Pedro Sánchez frena las aspiraciones de Unidas Podemos de un referéndum sobre la monarquía
“El Gobierno que yo presido considera plenamente vigente el pacto constitucional. Y el pacto constitucional es la monarquía parlamentaria”. Con estas dos frases zanjaba este martes el jefe del Ejecutivo y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, las aspiraciones de su socio de coalición, Unidas Podemos, para abrir el debate sobre un referéndum sobre el modelo de Estado y su Jefatura. Entre monarquía y república. Todo, a cuenta del anuncio de la Casa Real de que el rey emérito ha decidido irse de España, cercado judicial y políticamente por el patrimonio que mantiene oculto, supuestamente, en Suiza y otros paraísos fiscales, y que ni él ni su heredero, Felipe VI, han negado. Una decisión que ha aplaudido la parte socialista del Ejecutivo, pero que desde el área confederal se ha criticado abiertamente.
El comunicado de la salida de España de Juan Carlos de Borbón, emitido por Zarzuela en el arranque del parsimonioso mes de agosto, cogió por relativa sorpresa al socio menor de la coalición. Desde Unidas Podemos han insistido en que no sabían nada de las negociaciones entre el jefe del Estado y el Ejecutivo para decidir la marcha del rey emérito. Pero en las últimas semanas varios medios de comunicación habían informado de los planes que se estaban preparando en la Casa Real, en comunicación con el Gobierno, para intentar contener un descontento social que amenazaba con desbordarse. Si los sucesos de Botsuana, en mitad de la crisis financiera que estalló hace una década, empujaron al rey a abdicar para evitar daños mayores a la institución monárquica, seis años después ha ocurrido algo similar en medio de otra crisis, esta vez provocada por la COVID-19.
Dicha negociación entre Jefatura de Estado y Poder Ejecutivo la ha llevado a cabo la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, según informó TVE el mismo lunes. Pero Unidas Podemos no tenía noticia de las conversaciones, aseguran. Así lo confirmó la ministra de Igualdad, Irene Montero, en una entrevista en la cadena SER a primera hora del martes. A preguntas del periodista, la número dos de Podemos evitó usar la palabra “deslealtad” para referirse a la forma de actuar del PSOE. Sí lo hacía, poco después, el presidente del grupo parlamentario de Unidas Podemos, Jaume Asens.
Pero las críticas de Unidas Podemos van más allá de que Calvo y Sánchez hayan actuado sin informar a sus socios de Gobierno, una situación que Sánchez justificó ante la prensa en la debida “discreción” de las conversaciones entre el Jefe del Estado y el jefe del Ejecutivo. Todas las veces que la prensa le preguntó al respecto, dio la misma respuesta.
La reacción remitida a los medios de comunicación desde el Palacio de la Moncloa, en la que se alababa en nombre del Ejecutivo la decisión adoptada por Felipe VI y Juan Carlos I, a la vez que aplaudían la “ejemplaridad y transparencia” del actual rey, provocó la reacción del grupo confederal. En un comunicado, el grupo parlamentario aseguraba que la salida del rey emérito de España es “inaceptable para la mayoría”, confrontando directamente con el mensaje que lanzaba la parte socialista del Gobierno. Además, señalaban que “se abre paso la idea de una república solidaria y plurinacional” y pedían que “el pueblo decida”. Es decir, un referéndum.
Montero, en su entrevista en la SER, calificaba la “huida” de Juan Carlos I de “indigna” y aseguraba que la reacción de la Moncloa “no es una decisión del Gobierno” ya que no se había discutido en el seno del Ejecutivo de coalición. “Respeto la decisión que pueda tomar el PSOE desde la Moncloa”, concluía, circunscribiendo las alabanzas al partido del presidente y de la vicepresidenta. Un PSOE que se mantiene en silencio sobre el anuncio de la Casa Real.
“Lo que se juzga no son instituciones, se juzga a personas”
Irene Montero evitaba en la entrevista calificar los hechos y se remitía a un posterior debate en el seno del Consejo de Ministros que se reunía este mismo martes por última vez antes de las vacaciones de agosto. El debate debió producirse, aunque no ha trascendido en qué términos. Lo que está claro es que fue largo, porque la habitual comparecencia del presidente del Gobierno para cerrar el curso político se pospuso varias veces, hasta que finalmente comenzó al filo de las tres de la tarde, justo a tiempo para los informativos televisivos.
En la alocución ante los medios en la que Sánchez hizo balance de los primeros meses de la legislatura el presidente del Gobierno evitó referirse al primer asunto que ha logrado distraer la atención informativa de la crisis sanitaria, económica y social provocada por el coronavirus. Los periodistas, sin embargo, centraron prácticamente todas sus preguntas precisamente en la salida de España del rey emérito.
Sánchez quiso zanjar en público las divergencias con su socio de Gobierno. Primero, advirtió a la oposición que la coalición goza de buena salud y que tiene intención de terminar su mandato cuando toca, en 2023. De hecho, señaló para esa fecha la salida total de la crisis económica que asuela España. En varias ocasiones repitió que su alianza con los de Pablo Iglesias no está en riesgo, pese a que el PP y Vox, y Ciudadanos con menos énfasis, han pedido a Sánchez que rompa con sus socios. La portavoz parlamentaria de Pablo Casado, Cayetana Álvarez de Toledo, ha reclamado un Gobierno de “Concentración Constitucionalista”.
El propio vicepresidente segundo ratificó esta posición. En una entrevista por la noche en Telecinco, Iglesias dijo que “a nadie puede sorprender” que existan diferencias entre el PSOE y Unidas Podemos cuando se trata de la monarquía. “Cuando hay una situación molesta [en la coalición], lo resolvemos Pedro Sánchez y yo”, aseguró, sin desvelar, por “discreción”, la conversación que ha podido tener con el presidente del Gobierno.
Pero Sánchez también dejó clara la posición del PSOE, como partido mayoritario en la coalición y el principal hoy por hoy en el Congreso. Primero, al desligar a Felipe VI de los acontecimientos que se han conocido hasta ahora: “Lo que se juzga no son instituciones, se juzga a personas”. Una afirmación que choca directamente con lo expresado horas antes por Irene Montero, quien dijo que “nadie separa las actuaciones de Juan Carlos I de su posición de monarca y por tanto de su familia. La institución se hereda, las decisiones del rey es imposible separarlas de su familia”.
Después, al cerrar la puerta a una consulta popular sobre el modelo de Estado. Sánchez dijo por tres veces: “El Gobierno que yo presido considera plenamente vigente el pacto constitucional”. Ante la insistencia de los periodistas en la petición de un referéndum por parte de Unidas Podemos, la última de las veces que pronunció la frase, apostilló: “Y el pacto constitucional es la monarquía parlamentaria”. Una doble afirmación que nadie ha negado, al menos de momento, desde Unidas Podemos.
Pero Sánchez también se puso momentáneamente en el papel de secretario general del PSOE y apuntó que el suyo “es el único partido que queda vivo de aquel pacto del 78. Somos los arquitectos de la Constitución”. El presidente del Gobierno olvidaba a otro partido que sí estuvo en las negociaciones de la Transición, el PCE, apenas una semana después de recordar expresamente en el Congreso el papel jugado por los comunistas en el tránsito de la dictadura a la democracia. Deslices aparte, el líder socialista remarcaba así desde el Palacio de la Moncloa el papel de su partido.
En este sentido, tampoco Iglesias quiso polemizar con Sánchez. En la entrevista en Telecinco, el vicepresidente segundo dijo que su partido “respeta la ley y la Constitución Española”, que defendió como “un mínimo común denominador”. “No paramos de reivindicar los artículos sociales como guía para afrontar la crisis y la reconstrucción”, zanjó, recordando las campañas electorales de 2019.
Eso sí, Iglesias dijo que “hay un debate social en España sobre la utilidad de la monarquía”, aunque “las correlaciones parlamentarias no permiten un proceso constituyente”. “Hay un proceso histórico que tendrá como horizonte de una república que modernizará este país. Tarde o temprano los jóvenes impulsarán una república en España, el debate es legítimo”, concluyó.
Más duras fueron las reacciones desde fuera del Gobierno. Fueron la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y, de nuevo, Jaume Asens, dirigente estatal de Podemos, quienes criticaron el discurso de Sánchez. “Vergüenza ajena e indignación”, decía Colau en su mensaje. “Decepcionante”, apuntaba Asens. Con las maletas ya preparadas, será a la vuelta de las vacaciones cuando se retome este asunto, si es que se retoma.
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