Moderación y centralidad. Los dos conceptos han resurgido este viernes en la Convención Nacional del PP, siete meses después de que Pablo Casado llegara a la presidencia del partido y emprendiera un giro a la derecha que le ha llevado en las últimas semanas a asumir postulados de la extrema derecha primero para competir con Vox en las elecciones andaluzas y últimamente para lograr el apoyo del partido de Abascal a la investidura de Juan Manuel Moreno Bonilla como presidente de la Junta de Andalucía.
En las primeras horas de la convención que pretende revisar la línea ideológica del PP, el rechazo a Vox ha marcado las principales intervenciones de la jornada: las del expresidente del Gobierno Mariano Rajoy y el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo. Los mensajes contra la “radicalidad” también se han escuchado en el plenario por parte de candidatos autonómicos, que han contrastado con las posturas de la dirección nacional del PP sobre la necesidad de intervenir ya Catalunya, el rechazo a la inmigración o, más recientemente, la equiparación de la violencia machista con otro tipo de violencias del ámbito doméstico y la lucha contra la que han llamado “ideología de género”.
Después de la breve introducción del candidato del PP europeo para presidir la Comisión Europea, Manfred Weber, tomaba la palabra Feijóo, a quien Casado encargó la coordinación de este congreso ideológico, el único al que ha dado trato de barón autonómico en la cita del fin de semana. Su intervención había generado expectación en las últimas semanas ya que ha sido el principal dirigente popular que se ha desmarcado de la nueva línea oficial y ha criticado abiertamente a Vox, llamándole “extrema derecha” e incluso “ultraderecha”.
Tras el giro a la derecha de Casado, al que apoyó de forma velada en las primarias, el presidente gallego se había posicionado en los últimos días con el perfil más centrista del PP ante el mimetismo de la dirección nacional con los postulados de Vox. Feijóo es un dirigente que gana elecciones -lleva tres mayorías absolutas consecutivas en Galicia en 2009 y al que muchos daban como sucesor cuando Rajoy anunció su marcha, pero que en el último momento decidió no concurrir a las primarias del PP.
Pese a la decepción general que provocó su espantada sigue siendo una voz muy respetada entre la militancia y sobre todo los cargos orgánicos del PP. Este viernes, su intervención en la inauguración de la Convención asumió su papel, reivindicando la centralidad y la moderación de los populares, frente a la radicalidad instalada en la sede de la calle Génova.
“La claridad no es la dureza intransigente”
“Nadie nos va a dar lecciones ni de firmeza, ni de moderación ni de centralidad”, defendía Feijóo ante Casado. “La claridad no es la dureza intransigente, sino la firmeza en los principios”, añadía. “Reivindico la política más allá del tuit, la moderación, el sentido común, la cercanía, la honestidad y los políticos que hacen política con los pies en la tierra”, apuntaba el dirigente gallego. “No hacemos política desde trincheras, no estamos con los fundamentalismos, y no buscamos acentuar la diferencia. Es más lo que nos une que lo que nos divide”.
Gran parte de su discurso buscó reivindicar el legado de Rajoy, que este viernes volvía a un acto partido tras siete meses apartado por la pérdida del Gobierno y su salida de la presidencia del PP. “Supo llegar al poder con mayorías muy nítidas, con moderación, con sentido común y con una gestión incuestionable. Y ha sabido irse con elegancia y con sus principios intactos”. El auditorio se ponía entonces en pie para aplaudir al expresidente.
Rajoy tomaba la palabra media hora después, en un coloquio con la presidenta del Congreso de los Diputados, Ana Pastor. Aunque con menos carga ideológica y política que su predecesor en el uso de la palabra, el expresidente del Gobierno también apelaba a la moderación y lanzaba un mensaje contundente contra los extremismos y, por tanto, frente al crecimiento de Vox. “Hay que estar en la realidad. No son buenos el sectarismo ni los doctrinarios”, advertía el exmandatario, que apenas pasaba dos horas en la Convención, antes de marcharse por una puerta lateral.
Las apelaciones a la moderación también han llegado por otros intervinientes en la primera jornada del cónclave. Especialmente claro era el candidato a la presidencia de las Islas Baleares, Biel Company, que también en presencia de Casado –que ha seguido todo el plenario de principio a fin– emplazaba a su partido a huir de las posiciones radicales.
La “radicalidad”, para el “sentido común”
“Hay que aportar soluciones y no pueden ser ni radicales ni extremistas”, advertía el candidato balear durante el diálogo con los principales cabezas de lista a las elecciones autonómicas. “Para eso están otros, pero el PP nunca ha sido de aplicar soluciones ni extremistas ni radicales. Debemos ser radicales buscando las soluciones pero no aplicar resolucioens radicales”, añadía. A su juicio, la “radicalidad” se debe aplicar “al sentido común”.
Además del sector más moderado del PP, la primera jornada de la Convención Nacional era también la del regreso de la exvicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría a un acto de partido después de perder las primarias ante Casado, en julio, y anunciar su salida de la política, en septiembre. La hoy consejera del Consejo de Estado destacaba, sin embargo, por su discreción. No hacía declaraciones a los medios de comunicación y se sentaba en cuarta fila, lejos de los focos de las cámaras. Finalmente, abandonaba el recinto por una puerta trasera. Su presencia fue testimonial: la dirigente con más poder en los Gobiernos de Mariano Rajoy no tuvo ningún protagonismo en el cónclave.
La anécdota del primer día de convención la protagonizaba el portavoz de Tabarnia, Jaume Vives, que en una mesa sobre la situación en Catalunya aseguraba que le habían pedido que en la convención pidiera a los asistentes que se afiliaran a Vox. Es previsible que el discurso del “PP sin complejos”, ese que se asimila al de los postulados de Vox, se escuche en la convención este sábado, cuando el cabeza de cartel es el expresidente del Gobierno José María Aznar, uno de los principales impulsores de la alianza de PP, Ciudadanos y Vox y de la “reunificación del centro derecha”. En el plenario ya no estará Rajoy para escucharle. Por mucha unidad que escenifique el PP, ambos líderes todavía no consiguen convivir en un mismo espacio.