PP y Ciudadanos aparcan la exigencia de que gobierne la lista más votada ante la posibilidad de pactar en Andalucía
El PP y Ciudadanos han aparcado su histórica reivindicación para garantizar que sea la lista más votada la encargada de gobernar en ayuntamientos, comunidades autónomas y en el Ejecutivo central. La posibilidad de una alianza entre las dos fuerzas políticas de centro derecha para arrebatar a Susana Díaz la Junta de Andalucía tras las elecciones del 2 de diciembre ha provocado un cambio de criterio en ambas formaciones. Pablo Casado y Albert Rivera han dejado de hablar de “pactos de perdedores”, como llaman a las alianzas postelectorales, para intentar hacerse con el Gobierno de Andalucía.
“Si sumamos con Ciudadanos y vamos a quedar por encima de Ciudadanos, intentaremos hacer un Gobierno alternativo”, explicaba el pasado martes el líder del PP durante un desayuno informativo. “Para nosotros el objetivo es ganar o, si no es posible ganar, sumar con Ciudadanos”, explicaba su situación.
Horas después de que Casado realizara esas declaraciones abriéndose a pactar con Ciudadanos en Andalucía para desbancar al PSOE - que según todas las encuestas será la primera fuerza-, el Congreso debatía una proposición de ley de los populares para reformar la ley electoral con el objetivo de beneficiar a la lista más votada aunque únicamente en los ayuntamientos. Todos los grupos políticos se mostraron en contra de la iniciativa, que fue tumbada por el Pleno de la Cámara Baja.
El PP argumenta ahora que ese rechazo del resto de formaciones le “legitima” para cambiar de opinión respecto a la lista más votada. Casado asegura que su partido ya puede poner en marcha los que hasta ahora consideraba “pactos de perdedores” al tener “la legitimidad de llevar dos años ofreciendo una reforma electoral para que gobierne la lista más votada”. Una vez tumbada su propuesta, argumenta, el PP no puede presentarse a las elecciones en una situación de “desigualdad” respecto al resto de fuerzas políticas.
Fuentes de la dirección del partido reconocen que sus perspectivas para las andaluzas no son del todo “óptimas” y confían en ser “segunda fuerza”, por detrás del PSOE, pero con opciones de gobernar si logran sumar con el partido de Rivera con el que paradójicamente mantienen una lucha por el electorado de centro derecha.
Las palabras de los populares suponen un giro de 180 grados en su estrategia de estos últimos años. Desde el PP se ha exigido insistemente que gobierne la lista más votada, sobre todo a raíz de las municipales y autonómicas de 2015 donde los populares perdieran gran parte de su poder territorial en parte por las alianzas postelectorales de otros grupos políticos. Fue entonces cuando desde el partido que hoy preside Casado acuñaron la expresión del “pacto de perdedores” para deslegitimar esos acuerdos en territorios en los que el PP había resultado la fuerza más respaldada en las urnas sin lograr la mayoría absoluta.
Durante la campaña de las generales de 2016 el propio Casado, desde el atril del partido, aseguraba que el gobierno de la lista más votada era “una norma no escrita que se había respetado siempre a nivel nacional”, aunque “estemos acostumbrados a que pacten los que pierden”. Casado reclamaba entonces una reforma de la ley electoral “para que no haya gobiernos de perdedores a lo largo y ancho de España”.
Cuestionado durante las primarias
Esas palabras provocaron que durante las primarias del PP el hoy presidente fuese cuestionado por algunos de sus compañeros de filas que le pedían respetar el resultado de la primera vuelta, donde su rival, Soraya Sáenz de Santamaría, venció por delante de Casado, de Dolores de Cospedal y del resto de los aspirantes. En la segunda vuelta, el pacto de Casado con todos los que quedaron de atrás lo aupó a la presidencia del PP en su XIX Congreso del PP gracias al voto de los compromisarios.
Esa victoria en el cónclave interno no le hizo cambiar de opinión y nada más convertirse en líder del PP llevó al Congreso de los Diputados su propuesta de reforma de la ley electoral que fue rechazada el martes por la Cámara Baja. Ya entonces la circunscribió al ámbito municipal.
Rivera se ha ido amoldando
En Ciudadanos el criterio sobre la lista más votada nunca ha quedado del todo definido. Más bien se ha ido amoldando a cada circunstancia. En las campañas electorales de las generales de 2015 y 2016 Albert Rivera sostuvo que no estaba escrito en ningún sitio que tuviera que gobernar la lista más votada. Y señaló en varias ocasiones que el sistema parlamentario español está basado en los pactos y siempre ha gobernado quién ha logrado conformar mayorías.
Es uno más de sus vaivenes que recoge la hemeroteca. En diciembre de 2015 llegó a afirmar que no iba a entregar sus votos “ni a PP ni a PSOE” porque no creía en los proyectos de sus líderes (Rajoy y Sánchez). Es más, aseguró que Ciudadanos “no firmaría un acuerdo de investidura” con ninguno de los dos partidos “ni a poner condiciones para ello”. Los hechos posteriores le desmintieron.
Llegadas las elecciones de Catalunya del 21 de diciembre de 2017, tras la victoria de Inés Arrimadas Rivera reivindicó que gobernara la lista más votada, es decir, Ciudadanos. Incluso propuso al PPC y PSC un pacto para formar “un gobierno de coalición entre los partidos constitucionalistas” para hacer frente al independentismo. En el partido justificaron su postura por la situación de “excepcionalidad” que vive la autonomía “ante la decisión de los separatistas de dar un golpe de Estado”.
“Ciudadanos siempre ha priorizado que las negociaciones deben ser con la lista constitucionalista más votada”. Es la respuesta que dan ahora fuentes de la dirección nacional a eldiario.es. “Pero si no hay acuerdo, no se descarta formar otras mayorías aunque siempre con partidos constitucionalistas”, remarcan.
Rivera ha adaptado a su manera ese discurso contra Pedro Sánchez al que ataca por haber conformado, tras la moción de censura que ganó contra Mariano Rajoy, una mayoría para gobernar pero con “populistas e independentistas”. El líder de Ciudadanos tampoco se cansa de señalar que Sánchez no está legitimado por las urnas para ser presidente del Gobierno aunque la censura a un presidente es una figura avalada por la Constitución y el PSOE, además, fue segunda fuerza política en las dos últimas elecciones.
“Salimos a ganar”
Los de Rivera se ven ahora en una nueva disyuntiva ante ese debate, justo en víspera de las elecciones andaluzas. Sus perspectivas allí son de una notable mejoría aunque la distancia con el PSOE y el PP es grande: Cs tiene 9 escaños frente a 43 del PSOE y 33 del PP, por lo que ven complicado el anhelado ‘sorpasso’ al partido de Pablo Casado, que ya está volcado en la precampaña.
El líder del partido en Andalucía y candidato a la Junta, Juan Marín, que está siendo también muy arropado por Rivera e Inés Arrimadas –esta última de origen andaluz–, ha dicho que no van a volver dar apoyo al PSOE para investir de nuevo a Susana Díaz como presidenta. Es lo mismo que dijo en las anteriores elecciones sobre Mariano Rajoy y luego rectificó. Ciudadanos tampoco acaba de desvelar si buscará una alianza con el PP, con el que compite, si los dos partidos quedan muy igualados, pese al guante lanzado por Casado.
“Nosotros salimos a ganar y cuando se vean los resultados de las elecciones tomaremos la decisión oportuna”, responden fuentes del partido en Andalucía. “No se da por sentado que pueda gobernar la lista más votada. Habrá que mirar los programas y buscar en base a estos los acuerdos que sean oportunos”, puntualizan las mismas fuentes.
Una vez pasado el 2 de diciembre los cálculos postelectorales determinarán si PP y Ciudadanos mantienen su actual postura de abrirse a pactar aunque no logren ser los más respaldados en las urnas o si promulgan un nuevo giro en sus posiciones y vuelven a recuperar la idea de la lista más votada de cara a la siguiente batalla electoral: las municipales y autonómicas de 2019.