La Policía Nacional condecorará este martes al dueño del georadar empleado en la finca cordobesa de Las Quemadillas para la búsqueda de los niños Ruth y José. Esta persona jugó además un papel clave al ser quien despertó el interés por el caso del experto antropólogo Francisco Echeverría, quien terminó realizando un informe alternativo al de la Policía sobre los restos hallados en el lugar, desatascando así una investigación que hasta ese momento se encontraba en punto muerto.
El nombre de Luis Ignacio Avial Bell, Director de la empresa “Condor Georadar”, aparece entre un extenso listado de varios centenares de personas ajenas a la Policía a las que el Ministerio del Interior va a entregar la Cruz al Mérito Policial con distintivo Blanco durante la celebración este martes del Día de la Policía con motivo de la festividad de los Santos Ángeles Custodios.
El dueño de este aparato georadar contratado habitualmente por la Policía Nacional para colaborar en la búsqueda de los niños Ruth y José fue el nexo de unión entre el caso y el experto antropólogo Francisco Echeverría, el primero en concluir que los restos hallados en la finca no eran de animales, sino de humanos, según informaron a Europa Press fuentes de la investigación.
La razón es que este colaborador habitual de la Policía también lo es de Echeverría en las investigaciones sobre las fosas de la Guerra Civil española en las que este especialista ha desarrollado buena parte de su carrera. Según las fuentes consultadas, fue una conversación informal entre ambos durante una de estas investigaciones lo que despertó el interés del experto, cuya participación ha resultado clave.
La Policía Nacional no cuenta con dispositivos de búsqueda con georadar y cuando precisa de ellos los contrata. Se trata de una herramienta utilizada habitualmente para la búsqueda de cuerpos enterrados ya que sirve para detectar anomalías entre las capas de tierra.
El responsable del georadar le comentó a Echeverría la investigación en la que estaba colaborando con la Policía en Córdoba y el experto antropólogo se interesó por el caso llegando a trasladar a su interlocutor algunas recomendaciones derivadas de su experiencia en este tipo de situaciones. Sin embargo y según estas mismas fuentes, su interés fue más allá y decidió ponerse en contacto con la acusación particular que ejerce la madre de los niños desaparecidos, Ruth Ortiz.
CONTACTÓ CON EL COLEGIO DE ABOGADOS
Para ello recurrió al Colegio de Abogados del que depende la abogada de la madre de los niños desaparecidos, donde le facilitaron el contacto de la letrada. Echeverría le propuso entonces y de manera desinteresada analizar de nuevo los restos procedentes de la hoguera hallada en la finca, propiedad de los padres de José Bretón, único imputado por la desaparición de los niños.
Cuando esto ocurrió --entre el final de la primavera y el comienzo del verano-- el equipo de investigación de la Unidad de Delitos Especializada y Violenta (UDEV) de la Policía Nacional dirigido por Serafín Castro ya había asumido que sus pesquisas estaban en punto muerto por lo que ya había comenzado a reconstruir el caso.
Es por ello que cuando la abogada de Ruth Ortiz les trasladó el ofrecimiento que le había formulado Echeverría, los responsables policiales aceptaron de buen grado y pusieron todas las facilidades para que se llevase a cabo haciendo llegar al experto antropólogo en primer lugar las fotografías de los restos hallados en la hoguera. Previamente la Policía había recibido la autorización judicial pertinente para ello.
PRIMER ANÁLISIS CON FOTOS
Tras un primer análisis de las imágenes, Echeverría mostró serias dudas acerca de que se tratase de restos de animales como había concluido el primer informe de la forense de la Comisaría General de la Policía Científica. Ante esta novedad, la Policía se puso de nuevo en contacto con la jueza para que recabase su autorización para la apertura de la caja con los restos de la hoguera con el objeto de que pudieran ser analizados en profundidad por el experto.
A efectos de no quebrantar la cadena de custodia de las pruebas, Echeverría se desplazó hasta Madrid y pudo realizar sus investigaciones en el mismo complejo policial de Canillas, situado en el barrio madrileño de Hortaleza en el que se encuentra la sede de la Policía Científica, entre otras dependencias. El resultado de este trabajo fue el informe en que se determina que los restos hallados en la finca de las Quemadillas corresponden a seres humanos inmaduros.