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Pedro Sánchez pierde el miedo a las terceras elecciones

En el PSOE ven en el discurso de Pedro Sánchez durante el debate de investidura un no definitivo a Mariano Rajoy. No dejó ni una puerta ligeramente abierta a un cambio en la posición de sus diputados, que era lo que esperaban algunos barones. El secretario general está decidido a mantener la negativa, no despeja dudas sobre la posibilidad de intentar llegar a Moncloa y no tiene miedo a unas terceras elecciones.

Son varios inquilinos de los despachos de Ferraz los que piensan que unos nuevos comicios son el mal menor dentro de todas las posibilidades a las que se enfrenta el PSOE. Patxi López lo comentó en la última reunión de la Ejecutiva y tras el encuentro del grupo parlamentario, en el que varios diputados abogaron por abrir una reflexión tras el fracaso de Rajoy.

“Mejor unas terceras que convertir esto en una demoligarquía tipo ruso”, dice un dirigente próximo a Sánchez. En el PSOE sostienen que la presión que ha llegado desde distintos flancos, entre ellos el mediático, les ha reforzado en el no. “Si el PP no hubiera presionado tanto y hubiera hecho las cosas de otra manera, la situación habría sido distinta”, reconoce una dirigente.

En el equipo de Sánchez están convencidos de que la resistencia se verá recompensada en las urnas, o al menos no penalizada, mientras que sostienen que permitir gobernar al PP daría alas a Podemos en los próximos cuatro años. En el otro lado, quienes abogan por la abstención, fundamentalmente en el sector crítico, consideran que se podría reforzar al PSOE haciendo una buena oposición y condicionando al Gobierno desde el Congreso.

Desde esos sectores presionan para que haya un cambio de postura del secretario general a través de un Comité Federal. Sánchez no descartó convocarlo y el portavoz parlamentario, Antonio Hernando, ha expresado en una entrevista en RNE que puede celebrarse. Sin embargo, su afirmación iba seguida de una advertencia: “No veo que mayoritariamente los dirigentes del PSOE vayan a permitir que el hombre de los SMS a Bárcenas siga siendo presidente del Gobierno”.

El desafío: pedir la abstención

Los afines a Sánchez emplazan a quienes se decantan por una abstención a pedirla en ese órgano. De forma muy sibilina, Hernando ha invitado a los dirigentes que están demandando la celebración de un Comité Federal para replantearse el no a que lo pidan formalmente al recordar que puede ser la dirección quien lo convoque o un tercio de los miembros del órgano.

“Mucho me temo que van a seguir presionando y que van a amenazar con un Comité Federal”, expresa una dirigente. En Ferraz no preocupa que amaguen con hacerlo o incluso que lo hagan y fuercen una votación que creen que ganarían.

Más allá de la clave de gobernabilidad, la batalla se juega en el terreno interno. Una vez que haya gobierno, el PSOE tendrá que convocar el congreso ordinario en el que se dirimirá el liderazgo del partido. Todos los sectores socialistas saben que quien defienda la abstención se verá penalizado por una militancia situada generalmente a la izquierda de los aparatos que dirigen el partido.

Por eso, los barones dejaron la responsabilidad a Sánchez, que todavía se guarda el as de la consulta a la militancia. “Le corresponde al secretario general gestionar esta decisión”, dijo Susana Díaz a mediados de julio sobre la postura que debía adoptar el PSOE en el proceso de investidura. “Hay momentos en la vida en los que el líder tiene que tomar decisiones y la iniciativa”, expresó Emiliano García-Page, que fue secundado por el presidente aragonés, Javier Lambán.

No obstante, todos ellos defendieron que los socialistas debían quedarse en la oposición y evitar terceras elecciones, además de votar no a Rajoy. Cumplir esas tres condiciones parece imposible.

De esas tres condiciones, Sánchez solo sostiene la del rechazo a Rajoy. Fue sobre el presidente en funciones sobre quien pilotó la crítica del líder socialista más que en el PP. En las filas socialistas cunde el desconcierto sobre cuáles son los siguientes pasos de Sánchez y ven cada vez más factible el escenario de nuevas elecciones.