Mariano Rajoy, Pedro Sánchez y Albert Rivera no se han hecho una foto juntos. No ha sido necesario. Pero la posición es conjunta, hablada, negociada y pactada. Al menos entre el presidente y el secretario general del PSOE. Rajoy y Sánchez han mantenido contactos permanentes desde que se desató la crisis a principios de septiembre y la respuesta la han estado preparando desde entonces, pese a los desencuentros que los socialistas han manifestado públicamente. El respaldo del PSOE al Gobierno ha quedado claro este miércoles: suscriben la activación del artículo 155 de la Constitución para que Carles Puigdemont vuelva a la legalidad. Eso sí, la dirección socialista apuesta por esa vía para convocar elecciones en Catalunya “cuanto antes”.
La medida que en la práctica ha respaldado este miércoles el PSOE es un “requerimiento” al presidente de la Generalitat para que aclare si ha declarado o no la independencia y, en caso de haberlo hecho -aunque sea en diferido-, revoque esa decisión. Si la respuesta no es acorde a la legalidad vigente en el Estado español, el Consejo de Ministros pondrá en marcha el artículo 155 de la Constitución a través del Senado. El Gobierno tendría que indicar qué medidas pone en marcha para hacer cumplir la legalidad.
En las filas socialistas son “escépticos” respecto a la respuesta que dé Puigdemont, aunque respiran aliviados porque creen que ahora es su responsabilidad dar una respuesta y que le han dado una oportunidad para el diálogo. Pero mientras el presidente catalán quiere una mediación, los socialistas consideran que el camino es el parlamentario para solucionar el conflicto.
En Ferraz sostienen que el paso de este miércoles no quiere decir que vaya a culminar en la intervención de la autonomía, porque también tienen la “esperanza” de que Puigdemont recule como consideran que hizo en la sesión del Parlament este martes forzado por la “presión internacional”.
En cualquier caso, tienen claro que si no hay un paso atrás en la hoja de ruta del independentismo, la vía que habría que tomar es la adopción de medidas aplicadas a través del 155 que conlleven la convocatoria de elecciones. “Será una intervención quirúrgica”, expresa una destacada dirigente del PSOE.
De plazos no hablan los socialistas, que se limitan a decir que deberían celebrarse “cuanto antes”, aunque admiten que no serían los 54 días que da la ley en caso de disolución del Parlamento, sino que serían más ante lo inédito de la situación. Tampoco dan detalles de cuáles son los escenarios que Sánchez ha hablado con Rajoy respecto a la asunción de las responsabilidades de gestión de la Generalitat. La competencia para convocar elecciones y disolver el Parlament es del presidente de la Generalitat, según el Estatut, por lo que el Gobierno debería asumir con el 155 las funciones que dependen en la actualidad de Puigdemont para adelantar los comicios.
Lo que destacan los dirigentes socialistas es que el camino que ha de seguir Rajoy es la celebración de elecciones. Sánchez ha asegurado que le ha trasladado al presidente su “interpretación” de cómo usar ese precepto constitucional y se ha mostrado convencido de que lo tendrá “en cuenta”.
“Las elecciones no resuelven, pero oxigenan”, dice un miembro de la Ejecutiva. El primer secretario del PSC, Miquel Iceta, y Sánchez ya habían reclamado la convocatoria electoral. “Es importante para que se recupere, la normalidad, el autogobierno y se contrasten proyectos políticos diferentes”, señala otro dirigente.
Un temor que existe en las filas socialistas es el riesgo que corren con una convocatoria electoral tras haber ido de la mano de Rajoy en la adopción de una medida que el portavoz de la Ejecutiva, Óscar Puente, llegó a calificar de “cruenta”. El PSC, que tiene los deberes hecho porque ya ha designado a Iceta candidato para el momento en el que se celebren las elecciones catalanas, tampoco tiene todas consigo de que las elecciones vayan a cambiar el tablero. Fuentes de la dirección reconocen que la posibilidad de un Gobierno de Ciudadanos con PSC y PP en Catalunya sería imposible porque los números no dan: “Ni suma, ni sumarán”, admitían fuentes próximas a Iceta a mediados de septiembre.
La dirección del PSC ha recibido positivamente el paso de Sánchez por el anuncio que ha hecho de que Rajoy se compromete a abrir la reforma de la Constitución. Considera que ese es un argumento que pueden esgrimir ante el electorado. Se pueden presentar como los únicos que aportan una vía de solución.
“No hay una propuesta mejor desde hace años”, señala una parlamentaria tradicionalmente crítica con Sánchez, que considera que la posición del PSOE ha sido acertada en esta ocasión. A pesar de que el paso que ha dado el secretario general este miércoles ha sentado bien en las filas socialistas, también ven complicado que la baza de la reforma constitucional vaya a salir bien en el largo plazo.
Algunos diputados ven complicado que, con la actual aritmética parlamentaria, se vaya a conseguir reformar la Carta Magna. De hecho, Rajoy apenas se ha referido al asunto en su comparecencia en el Congreso mientras que Sánchez la ha anunciado como un “acuerdo” con el presidente: poner en marcha de forma inmediata la comisión para el estudio del modelo territorial y, con esa base, abrir en seis meses la subcomisión para modificar la Carta Magna.
Entre los críticos del PSOE también hay quien considera que el anuncio de ese acuerdo ha sido una cortina de humo “para tapar el apoyo de Sánchez al artículo 155 de Rajoy”. La aplicación de esa medida es algo a lo que la portavoz socialista, Margarita Robles, se había opuesto hace tan solo tres meses, aunque en las últimas fechas se había rebajado el rechazo.
Uno de los reproches que hacen al secretario general es que cambie de posición y no haya tenido una línea definida. “De negar el apoyo a ese artículo a apoyarlo”, reprocha un diputado crítico con Sánchez, que también recuerda que trató de acercarse a Pablo Iglesias sin éxito para “acabar cerrando acuerdos con Rajoy” o que ha apoyado el 155 solo unos días después de haber anunciado la reprobación a la vicepresidenta.
La reprobación a la vicepresidenta ha quedado, de hecho, en el aire tras los últimos acontecimientos. El PSOE aplazó la interpelación con la que iba a activar el mecanismo para censurar a Soraya Sáenz de Santamaría -a través de una moción posterior- y la portavoz, Margarita Robles, aseguró que su continuidad dependería de lo que Rajoy dijera en el Congreso este miércoles. El presidente no ha asumido ninguna responsabilidad por las cargas policiales que motivaron esa reprobación por parte de la dirección socialista y que ha causado un importante malestar en sectores del PSOE.
Fuentes de la dirección aseguran que la interpelación está prevista en el orden del día del pleno de la semana que viene, aunque reconocen que puede volver a posponerse según avancen los acontecimientos (es esa semana cuando Puigdemont tiene que dar una respuesta al requerimiento del Gobierno previo a la aplicación del 155). Una destacada miembro de la Ejecutiva no descarta que acabe retirándose, aunque asegura que la decisión no forma parte del pacto alcanzado entre Rajoy y Sánchez.