Las nuevas tecnologías permiten a los partidos ensayar nuevas formas de hacer política y de implicar a sus afiliados y simpatizantes en el día a día de la organización: desde preguntar por el sentido de un determinado voto en el Congreso hasta participar en la confección de un programa electoral o de las listas con las que acudirán a los comicios.
Ahora Equo probará a hacer política desde el teléfono móvil gracias a Appgree, una aplicación destinada a posibilitar la toma de decisiones en grupos muy grandes y en un corto espacio de tiempo. El pasado viernes, la formación verde organizó un taller para explicar (y testear) la aplicación.
La aplicación no es nueva ni está diseñada ex profeso para su uso en política. Es más, su primera gran experiencia de uso fue muy mediática y en un ámbito bastante alejado: el concurso de televisión Gran Hermano. Sin embargo, la prueba fue un éxito, ya que decenas de miles de personas pudieron expresar su opinión o realizar sus aportaciones de una forma sencilla y, sobre todo, útil para la organización que la usaba. La herramienta continuó su devenir hacia el mundo empresarial y ahora da el salto a la actividad política.
“Normalmente en empresas u organizaciones se tiende a utilizar una herramienta propia, a invitar a la gente a entrar en tu casa, aunque realmente les quieras escuchar. Y eso supone una barrera. Con esta aplicación, nosotros intentamos bajar a la plaza”, explica la coportavoz nacional de Equo, Reyes Montiel. “La gente ya está allí, no hace falta que vengáis a mi entorno, ya voy yo a preguntaros”.
“La aplicación nos permitirá llegar a gente que verá, sobre todo, que es muy fácil de usar. Funciona como el Whatsapp y elimina barreras que otros sistemas levantan”. Yago Bermejo es miembro de Equo en Madrid y coordinador de algunos laboratorios de MediaLab Prado, un terreno “neutral”, según define él mismo. “Lo que hacemos es poner en contacto las aplicaciones con entornos donde se pueden usar”.
¿Y cuál sería ese uso que se podría dar? Appgree permitiría, por ejemplo, preguntar a los miembros de una organización, en este caso un partido político, sobre el lema que deberían llevar a una manifestación, el sentido del voto de un grupo de diputados en el Congreso o acerca de la toma de postura ante un hecho puntual que copa la actualidad informativa y que, hasta ahora, se tomaba en el seno de los órganos de dirección de la formación, muchas veces sin que el programa electoral o los documentos políticos refrendados por la militancia lo recogiesen.
Una de las posibilidades que más valora Yago Bermejo es la de que los participantes puedan ofrecer respuestas abiertas, algo que suele derivar habitualmente en un caos. “La participación abierta en internet suele ser caótica. Ahí está el ejemplo de Twitter”. ¿Podría usarse la red social para que los ciudadanos propusieran el lema de una manifestación o de un congreso? Resultaría muy complicado pues muchas aportaciones se perderían, enterradas entre multitud de tuits. Y algunas podrían ser buenas.
¿Y cómo funciona? Appgree facilita la toma de decisiones en grandes grupos y, cuanto mayores sean, mejor resultado dará. La aplicación trabaja con un algoritmo que elige muestras del conjunto al azar, una por cada opción puesta en cuestión. Las que son más votadas o mejor valoradas pasan a la siguiente ronda de votaciones, donde el algoritmo volverá a formar subgrupos al azar en función del número de variables. El proceso prosigue hasta que sólo queda una opción: la ganadora.
La aplicación puede usarse para plantear preguntas cerradas, donde la respuesta es ‘sí’ o ‘no’. “¿Te parece importante una renta básica europea?”, ejemplifica Reyes Montiel. Pero también permite plantear cuestiones abiertas: ¿Qué hacemos con la deuda? “Cada persona podrá aportar su respuesta, que será luego sometida al resto de la comunidad”, explica.
Appgree tiene, obviamente, limitaciones. “No es una herramienta de deliberación sino de toma de decisiones”, reconoce Bermejo. Además, “los resultados pueden ser superficiales o muy populistas, ya que optar entre ‘sí’ y ‘no’ ofrece poca información”. El dirigente de Equo asegura, no obstante, que el uso de la aplicación no puede ser independiente de otros mecanismos deliberativos.
Montiel asume esta limitación pero recuerda que se trata de un experimento. “Lo que podemos detectar son las prioridades de la gente y comprobar si coinciden con nuestros debates internos”.
¿Y si el experimento sale bien? La coportavoz de Equo aventura: “Hay canales privados. A lo mejor en el futuro podemos hacer un congreso del partido sin delegados, que sea una asamblea real en la que participen todos los militantes”.