Hace años que dejó de ser noticia que la relación entre Felipe González o Alfonso Guerra con la dirección del partido que lidera Pedro Sánchez no es precisamente de sintonía personal ni política. Sin embargo, y más por esfuerzos de la propia calle Ferraz que por la prudencia de sus mayores, la norma hasta ahora era evitar llevar esa fractura latente a una escenificación explícita. Para ello, el PSOE se esforzó en varias ocasiones por despejar cualquier atisbo de duda sobre el lugar que reservan para el reconocimiento del expresidente del Gobierno, que fue protagonista invitado en el 40º Congreso del partido en Valencia, en el que participó, y cuya primera victoria electoral en 1982 fue conmemorada con boato a finales del año pasado.
Pero algo parece que volvió a romperse este miércoles. Algo más. Durante la presentación del libro 'La rosa y las espinas', en el que Felipe González y Alfonso Guerra se reencontraron públicamente, ambos exdirigentes llevaron un paso más lejos la expresión de su desafección por el rumbo actual de su partido. Y criticaron abiertamente y con palabras gruesas el liderazgo de su secretario general. “Yo no he sido desleal. No he sido disidente. El que ha sido desleal ha sido el otro”, dijo Guerra en referencia a Sánchez.
“Desleales son los que no respetan las mayorías del partido, en 2016 hubo una decisión de los militantes que fue refrendada en el 40º Congreso y esa es la voluntad y la palabra del PSOE. Lo que digan exdirigentes lo respetamos pero no es la decisión del PSOE”. La reacción de la cúpula del partido a la ofensiva de sus históricos no llegó este jueves por boca de cualquiera. Fue el número 3 y secretario de organización, Santos Cerdán, quien salió en defensa de su secretario general en los pasillos del Congreso. “Ayer hubo una presentación de un libro de Guerra... seguro que tendrá más éxito que las arengas que está alimentando”, añadió.
Cerdán fue el más rotundo a la hora de reaccionar a unas críticas de González y Guerra que, de forma muy generalizada, son recibidas en el seno del partido con una mezcla de rechazo y desapego. Nadie escondía el día después de la famosa presentación del libro su malestar por lo que se dijo en el Ateneo madrileño contra el propio partido socialista, aunque sigue costando alzar la voz en pública contra figuras como los históricos políticos sevillanos.
“Siempre respeto a nuestros padres fundadores aunque no esté de acuerdo con ellos”, se limitó a contestar la diputada Asturiana y ex número 2 del partido, Adriana Lastra. Sin querer entrar en profundidades, algo más explícito se mostró el ministro de cultura, Miquel Iceta, que a la pregunta de que le parecieron las palabras de Guerra y González contestó: “Antiguas”.
El exsecretario de organización, José Luis Ábalos, pidió a ambos una reflexión sobre el uso que hace desde hace años la derecha de cada una de sus intervenciones públicas. “Hay que pensar el marco en el que se dicen las cosas y a quién beneficia, más allá de que se pueda llevar o no razón”.
También afeó la diputada y exvicepresidenta socialista, Carmen Calvo, los comentarios machistas de Alfonso Guerra sobre Yolanda Díaz. “Se tiene que hacer mirar sus opiniones sobre una mujer que participa en la vida política”. Por la mañana, el exvicepresidente que ahora está de gira para vender su libro y para aleccionar a la izquierda, dijo en Antena 3 sobre unas palabras de la vicepresidenta segunda en torno al encaje territorial de Catalunya y las opiniones vertidas por Felipe González: “¿La vicepresidenta criticando falta de rigor político y jurídico? ¿Ella? Le habrá dado tiempo entre una peluquería y otra, habrá tenido un ratito para estudiar”.