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Pedro Sánchez y Susana Díaz se marcan el objetivo de evitar el 'sorpasso'

“El cambio es urgente, ya no es que sea necesario”. Ha sido la apelación final de Pedro Sánchez antes de las elecciones del 26J. El candidato socialista ha enumerado en Sevilla las “razones” por las que se debe votar al PSOE como garantía de ese cambio frente a la derecha del PP y “dejar atrás a los del 'sorpasso' y dar la sorpresa siendo la primera fuerza política”. El PSOE ha intentado ignorar a las encuestas que pronostican el adelantamiento de Unidos Podemos, pero ha centrado sus esfuerzos en sacar músculo para luchar contra él mediante la participación de su electorado “desmovilizado” y están seguros de que han “remontado” a lo largo de la campaña.

La presidenta andaluza, Susana Díaz, ha arropado a Sánchez en su último acto antes de enfrentarse de nuevo a las urnas. Se ha referido a él en pocas ocasiones e incluso ha llegado a hacerlo citándole como “este hombre” al relatar la situación del debate a cuatro. También la líder de la federación más poderosa del PSOE ha hecho alusión a esos sondeos a los que los socialistas se muestran convencidos de que podrán ganar: “Que sigan con las encuestas. ¿Visteis con el Brexit lo que decían? -se ha preguntado sobre los sondeos que pronosticaron erróneamente el mantenimiento de Reino Unido en la UE-. La resaca el lunes puede ser malísima”, ha ironizado la presidenta andaluza. “¿Quién ha dicho que hay que elegir entre el sufrimiento de Rajoy y el rencor?”, ha expresado Díaz.

El PSOE ha identificado al PP y a Unidos Podemos como sus adversarios en estas elecciones en las que no ha hecho prácticamente ninguna mención a Ciudadanos. Sánchez y Albert Rivera han firmado una suerte de pacto de no agresión. Los socialistas se han mostrado “perplejos” ante las encuestas que, por un lado, no han premiado su acuerdo y que incluso culpan a los de Sánchez de que se hayan tenido que celebrar de nuevo las elecciones. “El PSOE es el partido que más ha hecho por intentar formar Gobierno”, han repetido con insistencia los socialistas desde el mes de marzo.

El ataque al PP se ha mantenido en el mismo eje durante la campaña: acusaciones de corrupción y de haber recortado con la “crisis como excusa” a las que se incorporaron en el sprint final las críticas por las polémicas grabaciones del ministro del Interior. Sánchez apela al voto para “hacerles dimitir” y Díaz ha mostrado en ese escándalo la “pena” que le produce y que le hace tener un sentimiento “agridulce” en el cierre de campaña. La parte positiva, para Díaz, es que el PSOE va “a ganar”, según ha expresado en el mitin.

Pero la estrategia contra los de Iglesias ha sufrido ligeras variaciones siempre con un mismo telón de fondo: Podemos bloqueó el cambio y la única forma de arrebatar el poder a la derecha es votar “seguro”, es decir, al PSOE. Sánchez también ha apelado a los votantes tradicionales de IU, convencido de que su electorado más clásico no casa con Podemos.

La alusión a la pinza del PP y Podemos también ha sido una constante durante esta campaña que se ha repetido en el acto de cierre. “Si a ellos les molesta que les diga que son los hijos de Anguita es por el juego con Aznar, con Arenas, para intentar echarnos a nosotros”, ha exclamado Díaz, que se ha quejado del “juego que hicieron durante 80 días para evitar que fuera la presidenta que habían elegido los andaluces”.

“Si los extremos nos atacan, es que estamos bien situados, estamos en el mejor de los lugares, la socialdemocracia, que representa el PSOE”, ha afirmado Sánchez, que se ha quedado en los últimos quince días de la “polarización” entre PP y Podemos. Tanto Sánchez como Díaz -ella con mayor euforia y un tono más mitinero- han reivindicado el legado de los expresidentes socialistas, Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero. La presidenta ha criticado a Iglesias por hablar ahora de “José Luis” -en alusión a las palabras del líder de Podemos sobre sus conversaciones con el exdirigente- después de haberle criticado.

En el último día de campaña, el PSOE ha utilizado el resultado del referéndum en Reino Unido para ir contra Unidos Podemos, a quien acusa de poder poner a España en una situación complicada si llega a celebrarse una consulta similar en Cataluña como solución al problema territorial. “Algunos plantean referéndums disfrazando rupturas a través de consultas a la ciudadanía”, ha señalado Sánchez. “Estamos viendo lo que ha ocurrido en Reino Unido: la confluencia de la derecha con un populismo que no quiero para España”, ha expresado el candidato socialista apenas unas horas después de haber admitido que el mismo lunes tratará de iniciar las negociaciones con Iglesias. En la misma línea, ha pedido “vacunar” a España del “populismo y el nacionalismo”.

Díaz ha asegurado que solo los líderes extremistas como Marine Le Pen o Donald Trump pueden estar “alegres” por la decisión de os británicos. Pero también ha señalado a Anguita y los líderes de Podemos, como Teresa Rodríguez e Iglesias “porque ellos no querían a España dentro de Europa”. “Y si Iglesias no lo dice es porque piensa que le puede ir mal, sino lo verbalizaría, como lo ha verbalizado siempre”, ha rematado.

En Andalucía, la campaña contra Podemos tiene una variable más que se ha verbalizado con dureza en al acto de cierre: el ataque al cabeza de lista por Jaén, Diego Cañamero, que puede arrebatarles un escaño en la circunscripción. “Los únicos tiros que conocemos son los que dejaron a nuestros compañeros en las cunetas y los de ETA”, ha respondido el cabeza de lista por Sevilla, Antonio Pradas, a las palabras de Cañamero. “Cañamero le quitó la máscara de la sonrisa a Iglesias y demostró que lo de la cal viva no fue un calentón, fue lo que piensan. Quien vote a Podemos está votando a Cañamero, al odio al PSOE, al rencor, a los que difaman al PSOE”, ha exclamado una aplaudida Díaz.

Los socialistas ven ya como una amenaza real la pérdida de la hegemonía de la izquierda, aunque no en Andalucía. En el PSOE temen que la coalición Unidos Podemos recabe más papeletas que el puño y la rosa. Los pronósticos demoscópicos han lastrado la campaña de Sánchez, que ha esquivado en todo momento pronunciarse sobre los hipotéticos pactos postelectorales. Se ha limitado a decir que él volverá a intentar un pacto “transversal” mirando a su izquierda -Podemos- y a su derecha -Ciudadanos-, pese a que mantienen sus vetos mutuos.

No obstante, el PSOE ha lanzado señales inequívocas de que no permitirán un Gobierno liderado por Iglesias en el caso de verse superados. “Que ni lo sueñen con los votos de los socialistas”, ha dicho Díaz, que ha vuelto a dejar claro que las papeletas del PSOE “solo son para llevar a Pedro a la Moncloa”.

Si el adelantamiento se produjera en votos pero no en escaños en Ferraz están convencidos de que Sánchez tendrá “margen” para intentar llegar a Moncloa. “¿Quién elige al presidente del Gobierno?”, preguntaba retóricamente un destacado miembro del Comité Electoral en un encuentro con periodistas. La respuesta: los diputados, no las papeletas. Sin embargo, Iglesias ha dejado claro que será el más votado el que tenga la legitimidad para liderar el Ejecutivo.

El supuesto en el que Sánchez tendrá vía libre casi asegurada -siempre que en sus planes no incluya el apoyo de los independentistas- es que se mantenga en el segundo puesto. En los demás casos la reacción del sector más crítico con Sánchez es una incógnita. La medalla de bronce dejará al PSOE en fuera de juego, como reconoció José Enrique Serrano en una entrevista en eldiario.es.

“Dependerá de los resultados”, expresó a mediados de mayo un destacado dirigente andaluz sobre las posibilidades que tendrá Sánchez de intentar formar Gobierno. La crisis interna del PSOE se cerró en falso para no perjudicar al partido en una campaña en la que se juega su futuro, pero es una tregua cuyo desenlace solo se conocerá en función de los resultados del domingo. El propio Sánchez hizo un llamamiento a los suyos a puerta cerrada en uno de los últimos comités federales celebrados en la primera mitad del año. Se han contado hasta seis convocatorias de ese cónclave que, en situaciones normales, solo se reúne dos veces al año.

Esa “herida” provocada por la crisis interna explica en parte que al PSOE le haya costado ponerse en marcha en esta campaña. Sánchez ha reconocido la “desmovilización” del electorado socialista y ha basado parte de su campaña en tratar de convencerlo para que vaya a votar. El candidato del PSOE fía el 26J los simpatizantes abstencionistas e indecisos de los que espera sacar los puntos que necesita para mantener el tipo frente a los suyos e Iglesias. Por eso les ha pedido, antes de acabar, que sientan “los colores”. “A ganar, a ganar, a ganar”, ha terminado.