ha reprochado Sánchez a Pablo Iglesias–, Rajoy debe comparecer en el Congreso y asumir sus responsabilidades políticas en forma de dimisión”.
La renuncia es la única opción de la que quieren hablar por ahora en su candidatura: “Nosotros a lo nuestro: seguimos pidiendo que Rajoy comparezca en el pleno y la asunción de responsabilidades políticas por todo lo que estamos conociendo. Esperanza Aguirre le enseña el camino, que dimita”.
A lo que no contesta la candidatura de Sánchez es qué pasará si Rajoy, como es probable, no dimite. “Si no lo hace, ya veremos”, es la respuesta que da su portavoz oficial. Tampoco qué ocurrirá en el caso de que Rajoy se vaya. ¿Quién le sucederá? “Eso tendrán que verlo ellos”, contestan en la candidatura. De la respuesta se desprende que, si Rajoy se va, Sánchez asumirá a otro presidente del PP sin mover ficha. “No se les puede meter a todos en el mismo saco”, expresa a eldiario.es una de las diputadas de su equipo, que votó no en la investidura.
Lo que sí afean en el equipo de Sánchez –y coinciden con la oficialidad del PSOE– es la forma escogida por Iglesias. “Rajoy tiene que comparecer en el pleno y rendir cuentas y hay que exigirle responsabilidades, ese es el procedimiento”, ha dicho José Luis Ábalos, que ha asegurado que la moción de censura anunciada “no es un planteamiento serio”, sino un intento de “aprovecharse de la situación” por la que atraviesa el PSOE.
La respuesta de Sánchez sí ha sido, no obstante, más tibia que la de sus rivales. Susana Díaz ha acusado a Iglesias de hacer “su numerito” e incluso de hacer un favor a la derecha promoviendo esta iniciativa sin siquiera hablarla anteriormente. “Es evidente que no la quiere, que quiere ser el centro de la atención. Un Pablo Iglesias 2 de lo que España vio cuando se negó a votar al PSOE”, ha expresado Díaz.
Los susanistas sostienen lo mismo que hace seis meses, cuando acabaron defendiendo la abstención para salir del bloqueo: que con 85 escaños no se puede gobernar y que no hay mayoría alternativa. Por tanto, creen que es inviable también ahora.
Patxi López también ha criticado a Iglesias por buscar “protagonismo”: “Las cosas se hacen al revés: primero se habla entre los partidos políticos para ver cuál es la mejor decisión y, segundo, en una moción de censura en este país, que tiene un carácter constructivo, nos tendrá que decir con qué candidato y con qué apoyos, porque hasta hace bien poco no le valía el apoyo de Ciudadanos”. El exlehendakari también descartó la moción de censura en la presentación de su candidatura a la secretaría general.
Interferencia en el proceso interno
El movimiento de Unidos Podemos ha sentado muy mal en las filas socialistas. La dirección del PSOE no ha tardado en rechazarlo. Los argumentos esgrimidos por Antonio Hernando son la falta de una mayoría alternativa y las formas usadas por los de Iglesias, que han anticipado el anuncio al presidente de la gestora, Javier Fernández, diez minutos antes de hacerlo en una rueda de prensa.
Esas formas dan una nueva baza a Díaz frente a Sánchez. El exsecretario general es partidario del entendimiento con el resto de fuerzas, especialmente Podemos, con quien dijo han de trabajar “codo con codo”. Sin embargo, la jugada de Iglesias, que ha pillado desprevenidos a los que pretende que sean sus socios, da la razón a la presidenta andaluza en su estrategia de desconfianza hacia Podemos. “Nos han engañado dos veces -ha dicho Hernando-. La tercera sería culpa nuestra”.
Además, reprochan a los de Iglesias que hayan conseguido quitar el foco de la corrupción del PP para trasladarlo a las desavenencias de los grupos políticos.
En el sector oficial creen que la jugada busca perjudicar a PSOE y Ciudadanos más que una alternativa real al gobierno de Rajoy. De hecho, acusan a Unidos Podemos de intentar dañar a los socialistas en su proceso interno. “No es más que un experimento que les permite interferir en nuestro proceso, porque abre un debate interno en el partido”, ha admitido el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, en alusión a la fuerte división por la que atraviesa el partido tras la decisión de abstenerse en la investidura de Rajoy y el movimiento articulado en torno al “no es no” de Sánchez. Fernández Vara ha acusado a Iglesias de tener una “neurosis obsesiva por el PSOE” que, a su juicio, “se traduce en una estrategia de acoso y derribo en pleno proceso de primarias”.