Pablo Casado ha pasado página. El rechazo del Tribunal Supremo a investigarlo por las irregularidades en su máster, y el archivo por parte de la jueza Carmen Rodríguez-Medel del caso de los polémicos estudios de la Universidad Rey Juan Carlos –una decisión pendiente del recurso de la propia universidad– han aliviado al líder del PP que ahora se siente “por fin con las manos libres” para poner en marcha la “renovación” que prometió en julio cuando ganó las primarias a Soraya Sáenz de Santamaría.
La idea, tras estas primeras semanas lastrado por el máster, es pasar a la ofensiva y consumar el giro a la derecha que emprendió este verano junto a la confrontación con Ciudadanos. El auge de Vox demostrado este domingo en Vistalegre, una plaza llena de 9.000 personas llegadas de toda España para apoyar al partido de ultraderecha, reafirma la tesis de Casado para apretar el acelerador ideológico.
Dirigentes del partido no escondieron su júbilo al conocer la decisión del Supremo de cerrar la investigación y pese a que en el auto de archivo el alto tribunal señalaba la existencia de indicios de delito en el máster de Casado invitaron a los rivales políticos a pedir perdón a su líder.
Casado, que había visto cómo en todas sus comparecencias y entrevistas tenía que referirse al máster que no cursó como el resto de sus compañeros, se siente ahora más legitimado para lanzar propuestas dirigidas al electorado más de derechas y ganar terreno a Ciudadanos y a Vox en el caladero del voto más conservador. Esta semana el dirigente del PP ha llegado a plantear la ilegalización de los partidos independentistas catalanes o una reactivación “duradera” del artículo 155 que suponga la intervención total de la Autonomía en Catalunya. Ha trufado todos esos mensajes con la exigencia de que se convoquen elecciones generales. Y de paso ha cuidado a colectivos que tradicionalmente se han alineado con su partido como las asociaciones de víctimas de ETA y la Iglesia.
Dirigentes conservadores consultados por eldiario.es reconocen que esa ofensiva responde a que “por fin el PP ya puede arrancar” su trabajo tras tres meses en los que la polémica del máster de Casado ha soterrado la mayoría de anuncios políticos de su líder.
“El asunto del máster nos ha paralizado. No nos ha permitido ser lo suficientemente contundentes contra Pedro Sánchez por las irregularidades en su tesis y nos ha impedido hacer una oposición exigente. Ya tenemos vía libre para renovar el partido”, explica uno de los miembros del Comité Ejecutivo Nacional.
Otro integrante de la dirección de Casado asegura que la cúpula del PP estaba convencida de que el Supremo iba a rechazar la imputación de su presidente prácticamente desde el mismo día en el que la jueza Rodríguez-Medel envió al alto tribunal –único órgano judicial con capacidad de procesar al líder popular dada su condición de aforado– su exposición razonada reclamando la investigación del máximo dirigente de los conservadores. Ese rechazo se materializó el 28 de septiembre en un auto del Supremo. Por si acaso, una de las subordinadas de Rafael Catalá, un hombre muy cercano a Casado- en el ministerio de Justicia decidió sondear a la jueza del caso máster en una llamada de teléfono que la instructora interrumpió por considerarla “inapropiada”.
“Se esperaba esta decisión, pero era necesario que el asunto se cerrara cuanto antes para poder arrancar con fuerza nuestra labor de oposición y expulsar a Sánchez de la Moncloa”, explica el mismo dirigente popular.
Los afines a Casado dan además por zanjadas las discrepancias internas que se produjeron justo después del congreso de julio con Sáenz de Santamaría, la rival del hoy líder del PP en las primarias que dejó la política el mes pasado precisamente por esas desavenencias, y sus afines. Consideran que la Presidencia del partido “se consolida”.
Las fuentes consultadas aseguran que las decisiones del Supremo y del Tribunal Superior de Justicia de Madrid no solo ha despejado el camino para no estar a la defensiva, también han insuflado ánimos en las filas del PP, muy desmoralizadas por la sucesión de escándalos que les llevaron a perder el Gobierno. “Entre los afiliados y en la dirección el ambiente ya era bueno después del congreso de julio, pero ahora, una vez despojados de las sospechas judiciales, es aún mejor. Pablo Casado ha visto reforzado su liderazgo y ya solo nos queda seguir trabajando como hasta ahora, recuperando las esencias del partido, para volver a ganar elecciones”, explica un miembro de la dirección de los populares que es también líder provincial de uno de los feudos tradicionales del PP.
Los candidatos, en noviembre
Despejados los nubarrones judiciales para Casado -siempre que los recursos no reabran el caso- ahora el siguiente paso es la designación de los candidatos para las elecciones municipales y autonómicas de la próxima primavera. El PP sigue sin desvelar quiénes serán sus cabezas de lista en plazas tan importantes como Madrid y Barcelona. Lo único que ha trascendido por el momento es que los conservadores tienen la intención de presentar sus propios cabezas de cartel en todos los municipios, por lo que descartan participar en plataformas como la impulsada por el exprimer ministro francés Manuel Valls en la capital catalana y que ha sido respaldada por Ciudadanos.
Los dirigentes populares consultados reconocen que aún habrá que esperar para conocer los nombres de esos candidatos, “a menos que Sánchez adelante las elecciones generales, lo cual aceleraría todo el proceso”. Confían en presentar a los cabezas de lista en noviembre, aunque recalcan que la pretensión de Casado es “respetar” los candidatos escogidos antes de su llegada a la Presidencia del PP.
En diciembre el partido quiere estar centrado en su rearme ideológico, que se abordará en la convención nacional prevista para los días 1 y 2 de ese mes. Las prioridades del cónclave serán, según la dirección del PP, la defensa de la nación española ante el desafío independentista –el líder de los conservadores ha llegado a pedir la ilegalización de los partidos nacionalistas catalanes–, la reivindicación del Estado de Derecho y la seguridad, la lucha por la “libertad individual”, la defensa de la “propiedad y el libre mercado”, así como la familia. También la lucha contra la que Casado llama de forma despectiva “ideología de género”, término que utiliza para caricaturizar el feminismo.
“Cuatro mentiras y calumnias”
Todo ello es “lo importante”, según el líder del PP, que quiere dejar atrás meses de sospechas sobre su expediente académico y apuesta por un claro giro a la derecha del partido. “Seis meses poniendo en duda mi primera carrera, archivado después de dos meses; mi segunda carrera, archivada después de dos meses; mis cursos de especialización en Georgetown, en Harvard y en la Johns Hopkins, tuvieron que salir los tres responsables, que conmigo trabajaron durante dos años, por tanto no les fue muy difícil decir lo que yo hice allí; y luego las dudas sobre el curso del doctorado en una universidad pública, que ha tenido que venir el Tribunal Supremo, que creo que no debía estar para esto, para decir que por supuesto no hubo ninguna irregularidad. Cuatro mentiras, calumnias, falacias con toda honorabilidad en todo momento”, aseguraba el líder del PP el lunes durante un almuerzo informativo.
“El Partido Popular está listo para volver al Gobierno”, sostiene la guardia pretoriana del líder. Casado y su equipo se sienten liberados por la justicia para centrar sus esfuerzos en ese objetivo.