Pedro Sánchez quiere visualizar la “unidad” del PSOE tras meses de batalla en un acto de cuatro días consistente en una escuela de Gobierno, tal y como ha anunciado este martes en una entrevista. Sin embargo, esa pretensión se ve amenazada por la negativa del secretario general a impulsar a la eurodiputada Elena Valenciano como presidenta de los socialdemócratas del Parlamento Europeo.
Alfredo Pérez Rubalcaba no ha confirmado su asistencia a la escuela que el PSOE celebrará a mediados de marzo a través de la organización Jaime Vera y con la que Sánchez pretendía reunir a todos los exlíderes del partido. El exministro recibió la llamada del secretario de organización, José Luis Ábalos, para proponerle protagonizar una ponencia en el marco de esa ponencia. Sin embargo, la respuesta de Rubalcaba no fue afirmativa hasta conocer el programa concreto.
Tanto Sánchez como el comunicado que ha enviado el PSOE han dado por hecho su participación en un evento que Sánchez no ha querido denominar de reconciliación sino de “visualización de la unidad recompuesta”.
“No es el mejor día para hablar de unidad”, lamenta Rubalcaba en conversación con esta redacción. El exministro se refiere a la negativa del actual líder socialista de apoyar a la exdirigente Elena Valenciano, de la máxima confianza de Rubalcaba (fue su número dos), en Bruselas. Ese rechazo ha generado un profundo malestar en sectores del PSOE que atribuyen la decisión a las rencillas internas como consecuencia del apoyo de Valenciano a Susana Díaz y a Eduardo Madina en el anterior proceso de primarias.
Desde Ferraz han lanzado distintos argumentos para evitar respaldar a Valenciano, que no dará un paso si no tiene el visto bueno de la dirección. Lo primero fue una apelación al “consenso” en el seno de los socialdemócratas europeos –Sánchez sí defendió en el pasado la candidatura de Enrique Barón para presidir el Partido Socialista Europeo, que tuvo que retirarse antes de la votación– y después la decisión de pelear por ese puesto tras las elecciones europeas de 2019.
A la escuela de gobierno está también invitada Susana Díaz, que aún no ha confirmado su presencia, al igual que Ximo Puig o Abel Caballero. Felipe González tampoco ha confirmado aún su asistencia a una escuela en la que Sánchez pone en valor que participen quienes han tenido responsabilidades.
José Luis Rodríguez Zapatero está invitado para dar una conferencia sobre negociación. El expresidente, que ha acercado posiciones con Sánchez sí asistirá. González también limó asperezas en una comida con el actual secretario general tras las discrepancias públicas que han mantenido durante meses. Sánchez quería ahora acercarse a Rubalcaba –de quien demostró estar muy alejado tras el encuentro que mantuvo el exministro con la líder del PDeCAT Marta Pascal–. Sin embargo, el desplante a Valenciano complica aún más esa posibilidad.
La decisión de Sánchez sobre Valenciano también ha encendido a la federación andaluza, que tras la derrota de Díaz en las primarias se había replegado. Han roto el silencio crítico –la mayoría de la delegación andaluza faltó al Comité Federal en el que se aprobó el reglamento que blinda a Sánchez– en defensa de la eurodiputada.
También en un sector de mujeres del PSOE ha sentado mal el veto de la dirección y se ha promovido incluso una recogida de firmas en favor de Valenciano. La exportavoz socialista Soraya Rodríguez ha criticado la negativa durante la reunión de grupo parlamentario este martes –“esto en el viejo PSOE no pasaba”, ha lamentado– y ha pedido explicaciones a la dirección. Margarita Robles ha explicado que se trata de una decisión de la Ejecutiva, de la que no podía rendir cuentas. La número dos del PSOE, Adriana Lastra, estaba presente, pero no ha intervenido.
En Ferraz hay enfado por el movimiento que se ha producido y recuerdan que es la dirección federal la que toma las decisiones de carácter estratégico e incluso hay dirigentes que califican de “chantaje” las críticas suscitadas.