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Pilar Primo de Rivera “se consideró traicionada” por Suárez y por el Rey
Pilar Primo de Rivera, quien fue delegada nacional de la Sección Femenina y hermana del fundador de Falange Española, José Antonio Primo de Rivera, “se consideró traicionada” por el Rey y por el presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, con las medidas que propiciaron la transición democrática en España.
Esta es una de las conclusiones que se desprenden del libro “La pasión de Pilar Primo de Rivera” (Plaza y Janés), que se presentará el próximo 3 de diciembre, y cuyo autor, el periodista e historiador José María Zavala, sostiene que la hermana de José Antonio “no fue una política”, sino “una persona (...) que desde el principio y hasta el final de su vida mantuvo la misma forma de pensar”.
En una entrevista con Efe, Zavala sostiene que esa forma de pensar estuvo “consagrada a la memoria” de José Antonio, fusilado en la prisión de Alicante el 20 de noviembre de 1936, apenas comenzada la Guerra Civil española, y elevado a la categoría de mito por el bando franquista, vencedor de la contienda.
A juicio del autor, Pilar Primo de Rivera (1906-1991) era consciente de que, tras la muerte del general Francisco Franco (1892-1975) y el consiguiente final de su régimen dictatorial, España entraría en una nueva era de reformas, con otros personajes y otras políticas.
Sin embargo, sostiene Zavala, “pese a la necesidad de esas reformas, ella se sintió traicionada” por el modo en que se empezaron a realizar, en particular en lo tocante a la disolución del Movimiento Nacional y de la propia Sección Femenina.
Es significativo que el decreto de disolución del Movimiento se promulgara el 1 de abril de 1977, el mismo día en que se cumplía el 38 aniversario del final de la Guerra Civil.
Zavala sostiene que esta medida, junto con el decreto de 17 de mayo del mismo año, en el que se dispuso su cese como delegada nacional de la Sección Femenina, le causaron a Pilar Primo un profundo desengaño.
Hay que tener en cuenta que ambos fueron firmados por el rey Juan Carlos I, que había jurado fidelidad a los Principios Fundamentales del Movimiento, y por Suárez, que había sido ministro secretario general del partido.
En este sentido, el autor indica en el texto -y citando el libro-entrevista que José Luis de Vilallonga le hizo al rey Juan Carlos en 1993- que este se sintió exonerado de tal juramento con la explicación que le dio Torcuato Fernández Miranda, su antiguo profesor de Derecho Político, ex ministro secretario general del Movimiento y presidente de las Cortes.
Fernández Miranda le indicó al rey que las leyes se podían reformar y que en los Principios Fundamentales del Movimiento también estaba contenida su reforma. Por consiguiente, era factible pasar de un sistema a otro totalmente distinto, lo cual explicaba en una sencilla frase: “Ir de la ley a la ley, pasando por la ley”.
“Creo que se ha sido injusto con la Sección Femenina al tildarla de ultraconservadora solo porque defendía unos principios cristianos”, señala Zavala, quien subraya que “se tiene una visión errónea de que Pilar Primo de Rivera se oponía a la incorporación de la mujer al trabajo o a los estudios.”
En el libro, Zavala analiza también uno de los episodios más estrambóticos de la biografía de Pilar Primo de Rivera: el plan para casarla con Adolf Hitler que urdió el escritor Ernesto Giménez Caballero, pionero de la vanguardias literarias en España, mentor intelectual del fascismo español y, a la postre, propagandista áulico del régimen franquista.
Dicho proyecto, “que era absolutamente descabellado”, tenía, sin embargo un trasfondo de realidad, comenta Zavala, quien señala que Giménez Caballero no se recató nunca en contar que había visitado al ministro de Propaganda del régimen nazi, Joseph Goebbels, con cuya esposa, Magda, mantuvo una larga conversación en la que le expuso su plan.
Un plan, sin embargo, que, según relata Zavala, quien cita al propio Giménez Caballero, no pudo materializarse, porque Magda Goebbels le explicó que, durante la I Guerra Mundial, Hitler recibió un balazo en la zona genital que le había dejado “invalidado para siempre”.
En todo caso, destaca Zavala, Giménez Caballero urdió toda esta historia a espaldas de Pilar Primo de Rivera y del propio Franco. “Todo fue una invención de este personaje, que era un histrión.”
Fernando Prieto Arellano.
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