Tras 24 días de silencio, todas las miradas están de nuevo sobre Pedro Sánchez. El exsecretario general del PSOE continúa parapetado de los focos y alimentando en la sombra la corriente de diputados dispuestos a desafiar al Comité Federal con un voto negativo a la investidura de Rajoy.
Sánchez medita la posibilidad de no asistir a la investidura de Rajoy, ante el temor de que su presencia acabe empujando a su grupo de “desobedientes” al grupo mixto. Lo único confirmado hasta el momento es que el exsecretario del PSOE no se abstendrá en la votación definitiva del sábado. Así las cosas solo hay dos opciones: rebelión en el voto o ausencia.
“Pedro mantendrá la dignidad”, asegura uno de las personas de su máxima confianza. “Ya ha tomado su decisión”, aseguran las mismas fuentes que no aclaran el momento elegido para comunicarla a la opinión pública.
En el PSOE se impone la convicción de que la presencia de Sánchez en la segunda votación será fundamental para el futuro de la formación. Según fuentes parlamentarias, Susana Díaz estaría dispuesta a hacer la vista gorda con los diputados rebeldes, siempre y cuando Sánchez no aparezca en el pleno para ponerse al frente de ellos. “Susana no permitirá que Pedro salga del Parlamento envuelto en la bandera del no”, aseguran las mismas fuentes.
Temor a que Susana Díaz le expulse del PSOE
En el entorno de Sánchez se mueven en las mismas coordenadas. El mayor temor del exsecretario es que aparecer en el pleno para votar no puede ser el primer paso a su expulsión del partido por la vía disciplinaria. En ese escenario, Sánchez tendría que decir adiós a sus deseos de reconquista del poder por la vía de primarias en el congreso que el PSOE deberá convocar en los próximos meses.
Sánchez no emite mensaje alguno, salvo sus crípticos tuits en los que anima a la fortaleza de los que buscan otro PSOE. eldiario.es se ha puesto en contacto con él para conocer sus intenciones, pero guarda silencio.
El exsecretario general ha pedido opinión a sus afines, que le han aconsejado en distintos sentidos, según han explicado varios de sus colaboradores a esta redacción. Unos son partidarios de que vote no y desafíe a Susana Díaz, mientras que otros consideran que su posición de exlíder le impide saltarse la decisión del máximo órgano de dirección entre congresos y que, por tanto, debe dejar el escaño.
Desde su dimisión, el 1 de octubre, Sánchez ha tenido muchas dudas sobre cuál será su siguiente paso. El político madrileño valoró la posibilidad de entregar su acta de diputado como un gesto con el que iniciar una carrera hacia las primarias del PSOE en la que seguir enarbolado en la bandera del “no es no”. El problema para esta estrategia es que la gestora no ha dado muestras de tener la intención de convocar un congreso a corto plazo y sus colaboradores temen que caiga en el olvido. “Pedro sabe que si dimite está muerto. Es lo que están esperando ellos”, dice uno de sus diputados afines.
Los puentes entre la oficialidad socialista y Sánchez están rotos. “Hace mucho que no hablo con él”, aseguró este martes Javier Fernández, en conversación informal con periodistas. Las dos partes en conflicto se reconocen como enemigos y las comunicaciones se han roto entre ellos.
La tensión entre la gestora socialista y los críticos va en aumento, aunque el presidente de la dirección provisional, Javier Fernández, ha intentado rebajarla al asegurar que no está pensando en imponer castigos.
“Si quieren, que me manden al grupo mixto. Me da igual”, asegura una de las diputadas que anuncian públicamente su rebeldía. “Nos quieren asustar, pero al final no harán nada”, asegura la misma fuente, en referencia a la posibilidad de que el PSOE castigue con la expulsión a todos los que no respeten la disciplina de voto.
Rebelión de al menos una docena de diputados
“Bastante dividido está el PSOE, bastante irregular es que la gestora que solo tiene competencias para convocar un congreso extraordinario convoque un Comité Federal como para que vengan con amenazas. ¿Qué van a hacer, quedarse con 60 diputados?”, se pregunta una de las díscolas. Si el PSOE expulsa a los rebeldes del grupo parlamentario, puede llegar a encontrarse con la pérdida del primer puesto de la oposición en favor de Unidos Podemos.
Para que eso suceda tienen que rechazar a Rajoy y posteriormente ser expulsados 18 diputados. Por el momento, el PSOE va sumando desacatos al “mandato imperativo” que el presidente de la gestora pretende que cumplan los 84 diputados socialistas, pero confirmados solo hay 12, siete de ellos los del PSC. La última en sumarse ha sido la excomandante Zaida Cantera. Hay otros diputados socialistas que reconocen que están pensando todavía qué harán, como la gallega Pilar Cancela.
Las próximas horas serán cruciales para la toma de decisiones y algunos diputados tienen previsto destapar sus cartas en la reunión del grupo parlamentario que la dirección ha convocado para las 4 de la tarde, dos horas antes de que comience la intervención de Rajoy en la sesión de investidura. Entre los dudosos están la burgalesa Esther Peña, la palentina Luz Martínez Seijo o los dos parlamentarios baleares.
Los afines a Sánchez miden sus fuerzas y ejercen presión sobre la gestora a través de una estrategia orquestada conjuntamente. Ocho barones que se opusieron a la abstención enviaron una carta al presidente de la gestora para “debatir” la posibilidad de que solo 11 diputados se abstengan en la investidura de Rajoy. Creen que sería el “menor coste” para el PSOE. Esa habría sido la solución para Sánchez y para el PSC -que ha decidido votar en contra pese a las advertencias de la gestora-, pero la presidenta andaluza la ha descartado. Los barones más poderosos del PSOE cerraron la puerta a esa posibilidad en una reunión secreta en la víspera del Comité Federal.