El PP se desentiende de su relación con Rodrigo Rato

Unos metros antes de que los periodistas parasen al ministro de Economía en los pasillos del Congreso y le preguntaran por Rodrigo Rato, Luis de Guindos ya había empezado a hablar: “Miren, yo estoy sujeto al deber de confidencialidad y lo único que les puedo decir es que todas las instituciones del Estado, el Sepblac y la Agencia, van a cumplir con su obligación y con la legalidad”.

Todo el PP siguió este martes la consigna al pie de la letra con leves variaciones. La excusa de Mariano Rajoy para no decir nada mientras abandonaba el hemiciclo fue que acababa de hablar “durante cinco horas”.

Nadie parece conocer ya al que fue vicepresidente del Gobierno con José María Aznar y aclamado como “el artífice del milagro económico”. La noticia adelantada por Vozpópuli de que se acogió a la amnistía fiscal decretada por Cristóbal Montoro y se le investiga por blanqueo de capitales ha dejado helados a los conservadores. La reacción generalizada ha sido desentenderse y ningún dirigente se ha atrevido a darle un mínimo respaldo ni se ha permitido dudar de la información. En general, la mayoría siguió el ejemplo del presidente del Gobierno y huyó en silencio.

Como el de Luis Bárcenas, el nombre de Rato se evita pronunciar si no es imprescindible. De Guindos se refirió a su situación como “este tipo de cuestiones”. Cristóbal Montoro dijo que todos los contribuyentes son iguales, “con independencia de quién es hoy o haya sido ayer”. Carlos Floriano, incómodo al recorrer todo el pasillo del Congreso rodeado por los periodistas, no se movió del “quienes tengan que asumir responsabilidad, que la asuman”. Solo Esteban González Pons admitía que el asunto es “gravísimo” por las responsabilidades que había ocupado en el PP, en sus Gobiernos y en el FMI.

El mismo hombre que impartía lecciones sobre la importancia de luchar contra el fraude fiscal y se incluía entre los contribuyentes perjudicados por los defraudadores es un imputado múltiple por la salida a bolsa de Bankia y el uso de una tarjeta 'black'. La noticia coge al PP en el peor momento, a 40 días de unas elecciones municipales y autonómicas donde la pérdida de votos se da por asumida. A las protestas por la gestión del Gobierno se une el avance de Ciudadanos y el mal resultado en Andalucía. El desprestigio de la marca del PP se ha demostrado en el tipo de campaña diseñada por los candidatos, donde se esquiva las siglas a pesar de que todos dicen estar orgullosos de ellas. 

También echa por tierra el discurso sobre la corrupción. A la constatación del juez Ruz de que el PP se financió con dinero negro y defraudó a Hacienda, se suma ahora el hecho de que Rato se acogió a una amnistía fiscal decretada por el Gobierno de Rajoy. En un intento de hacer de la necesidad virtud, el Ejecutivo y el PP presumen de que, gracias a ella, Hacienda controla más de 100.000 millones de euros antes opacos.