El PSOE tiene una posición complicada en Catalunya. Tiene, por un lado, al PSC, su partido hermano con un perfil catalanista, y por el otro a los tradicionales feudos socialistas donde ese discurso les daña. Entre medias Ferraz busca posiciones intermedias y, sobre todo, posicionarse como un partido de Estado. Eso ha llevado a la dirección de Pedro Sánchez a evitar pronunciarse públicamente sobre las decisiones judiciales que han acabado con la prisión provisional para varios dirigentes independentistas, entre ellos el exvicepresidente Oriol Junqueras.
Sin embargo, en la dirección socialista admiten que la encarcelación de los líderes del procés es perjudicial para su fin último en Catalunya que es la restauración de la normalidad. Ese reconocimiento que fuentes próximas a Sánchez hacen en privado lo verbalizó el número tres del PSOE, José Luis Ábalos, en los micrófonos de la Cadena SER.
“El PSOE siempre ha manifestado respeto escrupuloso a la justicia. Ahora si nos preguntan, evidentemente, dentro de ese propósito de normalizar la situación de insertarse en un marco de legalidad y normalidad democrática tener presos desde luego no ayuda en nada y esto facilitaría mucho mas el entendimiento siempre que hubiera un propósito de insertarse en la legalidad”, expresó el secretario de Organización del PSOE.
Hasta ahora la consigna en Ferraz era la de mantenerse de perfil respecto a la situación judicial de los independentistas implicados en las causas que investigan el Supremo y la Audiencia Nacional. “La ejecutiva federal no valora decisiones judiciales, ni aquí ni en Alemania”, fue la respuesta de Sánchez este lunes.
Sin embargo, algunos dirigentes del PSOE sí que habían cuestionado tibiamente las decisiones de los jueces. Tras el envío a prisión de Junqueras y otros siete exconsellers, algunos socialistas admitían que alentaría al sector independentista ante las elecciones del 21D porque favorecía su “relato”. El presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, admitió entonces que “lo mejor” para los políticos habría sido la “libertad”.
En aquel momento el PSC ya tenía un discurso distinto al del PSOE. Los de Miquel Iceta condenaron desde el principio el envío a prisión tanto de los líderes de Ómnium y ANC como de los miembros del Govern por considerarlo una medida cautelar “desproporcionada”. En la dirección del PSC creen que el tiempo les acabará dando la razón y que la “judicialización del conflicto no es la solución”.
La tesis del PSC se ha visto bastante respaldada por el expresidente del Gobierno Felipe González, que lleva varios meses criticando la decisión judicial de enviar a la cárcel a los políticos independentistas. González admitió en enero que se sentiría “mucho más cómodo” si estuvieran en libertad e incluso puso en cuestión que se les pudiera atribuir el delito de rebelión. Un tribunal alemán ha hecho tambalear la causa del Supremo precisamente por alejar la posibilidad de juzgar a Carles Puigdemont por ese delito.
El expresidente, que ha confesado no ser muy partidario en general de la prisión como medida cautelar, ha insistido en ese mensaje en sus últimas apariciones públicas. Cuando el juez Pablo Llarena citó a Jordi Turull y otros dirigentes independentistas, como Marta Rovira o Carme Forcadell, dijo que esperaba que no se le ocurriera enviarles a prisión, como sucedió. González repitió el mismo mensaje este domingo en una entrevista en Salvados (La Sexta).