El PP rompe su acuerdo con Vox en Ceuta y pacta los presupuestos de 2021 con el PSOE

Gonzalo Testa

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El Gobierno de Ceuta fue el último ejecutivo autonómico del PP en acercarse a Vox para asegurarse estabilidad en minoría y ha sido el primero en desmarcarse de la extrema derecha tras el discurso con el que Pablo Casado puso pie en pared con los de Santiago Abascal en el Congreso. Casi un año después de romper con los socialistas, que ya le apoyaron durante el primer semestre de la legislatura, el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan Vivas, ha pactado con el PSOE la aprobación de sus Presupuestos para 2021.

“El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra roja”, ha tuiteado el portavoz de Vox en la Asamblea regional, Carlos Verdejo. Es lo más explícito que, después de conocerse el viraje del PP, ha dicho su partido, donde descuentan los días para el debate parlamentario inicial sobre las cuentas del próximo martes en medio de otra filtración de decenas de audios atribuidos a su presidente, Juan Sergio Redondo, en los que en la supuesta intimidad de un grupo de Whatsapp de su antigua Gestora arremete contra la inmigración, Marruecos y la prensa.

Ni el Ejecutivo autonómico ni el PP de Ceuta han abundado en los motivos de su cambio de socio y Vivas solamente ha remarcado que, como al principio con el PSOE y después con Vox, esta vez tampoco habrá ningún “pacto de Gobierno” con los socialistas. Fuentes gubernamentales han explicado que el empeño del partido de extrema derecha en suprimir “toda” ayuda a entidades vinculadas a la comunidad musulmana (un 50% de la población), feministas o de asistencia a inmigrantes han acabado por resultar “inaceptables”.

Durante la campaña de 2019 Vivas prometió que nunca pactaría con Vox porque suponía una amenaza para “la convivencia” en Ceuta, que presume de ser “la ciudad de las cuatro culturas”. Lo hizo con el PSOE, que a cambio obtuvo media docena de cargos (entre ellos un director general y la Gerencia de la radio televisión pública). Cuando rompió con los socialistas y dijo que no eran “fiables” se arrimó a Vox, que pidió una limpieza en los cargos dados a los socialistas, la Vicepresidencia Primera de la Asamblea, un periodista de su cuerda al frente de RTVCE y suprimir las subvenciones a Mujeres Progresistas (30.000 euros) y Enfermos Sin Fronteras (12.000), una modesta asociación dedicada a proporcionar medicinas y asistencia médica a personas sin recursos.

Ahora, según fuentes del Ejecutivo local, la extrema derecha pretendía dejar también sin fondos públicos a Digmun (que da clases de español a niños migrantes tutelados por la Ciudad y a mujeres transfronterizas), Luna Blanca (dedicada a proporcionar alimentos a familias sin recursos), Intercultura o Septem Solidaria, así como acabar “con la Fundación Premio Convivencia y los programas de violencia de género”.

Vivas, que gobierna desde 2001 y ahora solo tiene 9 de los hasta 19 escaños con que llegó a contar el PP en una Cámara autonómica de 25, ha lidiado desde que aprobó con Vox sus Presupuestos para 2020 con una tensión política y social sin precedentes: desde trifulcas monumentales en el Pleno al borde de la violencia física con insultos a gritos hasta la mayor manifestación en Ceuta de lo que va de siglo.

El 28 de febrero, unos 6.000 ceutíes se echaron a la calle para exigir al PP que rompiese con Vox tras conocerse, en la primera oleada de filtraciones, que en privado sus dirigentes repudiaban la “mierda de cuatro culturas de Vivas”, auguraban que “la tercera guerra mundial será contra el Islam” y se negaban a “tragar moros por cojones”. “VOX es el primer partido de Ceuta con un 35% de los votos. Estos totalitarios animados en su odio por el gobierno podían cambiar su lema: 'Mucho ruido y pocos votos”, les respondió Abascal por Twitter.

Paladín del PP más moderado durante casi dos décadas (en 2010 declaró festivo local la Pascua islámica del Sacrificio, primera celebración no católica en rojo en España desde 1492), Vivas aceptó llamar “intrafamiliar” a la violencia machista y en los borradores de documentos oficiales del Gobierno se empezó a cargar contra Marruecos y la inmigración como culpables de casi todos los males de Ceuta, y a enfatizar la necesidad de evitar que la ciudad “se convierta en un contenedor de menores [extranjeros no acompañados]”.

El presidente de la Ciudad ha apelado ahora a la “responsabilidad” para volver sobre sus pasos y pactar con el PSOE pese a que en verano estuvo a punto de tumbar su Gobierno con una moción de censura que precisaba embarcar a al menos uno de sus consejeros junto a toda la oposición (incluidos los dos diputados no adscritos que en enero dejaron Vox por su “islamofobia”).

“O ellos o nosotros”

La primera consecuencia visible del acuerdo ha sido la reinclusión de Mujeres Progresistas y Enfermos Sin Fronteras entre las entidades que serán beneficiarias de subvenciones en 2021. “La violencia de género existe y desde el PP de Ceuta siempre hemos creído que necesita una respuesta clara y enérgica”, ha proclamado este miércoles el partido en un manifiesto al que ha seguido la firma de un “acuerdo institucional” con la Delegación del Gobierno para combatirla juntos.

Los socialistas aspiran a aislar al “fascismo” en la Asamblea. “O ellos o nosotros”, responden a la hipótesis de un acuerdo presupuestario por unanimidad. No apuestan esta vez por canjear su apoyo por cargos, pero sí han trazado una hoja de ruta para sacar a Vox de los que ha alcanzado. “El siguiente paso debe ser la Vicepresidencia Primera de la Asamblea, evidentemente”, adelantan fuentes de la Ejecutiva que lidera Manuel Hernández.

“El discurso de Casado”, ha admitido en RTVCE el vicesecretario general de Estudios y Programas del PP Regional y consejero de Educación, Carlos Rontomé, “nos afecta a nivel de partido en la ciudad porque había una línea de colaboración con Vox importante y marca un momento en el que el PP evidencia que ni es ni va a ser Vox y contesta de forma clara a lo de la 'derechita cobarde’ y otros epítetos que hemos sufrido”.

“Ese discurso nos orienta a dejar claro que somos un partido de centroderecha moderado, espacio político en el que vamos a mantenernos y que los demás busquen el suyo”, ha resumido sobre la “lucha de partidos” existente, que en las últimas elecciones generales se decantó en Ceuta por primera vez desde 1999 en favor de otro partido distinto al PP, precisamente Vox, que obtuvo el diputado y un senador por la ciudad.

El plan de Vox en Ceuta: ganar votos hablando “de inmigración” y cerrar los medios “chirlachis”

La última tanda de decenas de archivos de audio atribuidos al presidente de Vox en Ceuta, Juan Sergio Redondo, revelan cómo enfatizaba en 2018 a los que entonces formaban parte de su círculo político de confianza que “lo que nos va a dar votos para estar en la Asamblea es poner permanentemente sobre la mesa el tema de la inmigración, de la inseguridad, de los MENA, de los atracos, de los robos, de la delincuencia… Eso es lo que tiene aquí a la gente hasta las narices”.

“Marruecos es un país chantajista y lo único que va a pasar si se les paga a estos hijos de puta es que van a coger el dinero, no lo van a utilizar para los menores y vamos a seguir teniendo de estos cabrones en España, van a trincar la pasta y van a seguir entrando”, advertía a su ‘número 3’, Francisco José Ruiz, actual vicepresidente de la Mesa Rectora de la Asamblea, en otro audio.

En otro de sus alegatos, el líder de la formación de ultraderecha insta a “interiorizar” que “nosotros no somos islamófobos, pero tenemos muy claro cuál es la identidad de Ceuta: pueden convivir diferentes manifestaciones culturales en función de las religiones presentes, pero no hablamos de eso, sino de identidad política, cultural e histórica, que sólo es una, la de la nación a la que pertenece la ciudad, que es España”.

Vox también ha puesto la proa contra parte de los medios de comunicación locales, ante cuyos periodistas sus líderes no han comparecido nunca en rueda de prensa admitiendo preguntas. Según su diagnóstico, en la prensa local solo trabajan “chirlachis que no tienen dónde caerse muertos”.

“Si entramos en la Asamblea y les quitamos la subvención van todos a la puta calle y salen disparados”, auguraba Redondo, bajo cuya influencia el Gobierno de Ceuta aprobó un Plan de Publicidad Institucional que excluye a casi todas las cabeceras de los 2 millones de euros que reparte al año y que el PSOE también pretende revertir.