Pedro Sánchez pisa el acelerador en la recta final en la campaña de las elecciones en Galicia. El líder socialista se ha volcado en esos comicios y va a sumar hasta el próximo viernes un total de seis días junto a su candidato, Xoaquín Fernández Leiceaga. El PSOE ha incluido en su agenda un acto más esta semana, además de su presencia en el cierre el próximo viernes. A pesar de que en Ferraz dicen no temer a las encuestas, que pronostican una nueva mayoría absoluta del PP y el adelantamiento de En Marea a los socialistas, Sánchez va a echar el resto porque no solo se juega el gobierno de la Xunta sino reforzarse en la guerra interna que atraviesa el PSOE.
El líder socialista necesita un buen resultado en Galicia para conjurar el temor a un Comité Federal, previsto para después de las elecciones, que se presenta muy complicado para Ferraz. La mayoría de las encuestas pronostican un sorpasso de En Marea sobre los socialistas gallegos. El candidato socialista, Xoaquín Fernández Leiceaga, y su homólogo de la confluencia, Luís Villares, han hecho ya reiteradas llamadas a un acuerdo postelectoral para desplazar a Feijóo de la Xunta. Las cifras, sin embargo, parece que no apuntan a la posibilidad de ese pacto, ante una mayoría absoluta que Feijóo parece tener encarrilada.
Si los pronósticos se cumplen, Sánchez saldrá de la campaña gallega sin posibilidades de tocar Gobierno en Galicia y con su partido enterrado en la tercera posición en importancia en el Parlamento autonómico. En Ferraz admiten que su presencia se ha multiplicado en Galicia porque “se juega mucho” mientras que dan por sentado que no tienen nada que hacer en Euskadi.
“Se ha implicado tanto que si llegan malos resultados no podrá buscar otros culpables que él mismo”, asegura un dirigente socialista del sector crítico al secretario general. Además de la campaña, Ferraz se colocó en las primarias a favor de Leiceaga y modificó las listas electorales provocando un profundo enfado en un importante sector del PSOE gallego. Uno de los principales dirigentes socialistas, Abel Caballero aseguró que apenas haría campaña, aunque finalmente participó incluso en un acto con Sánchez en Vigo.
Los futuros pasos, tras el 25S
El PSOE da por hecho que un mal resultado el 25S debilita a Sánchez y su resistencia en el no frente a Rajoy. Algunos dirigentes críticos con el secretario general sostienen que una debacle puede acabar con el pulsamiento del “botón rojo” -en referencia a la dimisión de la mitad más uno de los miembros de la Ejecutiva- para que el PSOE se disuelva en una Gestora que pilote al partido en el tiempo que queda hasta una hipotética investidura. En Ferraz ven improbable que la situación alcance ese nivel de enfrentamiento e incluso dudan de que a las federaciones críticas les den los números.
Sin embargo, sí prevén una reunión del Comité Federal tensa. Será en ese órgano en el que los barones críticos, encabezados por Susana Díaz, tratarán de frenar a Sánchez en su intento por llegar a Moncloa. No obstante, los dirigentes críticos temen que el líder socialista tenga un as en la manga -como una consulta a los militantes- y en Ferraz creen que nadie se atreverá a forzar una abstención porque saldría perjudicado en la batalla por el liderazgo, que es lo que subyace en la guerra que atraviesa el PSOE desde hace meses.
Un sector del socialismo gallego considera que la presencia de Sánchez ha arrastrado a la campaña el debate sobre el bloqueo institucional que vive la política a nivel del Estado. Feijóo se ha aprovechado de esa tensión y en cada mitin se ha dibujado como la única opción para evitar que en Galicia se repita el bloqueo que puede llevar a terceras elecciones generales.
La presencia de Sánchez en la campaña gallega ha estado muy por encima de su aportación a las elecciones vascas. Desde el 9 de septiembre hasta que acabe este viernes, Sánchez habrá participado en cuatro actos puntuales en Euskadi mientras que ha recorrido Galicia con hasta cuatro mítines por día. De los quince días que ha durado la campaña, ha pasado allí seis.
En el inicio de la contienda electoral, Ferraz valoraba la posibilidad de tumbar a Feijóo con un acuerdo con En Marea y los nacionalistas. De ahí la extensa agenda que Sánchez se ha hecho organizar en los mítines gallegos. Ahora, al calor de las encuestas, la posibilidad de éxito parece haberse esfumado para un PSOE que ha aparcado para después de las elecciones una tarea pendiente: resolver el liderazgo de una federación gobernada por una Gestora y al que le falta todavía acometer la designación de secretario general.