El PP quiere sumarse el tanto de que sus propuestas ante la emergencia energética que vive Europa y las de las autoridades comunitarias van de la mano. Hasta ayer mismo, el partido de Alberto Núñez Feijóo rechazaba cualquier impuesto a los beneficios extraordinarios de las empresas eléctricas por el incremento del precio del gas producido por la guerra de Ucrania. El martes votó en contra incluso de debatir en el Congreso el gravamen a estas compañías, además de a la banca. Después de que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, planteara en el debate de estado de la Unión que “no está bien recibir beneficios de la guerra y que paguen el pato los consumidores” y anunciara un impuesto que pretende recaudar “140.000 millones”, el PP se abre a negociar con el Gobierno de coalición. Eso sí, si además deja fuera al sector financiero.
Los impuestos propuestos por el PSOE y Unidas Podemos, cuya tramitación parlamentaria acaba de comenzar, son diferentes técnicamente al tributo que debe aprobar una mayoría cualificada de estados miembros de la UE este mismo mes de septiembre. El Ejecutivo ya ha dicho que si su idea no encaja en el marco europeo la modificarán, lo que ha sido aprovechado por el PP para subirse a un tren cuyo último vagón estaban viendo pasar. Su última propuesta pasaba por compensar con dinero público a las eléctricas si rebajan la factura a quienes ahorren energía.
“El pronunciamiento de las altas autoridades europeas, en total consonancia con el PP”, ha sostenido el vicesecretario de Política Autonómica y Local, Pedro Rollán, en una rueda de prensa para presentar un evento interno con diputados que prepara el partido para este fin de semana en Toledo. Por si quedaban dudas, Rollán ha añadido: “El pronunciamiento de la Comisión Europea es una enmienda a la totalidad de la política energética del Gobierno”.
El PP se aferra a dos detalles para justificar su no a lo planteado en España y su sí a lo planteado por Bruselas. El primero, que la proposición de ley de PSOE y Unida Podemos plantea gravar los ingresos de las compañías energéticas, mientras que la Comisión estudia que la imposición sea sobre los beneficios extraordinarios. El segundo, que Europa quiere que el dinero recaudado se destine a política energética.
Entre otras cosas, Bruselas permitiría a los países destinar parte de la recaudación a reducir la factura de los consumidores. Pero también más cosas, como por ejemplo avanzar en la descarbonización, en la implantación de renovables o en eficiencia energética. El PP se queda solo con la primera parte y carga contra la supuestas tendencias recaudatorias del Gobierno.
No al impuesto a la banca
Estas dos diferencias (si se gravan ingresos o beneficios, y una finalidad concreta) llevan al PP a considerar la propuesta de PSOE y Unidas Podemos como un “impuesto ideológico al Ibex” y reclaman su retirada.
El PP quiere que el Gobierno presente un impuesto ceñido exclusivamente a las energéticas, y que no se mueva una coma de lo que plantee Bruselas, pese a que esta misma semana presentaron un amplio paquete de medidas energéticas destinadas al sector energético que no mencionaba ningún impuesto a los beneficios extraordinarios.
Sobre lo que no está dispuesto a hablar el PP es de un ningún impuesto a la banca. Fuentes del PP consideran que se trata de un movimiento “ideológico” para “ajustar cuentas” porque “la gente lo está pasando mal”.