Casado se ve obligado a corregir a Ayuso para zanjar la polémica sobre el rey y los indultos

Iñigo Aduriz

14 de junio de 2021 09:40 h

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El líder del Partido Popular, Pablo Casado, se ha visto obligado este lunes a desmarcarse de las polémicas palabras pronunciadas el domingo, justo antes de la protesta de Colón, por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que aseguró que el rey podría ser “cómplice” de los indultos a los presos del procés en el caso de firmar esos perdones por orden del Gobierno. Sus palabras generaron un fuerte malestar en la dirección del PP, que este lunes ha tenido que salir a matizar esas declaraciones, también por las críticas recibidas por parte de otros partidos.

La presión hizo que, a última hora del día, la propia Ayuso tuviera que rectificarse a sí misma: “Mi preocupación es que esta decisión [los indultos] va a llegar a la mesa del jefe del Estado. El rey fue la voz y la esperanza de todos los españoles el 3 de octubre [de 2017], y me duele profundamente, es una opinión personal, el compromiso al que le van a someter. Por supuesto que él no es cómplice de nada. Toda la culpa que conste recae en el presidente del Gobierno quien está deteriorando todas las instituciones”, zanjaba, en declaraciones a los medios, en la Asamblea de Madrid.

“Nada permite conectar los indultos con cualquier rastro de servicio público y su responsabilidad corresponde en exclusiva a Pedro Sánchez y a su Gobierno, como establece nuestro sistema político, una monarquía parlamentaria ejercida de forma impecable por su majestad el rey Felipe VI”, había asegurado por la mañana Casado en un acto en Madrid en el que ha presentado la Convención Nacional del PP del próximo otoño. 

“Todo el mundo sabe que estamos en una monarquía parlamentaria y que el papel del rey está tasado”, ha afirmado, por su parte, la portavoz del Partido Popular en el Congreso de los Diputados, Cuca Gamarra, una frase idéntica a la que ha repetido también a primera hora el vicesecretario de Comunicación del partido, Pablo Montesinos. Estos dirigentes populares de la cúpula de Casado también se veían obligados a corregir las declaraciones realizadas el domingo por la presidenta de la Comunidad de Madrid. La madrileña logró acaparar la atención mediática antes de la protesta en Colón contra los indultos a los presos del procés, asegurando que si el Gobierno aprueba esos perdones estaría convirtiendo en “cómplice” al rey, que debe aceptar todos los acuerdos del Ejecutivo.

El mensaje de Ayuso del domingo descolocó a la dirección de Casado, al considerar que Ayuso fue más lejos que nunca cuestionando el papel del monarca, a pesar de que desde la cúpula del PP también se han lanzado mensajes similares en las últimas semanas, asegurando que sería un “despropósito” que el Gobierno hiciera firmar al rey los indultos.

Este lunes Gamarra ha evitado desdecir expresamente las palabras que pronunció Ayuso. En una entrevista en TVE, la portavoz popular ha sido preguntada hasta en tres ocasiones por esas declaraciones y se ha limitado a afirmar las tres veces que “lo importante” ahora es la concesión de los indultos de los que “el único responsable” es, a su juicio, Pedro Sánchez. Solo al final, Gamarra ha querido dejar claro que “el papel del rey está tasado”, en alusión a que el monarca debe refrendar todos los acuerdos del Gobierno, incluidos los indultos. 

Montesinos, por su parte, ha afirmado en la Cadena Ser que “el rey tiene tasado su papel en la Constitución española, que está ejerciendo de forma ejemplar”. “El problema”, en su opinión, “es que Pedro Sánchez ha decidido llevar al límite las instituciones por mantenerse dos años más en La Moncloa”.

En otra entrevista, el portavoz nacional del PP y alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha considerado que “el debate no es el papel del rey, sino si proceden los indultos”. “El rey cumplirá con su papel constitucional, hará lo que siempre ha hecho de manera impecable”, ha dicho, en Antena 3. A su juicio, “Ayuso lo que quiso reflejar es esa indignación” del “uso que se está haciendo de las instituciones”. “Estamos ante un Gobierno que se ha acostumbrado a un uso partidista de las instituciones. ¿Que si Ayuso debe rectificar o matizar? Creo que quien debe rectificar es el presidente del Gobierno”, ha zanjado.

La dirección de Casado lleva semanas tratando de involucrar al monarca aunque por ahora nunca en público, solo en distintas conversaciones informales con periodistas en las que aseguran que sería una “deslealtad” y un “despropósito” por parte del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que éste le hiciera firmar al rey unas medidas de gracia para los condenados por el procés independentista.

La idea del líder del PP es presentar desde ahora al PSOE como una suerte de partido antisistema por conceder los indultos en contra del criterio del Supremo, la Fiscalía y la Abogacía del Estado y por hacérselos firmar al rey que, dos días después del referéndum independentista del 1 de octubre, pronunció un polémico discurso en contra del pulso independentista, que no se entendió en Catalunya incluso por parte de los partidos llamados constitucionalistas. “No puede ser que el Gobierno le haga firmar esto al rey de España”, llevan sosteniendo desde la dirección del PP en las últimas semanas.

Colón, dominado por Vox

Este intento por involucrar al rey en el debate de los indultos llega ante lo ocurrido este domingo en Madrid, donde el PP perdió la hegemonía que mantuvo durante semanas en la última gran batalla de las tres derechas para intentar hacer caer al Gobierno progresista: la lucha contra los inminentes indultos que va a conceder el Ejecutivo a los presos del procés. La protesta que tuvo lugar en la Plaza de Colón de Madrid –mucho menos numerosa que la de la conocida foto de Colón de 2019–, en la que volvieron a coincidir PP, Vox y Ciudadanos, estuvo claramente dominada por la extrema derecha.

Así se evidenció, por ejemplo, en el hecho de que el líder de Vox, Santiago Abascal, fuera el único dirigente político que se situó en el centro de la protesta –a la que asistieron 25.000 personas según la Delegación del Gobierno y 126.000, según la Policía Local de Madrid–, justo al lado del escenario, mientras Pablo Casado e Inés Arrimadas ni siquiera subieron a la parte alta de la plaza y se quedaron en sus inmediaciones. 

La hegemonía de la ultraderecha se reflejó también en que los líderes de PP y Ciudadanos fueron abucheados y acusados de “traidores” por distintos grupos de asistentes. O en que los rostros más conocidos que se pasearon por la primera línea de la protesta haciéndose fotos con el público fueron el propio Abascal, la diputada del PP Cayetana Álvarez de Toledo –situada en el extremo derecho del partido y alejada de la dirección de Casado– y agitadores cercanos a Vox, como Javier Negre, siendo todos ellos ovacionados al unísono por los manifestantes