El PP busca la integración de Ciudadanos en sus listas mientras Feijóo decide qué candidato quiere para Catalunya
La sorpresiva convocatoria de elecciones en Catalunya para el 12 de mayo ha destapado las conversaciones existentes entre el PP y Ciudadanos para la integración definitiva de lo poco que queda del partido que una vez lideró Albert Rivera. Ambas organizaciones negociaban en secreto una lista conjunta para las europeas del 9 de junio bajo las siglas únicas del PP. Ahora tienen otros comicios sobre la mesa, aunque en el PP no saben ni quién va a encabezar su candidatura.
La decisión de Pere Aragonés ha ampliado ahora el marco del posible acuerdo, que desde el PP dan por muy avanzado y desde Ciudadanos enfrían precisamente por las pretensiones de Génova de rechazar cualquier mención al partido que en 2017 ganó las elecciones en Catalunya y en 2019 trató de tú a tú al PP para luego deshacerse como un azucarillo.
En el PP evitan hablar de “absorción”, una palabra que saben que espanta en Ciudadanos, pero descartan absolutamente la idea de una coalición electoral. Así lo decidió la dirección nacional que lidera Adrián Vázquez, actual eurodiputado y quien tenía ya muy cerca un segundo mandato en Bruselas. En el entorno de Ciudadanos reconocen que esas negociaciones estaban muy avanzadas, pero que la repentina convocatoria de los comicios catalanes coge a ambos partidos “con el pie cambiado”.
Fuentes de la dirección nacional de Alberto Núñez Feijóo han reconocido este jueves que las conversaciones para incluir en las listas del 12M a personas de Ciudadanos existen. Pero insisten en que solo habrá unas siglas en las papeletas: las del PP. En el entorno de Ciudadanos sostienen que habrá muchas dificultades para cerrar ese pacto para las catalanas pero son conscientes de que si concurren en solitario corren un serio riesgo de desaparecer. Este jueves, la dirección nacional de Ciudadanos desvelaba su deseo de concurrir a las elecciones de Catalunya del próximo 12 de mayo como parte de un “bloque o frente constitucionalista”. La idea, adoptada por unanimidad, según señalaron, pasa por “impulsar alianzas con otras formaciones políticas y con la sociedad civil”. En un comunicado que emitieron después, el partido se reivindica como “el proyecto que nació para plantar cara al nacionalismo, que fue fundamental para frustrar su golpe a la democracia de 2017 y que ha sido el único capaz de vencerle en las urnas”.
La diferencia con las elecciones europeas es que la distribución posterior de los eurodiputados es más sencilla. Es habitual que miembros electos en una misma lista vaya a grupos diferentes. Así, una candidatura conjunta de PP y Ciudadanos el 9 de junio no impediría que cada uno fuera después con su familia política en el Parlamento Europeo, unos con los conservadores del PPE y otros con los liberales de ALDE.
Pero Catalunya es diferente para Ciudadanos. Es donde se fundó, a comienzos del siglo XXI. Es donde lograron sus mejores resultados, con Inés Arrimadas como candidata a la Generalitat. Y es donde han logrado resistir la apisonadora del PP desde el cénit de abril de 2019, cuando Rivera obtuvo 50 diputados. En noviembre de ese mismo año se derrumbó hasta los 10. Ahora el futuro del partido apunta a peor.
En el PP insisten en que las conversaciones están en “fase inicial” y que su intención es “ampliar el marco hacia el centroderecha” con la incorporación de Ciudadanos, en donde algunos cargos del partido reconocen que sería su salvación y evitarían además tener que hacer primarias. Los populares señalan que la incorporación de los que ahora se hacen llamar “liberales” no es tan relevante desde el punto de vista cuantitativo (el número de votos) como cualitativo. “Hay un legado” en Ciudadanos que sí puede heredar el PP.
Ciudadanos obtuvo en febrero de 2021 157.903 votos y seis diputados. Lejísimos de los 36 escaños y 1,1 millones de votos de 2017. Con todo, hace tres años quedaron por encima del PP, que cosechó su peor resultado: 109.067 votos y tres escaños. El varapalo fue tal, que Pablo Casado anunció que ponía en venta la sede nacional del PP en la madrileña calle de Génova.
Pero la situación hoy es muy distinta. El PP de Feijóo ganó las elecciones generales del 23 de julio a las que Ciudadanos ni se presentó. En las municipales del 28 de mayo del año pasado, los de Adrián Vázquez obtuvieron 16.008 votos en todo el Estado.
El PP busca así poner fin al proceso de absorción que puso en marcha el PP de Casado de la mano de Teodoro García Egea y Fran Hervías, quien fuera secretario de Organización con Rivera y al que fichó Génova para liderar el desembarco de cuadros de Ciudadanos en el PP. El proceso es similar, aunque las formas son distintas.
Dudas sobre Alejandro Fernández
Lo que el PP de Feijóo no tiene claro es quién liderará las listas. Quién será su candidato a la Generalitat. Y cuando todo hacía pensar que la urgencia blindaba las opciones del actual presidente, Alejandro Fernández, las dudas se han instalado en la dirección nacional.
Feijóo y Fernández han tenido sonadas diferencias desde que el gallego asumió la presidencia del PP, en abril de 2022. Las visiones tácticas y estratégicas de ambos difieren en casi todo con respecto de Catalunya. Y así lo han declarado en público los dos.
La idea de Feijóo pasaba por recuperar la clásica posición del PP catalán como una derecha españolista lo suficientemente moderada que permitiera al nacionalismo de derechas asociarse con ellos en cuestiones económicas. Volver a tejer las habituales relaciones del PP con la antigua CiU.
En ello se ha fajado Feijóo, quien ha visitado Catalunya quizá más que ninguna otra comunidad autónoma desde que lidera al PP. Se ha acercado a empresarios, ha defendido el “bilingüismo cordial” ante la ofensiva de la derecha extrema contra el catalán y como alternativa a la inmersión.
Fernández no comulga con este plan. Es el representante del PP más radical en Catalunya. No en vano, sus principales valedoras dentro del partido son Isabel Díaz Ayuso y Cayetana Álvarez de Toledo, quienes le han defendido en público.
El líder del PP catalán protagonizó un duro enfrentamiento con su dirección el pasado verano, cuando Feijóo proclamó en público en la voz de Esteban González Pons que tanto ERC como Junts eran partidos “legales” con los que se podía hablar. Intentaba atraerse, sin éxito, el apoyo de los independentistas a su investidura.
El pasado mes de febrero, elDiario.es desveló que Feijóo estudió la amnistía y considera que los indultos para Carles Puigdemont y otros son una opción a futuro para ayudar a la “reconciliación”.
Feijóo intentó aplicar con Fernández la misma estrategia que con otros, como Carlos Iturgaiz en Euskadi: que se dieran cuenta solos de que no contaba con ellos. Iturgaiz lo entendió y dio un paso al lado para dejar paso a Javier de Andrés. Fernández también lo entendió, pero se quedó donde estaba. Ante el riesgo de forzar una crisis que no tenía seguro ganar, el líder nacional optó por dejarlo todo como estaba.
Pero ante las elecciones de mayo, en el PP no quieren confirmar a Fernández. Ningún dirigente lo ha hecho, lo que implica que hay un debate interno sobre cómo actuar. Feijóo quiere alguien más moderado que no asuste a votantes descontentos del PSC que rechazan la amnistía y a lo que pueda quedar de Ciudadanos. Sobre Vox, de momento, no se han pronunciado.
En Ciudadanos tampoco tienen claro los nombres que podrían integrarse en esa candidatura si es que llega a cuajar, nombres que además tendría que aceptar el PP. De momento insisten en que a día de hoy todo está “verde, muy verde”. Pero los plazos corren y la decisión se tiene que conocer pronto. “Es una cuestión de días”, apuntan desde el PP nacional, que tiene la última palabra, según los estatutos, en la elección de los candidatos.
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