Pedro Sánchez quiere que el PSOE gire a la izquierda y ha dejado su intención plasmada en el documento 'Somos Socialistas. Por una nueva socialdemocracia', que ha presentado este lunes en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. El documento defiende una refundación de una socialdemocracia en horas bajas para avanzar hacia una “sociedad postcapitalista” que acabe con el “capitalismo neoliberal”.
El proyecto, en cuya elaboración han participado José Félix Tezanos, Manuel Escudero, Cristina Narbona, Toni Ferrer (segundo en UGT de Cándido Méndez) y Jorge Fabra, entre otros, se estructura en tres bloques fundamentales: uno de diagnóstico, otro de retos políticos, sociales y económicos a los que debe responder el PSOE, y el tercero que esboza un modelo de partido que busca reforzar a las bases.
En el primer apartado, Sánchez hace una enmienda a la socialdemocracia en los últimos años. Así, sostiene que no ha sido capaz de “atajar” las “consecuencias sociales y laborales” del conservadurismo. Aunque reconoce que Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero trajeron a España “algunos de los mayores logros alcanzados en la historia reciente, están ahora agotados.
“La mera inercia de una postura socialdemócrata no adaptada al siglo XXI, basada en la simple resistencia, se agota y se limita en sí misma. Por ello se hace necesario un nuevo pensamiento político y un enfoque económico y social alternativo”, dice el texto. Para Sánchez el principal enemigo es la derecha -el PP- y entiende que hayan surgido formaciones como Podemos ante la crisis de la socialdemocracia, pero considera que hace planteamientos que no son creíbles. Sin mencionar al partido de Pablo Iglesias explícitamente, Sánchez considera que hay que buscar el “entendimiento” con las fuerzas progresistas y no ir a “colisiones frontales” con ellas.
Sánchez cree que hay varios retos a los que hacer frente de forma inmediata: algunos globales -como el cambio climático, el envejecimiento de la población, las migraciones masivas y el terrorismo yihadista- y otros específicos de España que giran en torno a los derechos sociales y los retos económicos.
Hacia una renta básica universal
La parte económica tiene un peso específico en el documento programático que presenta Sánchez. Los autores aseguran que uno de los principales pilares sobre los que pivota el relato de socialdemocracia que quieren abrir es el de buscar un enemigo que no es el PP, sino el neoliberalismo en su conjunto. Luchar por derrocar este movimiento económico es el eje vertebrador del programa, junto con la necesidad de representar “de abajo a arriba” uno a uno a todos los trabajadores en cualquiera de sus formas.
El director de orquesta de la parte económica ha sido Manuel Escudero, alejado durante más de una década de la política activa y volcado en el Foro de Economía Progresista en los últimos tiempos. Escudero ha compuesto una serie de propuestas que miran hacia el futuro, muy volcadas en la digitalización, la robotización (por la que abogan implantar una fiscalidad) y la economía colaborativa.
El escenario al que aspira Escudero es el de poner el puente hacia el postcapitalismo, el nuevo sistema económico que muchos apuntan ya que está emergiendo y para el que creen la sociedad debe prepararse.
En este contexto, el equipo de Sánchez cree que han que plantear que cada vez será menor el reparto de la carga de trabajo por lo que abogan por una jornada laboral de 30 horas (en el texto no se concreta pero es la aspiración de los autores).
De forma complementaria, también quieren ir implementando una suerte de renta básica que empezaría a aplicarse como una renta mínima muy similar a la que tenía concebida el PSOE (y que ya en su momento apadrinó Pau Marí-Klose que ahora también colabora en el desarrollo de este documento), pero que con el tiempo pudiera evolucionar en una suerte de renta básica universal.
La vía para canalizar esta renta sería la de un impuesto negativo que animara a “entrar en el sistema” a los que actualmente no tienen incentivos porque cobran por debajo del mínimo necesario para hacer la declaración (alrededor de 11.000 euros). Habría para este colectivo una transferencia del Estado que poco a poco podría ir generalizándose en esta renta básica.
Ante las dudas que suscita que un modelo así pueda suponer que los empresarios no se animen a pagar mejores salarios, los autores del documento aseguran que romper con la formación de salarios en España es otro de los objetivos fundamentales de su propuesta. Esto pasa, en su opinión, por subir el salario mínimo a los 1.000 euros en línea con lo que pide la Carta Social Europea. Como remate a este paquete de reforma del mercado de trabajo, entienden que es necesario derogar la reforma laboral de 2012, pero no la que implementó José Luis Rodríguez Zapatero y que dejó la indemnización por despido a 33 días.
Otra de las apuestas fuertes es la transición energética, en la que entienden que es tal la urgencia que debe pasar “si es necesario” por una tutela pública para incorporar el uso de las renovables. Cristina Narbona ha sido una de las expertas más activas en el aquilatamiento del programa.
Estado plurinacional
El exsecretario general defiende la reforma de la Constitución hacia un modelo federal, pero introduce el concepto de reconocimiento de “plurinacional” del Estado. Ya defendió que Cataluña es una nación en la entrevista que concedió a 'Salvados' tras su dimisión.
“Una reforma constitucional federal, manteniendo que la soberanía reside en
el conjunto del pueblo español, debe perfeccionar el reconocimiento del carácter
plurinacional del Estado apuntado en el artículo 2 de la Constitución“, dice el texto.
En ese cambio de la Carta Magna también quiere modificar el artículo 135 que modificó Zapatero en 2011. Al igual que defendió el PSOE en su programa electoral, Sánchez aboga por que se reconozcan en la Constitución “nuevos derechos civiles y políticos” así como incorporar como derechos fundamentales de los derechos sociales. El programa de los socialistas se refería a la sanidad y la educación universales.
Gestoras de 90 días
Sánchez defenderá su proyecto durante la competición por reconquistar el poder del PSOE y lo someterá a la militancia a través de enmiendas que se defenderán en el proceso congresual que los socialistas celebrarán a mediados de junio. Para el exsecretario general, la fecha se ha retrasado demasiado y quiere que los nuevos estatutos que salgan del congreso pongan coto a las direcciones provisionales.
Así, exige que las gestoras que se hagan con las riendas de los partidos al quedar descabezadas las direcciones solo puedan prolongarse durante 90 días, un tercio de lo que va a durar el órgano pilotado por Javier Fernández que le sustituyó tras su caída el 1 de octubre. Esa propuesta contraviene su actuación al frente del PSOE: la gestora que se hizo con el poder en Madrid tras la defenestración de Tomás Gómez se prolongó durante casi seis meses.
Sánchez emula el “abajo-arriba”
El exsecretario general quiere que se regulen situaciones como las que acabaron con su liderazgo: “Es necesario articular mecanismos de remoción de los órganos y cargos orgánicos, en situaciones muy excepcionales de pérdida de confianza o negligencia en el cumplimiento de las funciones encomendadas, mediante mecanismos de participación de los militantes, regulando las situaciones de interinidad que se produzcan a consecuencia de ello, estableciendo plazos precisos y competencias concretas”.
Sánchez, que reniega ahora de la contratación de expertos o la constitución de comités de sabios que usó durante su etapa en Ferraz, apuesta por abandonar el “arriba-abajo” de los partidos y sustituirlo por el “abajo-arriba”. Busca empoderar a los militantes, en quien tiene depositadas todas sus esperanzas para reconquistar el poder.
Quiere ampliar los procesos de primarias para elegir los cabezas de lista en las elecciones en las que el cuerpo electoral supere los 10.000 habitantes y que sean, en todos los casos, abiertas a los simpatizantes, que tendrán que pagar una cuantía simbólica por registrarse en el PSOE. Para el exsecretario general, “el sistema de selección de candidatos y de cuadros políticos en el PSOE ha llegado a ser endogámico y presenta carencias que han dado lugar a problemas de agotamiento”.
Además de la ya anunciada obligatoriedad de las consultas a los militantes de los acuerdos de gobierno, Sánchez quiere incluir la figura de la Iniciativa Política de los Militantes, como las Iniciativas Legislativas Populares en el Parlamento, para que sean tomadas en consideración por órganos directivos superiores a los del ámbito local.
Otra de las medidas que cobra fuerza en el nuevo proyecto de Sánchez es la rendición de cuentas de los cargos públicos, a los que pretende obligar a hacerlo sobre su gestión ante los ciudadanos una vez al año con carácter “sancionable”. También incorpora como máxima el establecimiento de un límite a la acumulación de cargos (orgánicos e institucionales).