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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Una vendeta interna del PP leonés entregará al PSOE la alcaldía de Ponferrada

Despechos y venganzas políticas y personales, vendetas internas en el PP y entre viejos amigos en definitiva, harán que el día 8 de marzo el PSOE vuelva a la Alcaldía de Ponferrada. Todo gracias al mismo personaje que se la arrebató hace dos décadas: Ismael Álvarez, el exalcalde condenado en 2002 por acoso sexual a su concejala de Hacienda, el del 'caso Nevenka'.

El populista empresario de la noche y la hostelería ha prometido que dejará la política en cuanto vea a su antaño delfín y mano derecha, Carlos López Riesco, fuera del despacho de regidor. Y para ello auspiciará una moción de censura, pactada con los socialistas, que se votará el 8 de marzo. Tiene el visto bueno de la Ejecutiva Federal del Partido Socialista: Ferraz sólo pidió que Álvarez no continuase y este aceptó con tal de derrocar a su ahora enemigo Riesco. Si no falta ninguno de los 13 firmantes de la censura, en menos de dos semanas el arquitecto y vicesecretario general del PSOE de León, Samuel Folgueral, será nuevo alcalde de Ponferrada.

El exalcalde condenado por acoso sexual parece no haber perdonado que el que fue su amigo íntimo, mano derecha, teniente de alcalde y delfín, no le apoyase tras ser condenado y verse obligado a abandonar la política. Y menos que no le volviese a dejar paso como líder de las listas del PP en los últimos comicios municipales. Entonces, tras pasar del ocio nocturno de éxito a empresario hotelero local, intentó pactar su vuelta al PP.

Faltó poco para que la líder de los conservadores en la provincia y presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco, le reintegrara al primer puesto de la lista por Ponferrada. Pero Riesco, que en estos años se había hecho con buena parte del control del partido en la ciudad y el Bierzo, logró resistir el envite y repetir en el puesto de salida. Desde entonces se alineó con el sector crítico del PP leonés.

Carismático, encantador y populista nato, hábil tras años de regentar discotecas y pubs, “el hijo de la lechera” –como él mismo se enorgullece destacar– había tratado de lavar su imagen con paciencia. E incluso antes de volver a la primera línea política –nunca dejó de moverse entre las bambalinas del poder local– maniobró también para hacerse con las riendas de la SD Ponferradina –de la Segunda División del fútbol español– en una estrategia encaminada a reforzar su capacidad de influencia y recuperar parte del apoyo popular perdido a consecuencia de su condena.

Las negociaciones con Carrasco fracasaron entonces: la lideresa popular no pudo imponerse a Riesco y los que le apoyaban. Álvarez, tras flirtear con el regionalista Partido del Bierzo, fundó su propia agrupación política, Independientes Agrupados de Ponferrada (IAP).

La quinta ciudad de Castilla y León, en el noroeste de la autonomía y de la provincia de León, con 70.000 habitantes y capital de la comarca minera del Bierzo, vive en precariedad política desde las últimas municipales, cuando Álvarez regresó a la primera línea tras las elecciones de 2010. El controvertido hostelero logró 5 concejales en los comicios municipales, por los 12 del PP y 8 socialistas.

El exalcalde condenado por acoso sexual logró explotar su innato populismo para ganar por una mayoría absoluta contra pronóstico en 1994 el hasta entonces bastión socialista, logró repetirla dos veces y sin unas grandes siglas detrás obtuvo de una tacada cinco ediles. Capitalizó a aquellos 3.000 manifestantes que en 2002 defendieron en Ponferrada su inocencia y que fuera un acosador. También se recuerda que la hoy alcaldesa de Madrid y entonces esposa del presidente del Gobierno, Ana Botella, le brindó su apoyo público.

Álvarez y la operación pactada con el PSOE para derrocar a López Riesco ahondan la herida interna del PP leonés. Riesco estaba claramente alineado desde hace tres años contra el sector oficialista de Isabel Carrasco. De hecho le ha culpado directamente de instigar la moción de censura.

Segunda opción

Son diversas las fuentes que indican que el PSOE es “segundo plato” de Ismael Álvarez, quien hasta hace no demasiadas fechas negoció con el PP dar estabilidad al Ayuntamiento de Ponferrada a cambio de la cabeza de Riesco. El apoyo de miembros de su equipo de gobierno y de un sector del partido que incluiría un consejero de la Junta de Castilla y León o del senador Grupo Mixto Juan Morano Masa (pariente suyo y expulsado del PP hace menos de un año por votar a favor de la minería y contra su partido) habrían impedido la operación.

La oferta a los socialistas parece haberse fraguado en sólo unas semanas. Lo único que pidió el secretario de Organización Federal y portavoz socialista en las Cortes de Castilla y León, Óscar López, al alcalde in péctore Samuel Folgueral es que no estuviese Ismael Álvarez en un gobierno municipal en coalición. Este accedió, aunque dimitirá sólo cuando se haya asegurado que la moción prospera y derroca al antaño amigo, compañero de farras y pareja de rancheras al micrófono de karaokes nocturnos en Ponferrada hace sólo unos años.

El pacto ha causado malestar en sectores del PSOE. Se recuerdan los duros enfrentamientos, y que Álvarez fue quien los desalojó a ellos del poder. Sus ataques al socialismo local fueron notorios y públicos en su momento.

Es el caso de Charo Velasco –nombrada por Zapatero vocal del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) y recién renovada en el cargo–, con quien chocó duramente al ayudar a Nevenka Fernández, la concejal de Hacienda del PP a la que acosó. Otras fuentes socialistas auguran que Álvarez acabará dejándolos en la estacada, que intentará usarlos como medio para su objetivo personal de volver al poder y al PP. Que con esta maniobra de un abandono que aún no se ha producido sólo refuerza su popularidad, granjeada en la noche y la política. Otras personas lo niegan y consideran que ya no tendrá tiempo. Los líderes socialistas regionales y provinciales defienden que Ponferrada logrará estabilidad política y hasta un presupuesto que no tiene.