Almudena Álvarez
Alar del Rey (Palencia), 28 jun (EFE).- La Pía Unión del falso obispo Pablo de Rojas tiene en Alar del Rey (Palencia) un edificio que anuncian como casa sacerdotal y seminario, convertido junto al convento de Belorado (Burgos) en símbolos de su reto al Vaticano, y en el que se han afanado en ensalzar con una lustrosa placa que se encuentra ubicado en la calle Generalísimo Franco.
Aunque la responsabilidad de que esa calle siga llamándose así, contraviniendo la Ley de Memoria Democrática, no es de la Pía Unión sino del Ayuntamiento, Pablo de Rojas y su seguidor José Ceacero se han encargado de destacar esa circunstancia con un cartel que ensalza el hecho de operar desde esa dirección postal en concreto, con lo que el desafío es doble: religioso y político.
Mientras el Ministerio de Cultura anuncia que ha iniciado los trámites para la extinción de la Fundación Francisco Franco, hay municipios que mantienen en su callejero nombres franquistas a pesar de que la Ley de Memoria Democrática obliga a quitarlos desde 2022.
En el de Alar del Rey, sin ir más lejos, hay menciones al General Mola, Queipo de Llano o Calvo Sotelo.
La idea del Ayuntamiento es quitar esas placas. En declaraciones a EFE, el alcalde, Roberto Santos (PP), ha reconocido que es una asignatura pendiente: “El proyecto de cambio de nombre de calles está aprobado, pero por unas cosas o por otras, lo vas postergando”, reconoce.
Villa San Pablo Apóstol. Generalísimo Franco 15
Pero lo que más llama la atención, más aún con el revuelo generado en torno a las clarisas de Belorado que han sido finalmente excomulgadas tras acogerse temporalmente a la autoridad de la Pía Unión, es el inmueble ubicado en la calle Generalísimo Franco número 15.
En la entrada del edificio, que la Pía Unión primero alquiló y acabó comprando y reformando hace dos años como casa sacerdotal y seminario para vocaciones adulta, han colocado una enorme, cuidada y decorada placa en la que puede leerse 'Villa San Pablo Apóstol' y la dirección en la que se ubica: 'Generalísimo Franco, número 15'.
Aderezan esta placa con otros símbolos, como un cartel con los colores de la bandera de España en la que se puede leer 'Reinaré en España', un Sagrado Corarón y una virgen de Covadonga, pero en el pueblo poco saben de la gente que habita el reformado palacete.
“La relación con los vecinos es nula”, explica a EFE el alcalde, que reconoce haber visto en alguna ocasión al que ha ejercido como portavoz de las monjas, el falso cura Fran Ceacero, paseando por el pueblo con un perro. Aunque ahora tanto el cura falso como el falso obispo, a los que las monjas han acabado echando del monasterio, residen en Bilbao.
Sin apenas movimiento
En general, en esa casona situada justo a la entrada del pueblo, nada más cruzar el puente que sortea el río Pisuerga y se convierte en meta de piragüistas en el descenso internacional, apenas se ve movimiento.
Y menos después de que todo saltara por los aires a 120 kilómetros de distancia, en el monasterio de Santa Clara de Belorado.
“Desde que llegaron, nunca han hecho nada en el pueblo para darse a conocer”, señala el alcalde. Aunque desde su llegada a Alar ya se sabía que eso de la Pía Unión no tenía mucho de católico porque el Obispado les había advertido.
“Nunca pensamos nada malo de ellos, más allá de lo peculiar del asunto porque no deja de ser gente tranquila y discreta”, sostiene el alcalde.