El PP escenifica una bronca con Vox en la campaña mientras blanquea a Meloni

Aitor Riveiro

28 de mayo de 2024 22:36 h

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La relación entre el PP y Vox sigue desde hace años un patrón claro e inmutable: pactan políticas y gobiernos, pero se tiran los trastos a la cabeza cuando les conviene amarrar a los suyos, especialmente en periodo electoral. Desde el ya casi olvidado “hasta aquí” que le espetó Pablo Casado a Santiago Abascal en su fallida moción de censura de 2020, a la reciente “ruptura de relaciones” de la extrema derecha, ya con Alberto Núñez Feijóo como líder de la oposición, el volumen de la bronca entre ambos socios durante las campañas es inversamente proporcional a las alianzas que pactan.

Este martes se cumplió un año de las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2023. Unos comicios que depararon un vuelco en el reparto de poder territorial en España, y motivó que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, adelantara las elecciones generales.

El PP logró 14 gobiernos autonómicos y el control de decenas de grandes ayuntamientos, un gran poder territorial pocas o ninguna vez visto en democracia. Pero a lomos de otros tantos pactos con Vox, muchos con gobiernos de coalición incluidos. Es el caso de la Comunitat Valenciana, Aragón, Castilla y León, Murcia y Extremadura, donde el PP ni siquiera ganó las elecciones. Tampoco en otras capitales de provincia que cambiaron de mano en 2023.

Un año después, los presidentes autonómicos del PP que dependen de la extrema derecha para gobernar celebran la efeméride, y defienden los logros que, dicen, han alcanzado junto a Vox. Entre ellos, las clonadas leyes de concordia en diferentes regiones, que lapidan la memoria democrática, detiene la búsqueda y exhumaciones de los represaliados por la dictadura de Francisco Franco cuyos restos permanecen enterrados en cunetas 80 años después y han provocado la reacción crítica de la ONU.

Pero incluso el ciclo previo de 2019 ya sirvió para forjar esa alianza de la derecha y la extrema derecha que en Europa siempre había sido anatema para los partidos conservadores clásicos. Juan Manuel Moreno nunca hubiera sido presidente de Andalucía sin los votos imprescindibles de Vox. Tampoco Isabel Díaz Ayuso de la Comunidad de Madrid. Ni José Luis Martínez Almeida, alcalde de la capital. Los tres perdieron las elecciones y lograron el poder con esos “pactos de perdedores” que tantas veces Feijóo había achacado a otros partidos.

Todo, mientras el líder del partido y sus portavoces arremeten cada vez con más virulencia contra la formación de Santiago Abascal, sin ninguna intención de romper las alianzas con él. “Los partidos del Gobierno que nos critican, lo puedo entender”, dijo este lunes en un acto de campaña en Talavera de la Reina (Toledo). Y añadió: “Me llama la atención el menosprecio de Vox, porque de los miles y miles que estábamos ayer muchos eran simpatizantes de vox y estaban con nosotros. En favor de la constitución y del Estado de derecho. Allá ellos y su responsabilidad si su campaña es descalificarnos”. “Ellos sabrán si su campaña es facilitar las cosas al PSOE o defender a España”, espetó.

Feijóo entró así al trapo que le había colocado Vox en forma de críticas contra el mitin-protesta que el PP convocó el domingo en Madrid, y que aglutinó a miles de personas contra la amnistía y contra el Gobierno. Apenas a 10 días de las elecciones europeas del 9 de junio, la candidata, Dolors Montserrat, estuvo presente, pero no participó. Y Feijóo pidió a Sánchez convocar ya elecciones generales.

Una “romería”, en palabras de Abascal. Feijóo contraatacó: “Ellos sabrán cuál es el objetivo de Vox, si facilitarle las cosas al PSOE o defender España”. Recordó que él no suele referirse en público a Vox “porque la inmensa mayoría de los votantes que tuvo Vox estaría con nosotros en esas manifestaciones”, dijo sobre el acto del domingo. 

El líder del PP despreció el papel de Vox (“yo no compito por la oposición, yo compito por el cambio”, dijo). Y pidió “unir el voto” en el PP. “El PSOE va a buscar el empate. ¿Sabéis cómo? Dividiendo el voto, troceando el voto”, dijo.

En la sede nacional del PP en el número 13 de la calle de Génova de Madrid han dado la voz de alarma porque, creen, el PSOE busca “polarizar” la campaña con Vox y dejar así a los de Feijóo con una capacidad de crecimiento limitada. Las encuestas muestran, como ya ha ocurrido en los recientes comicios en Euskadi y en Catalunya, que el suelo electoral de los de Abascal es más estable de lo que pensaban los estrategas de Feijóo.

Extrema derecha buena, extrema derecha mala

“El PSOE va a buscar el empate”, dijo Feijóo el lunes. “¿Sabéis cómo? Dividiendo el voto. Divide y vencerás. Eso es muy viejo”, se lamentó. El líder del PP evidenció así un temor que ya había expresado previamente: que la polarización de la campaña penalizara a los populares.

“Lo que le interesa al PSOE es tensionar, lo que le interesa es polarizar. ¿Quién gana en la polarización? Pues él, gana el PSOE”, dijo la semana pasada en un acto informativo organizado por el Cercle d’Economía en Barcelona.

Un acto en el que Feijóo abrió la puerta a pactar con el partido de la primera ministra de Italia, la ultra Giorgia Meloni, siguiendo la estela de Ursula von der Leyen.

Feijóo justificó su postura en que hay una extrema derecha buena y otra mala. Y que ambas no son “homologables”. La de Meloni, por ejemplo, es una de las buenas, según dijo Feijóo, quien pidió fijarse en su acción de Gobierno.

En el otro saco estarían Marine Le Pen y su Agrupación Nacional, el antiguo Frente Nacional, o la ultraderechista Alternativa por Alemania. Incluso la Unión Cívica Húngara de Viktor Orbán. O quizá no, porque Le Pen le ha lanzado a Meloni una propuesta: unirse en Europa en un único grupo (ahora hay dos) quitándose el lastre de los partidos que en ningún caso serían “homologables”.

Meloni comparte grupo en el Parlamento de Bruselas con Vox, a quien el PP ha tachado de eurófobos. De hecho, Feijóo puso en valor que la primera ministra italiana haya apoyado el pacto migratorio europeo, mientras los de Abascal lo rechazaron.

El portavoz nacional del PP, Borja Sémper, intentó justificar este martes los vaivenes de su partido sobre Vox y la extrema derecha europea apoyándose en las relaciones que el Gobierno italiano mantiene con el español. 

“Hace unos meses el señor Sánchez anunció la búsqueda de acuerdos estratégicos con Meloni para defender los intereses compartidos en la Unión Europea”, dijo en una entrevista. “Y nadie se rasgó las vestiduras”, añadió. “Está en boca de todos la evolución y el papel que tiene el Gobierno de Italia, y en concreto la señora Meloni, en relación con las instituciones europeas y un europeísmo declarado”, zanjó.

Un europeísmo que el PP le niega a Vox. Y, pese a ello, la extrema derecha es muleta del PP en decenas de instituciones. De hecho, los de Abascal fueron el único gran grupo que apoyó la investidura de Feijóo el año pasado.

Sémper rebajó esa consonancia con Abascal. “Nosotros hemos llegado a pactos con Vox para dar estabilidad en comunidades autónomas y en ayuntamientos, y esas comunidades autónomas y ayuntamientos tienen estabilidad”, dijo. “El proyecto político que nosotros representamos para el conjunto de los españoles pasa por cambiar este Gobierno y por tener un gobierno del PP”, concluyó.

El PP lleva la bronca al Congreso

Este miércoles, la portavoz adjunta del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, ha aprovechado una pregunta parlamentaria al ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, para arremeter contra Vox desde su escaño. La diputada ha defendido al presidente de Argentina, Javier Milei, por llamar “corrupta” a la esposa del presidente del Gobierno, y ha dicho que a Pedro Sánchez tendría que haberle llamado “mentiroso”.

Inmediatamente, Álvarez de Toledo ha recordado que en el mismo acto, organizado por Vox, Santiago Abascal les llamó “cobardes y estafadores”. “

“Vox está de romería electoralista contra el PP, hasta Jerusalén ha llegado”, ha espetado la diputada, en referencia al viaje del líder de la extrema derecha a respaldar al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. “Como siga así, su agenda 2030 es que Pedro Sánchez siga en el poder”, ha dicho, para remachar: “Si el PP es el PSOE, ¿qué hacen gobernando con el PSOE en cinco comunidades y 107 ayuntamientos?”.

La “absorción” de Vox

El PP siempre ha tenido la intención de reagrupar a la derecha bajo sus siglas. En Génova creen que el partido ya ha absorbido a Ciudadanos, que está desapareciendo elección tras elección. Y dan a entender que ahora le ha llegado el turno a Vox.

Así al menos lo publicó este martes El Mundo. Pero el propio Borja Sémper lo desmintió: “A veces leo algunas cosas y me sorprendo. No aspiramos a esas cosas que se publican”.

Sea como fuere, Vox salió al paso. “¿Somos objeto de caza? ¿Hasta qué punto? ¿Vamos a ser atacados por la prensa? ¿Van a mentir? ¿Vamos a excluidos de los debates?”, se preguntó este martes su candidato el 9J, Jorge Buxadé. 

La lectura de Vox es que en el PP están “nerviosos” porque Abascal ha conseguido que cuele su mensaje de que el PP y el PSOE votan “el 90% de las veces iguales en Europa” y que ahora “hacen el paripé”. Buxadé concluyó: “Ahora mismo nos han puesto una diana, pero ni las de ETA ni las del separatismo nos han parado. Mucho menos la del PP”.

Los de Abascal han puesto lonas en Madrid donde hacen ver que PP y PSOE son lo mismo en Europa.

En la reciente comparecencia de Sánchez en el Congreso, Abascal dedicó parte de su discurso a criticar el ninguneo al que, dicen, le somete Feijóo. El PP no respondió a la fingida ruptura de relaciones, tampoco se ha dejado presionar para ir hasta el final con un conflicto entre el Congreso y el Senado por la ley de amnistía, ni ha respondido a una carta abierta que el líder del Vox le remitió para abrir un “frente común” contra Sánchez.

En la guerra PP-Vox, que quizá se cierre tras las elecciones como las anteriores, ha intervenido hasta la Faes de José María Aznar, que dedicó un largo editorial contra el partido de Abascal, uno de los 'cachorros' del propio Aznar. La fundación acusa al partido de haber “inutilizado la victoria” del PP en en las elecciones generales del 2023. “Vox favoreció claramente la estrategia de movilización socialista”, apunta la nota de Faes, que acusa de “populista” al partido de Santiago Abascal, al que señala directamente por sus alianzas con Donald Trump, Matteo Salvini, Viktor Orban o Marine Le Pen.

En línea con el PP, Faes no menciona a Giorgia Meloni, a quien la derecha europea y española han decidido blanquear para buscar un posible pacto tras las europeas.

Para Faes, el 23J “Vox favoreció claramente la estrategia de movilización socialista”. Y está ocurriendo lo mismo este 2024 en el carrusel electoral que, previsiblemente, termina el 9 de junio con las europeas. “Vox y Sánchez se retroalimentan actuando como polos complementarios”, asegura la nota de Faes. “El PSOE necesita que Vox siga ahí”, concluía. Una clara muestra de dónde se está jugando el resultado del 9J. Al menos una parte.