El PSOE marca distancias con ERC y EH Bildu en plena cuenta atrás para las generales
“Hay mucha gente que respalda lo que hemos hecho pero que nos castigó porque no les gustó con quién lo hicimos”. La reflexión, de un miembro de la dirección socialista, es la síntesis del principal análisis que se ha llevado a cabo en el PSOE tras los resultados electorales del 28M. Creen en Ferraz que, aunque no se ajusten a la realidad, buena parte de las tesis que defiende la derecha sobre los aliados parlamentarios del Gobierno han conseguido arraigar entre amplias capas de votantes. Y por eso ahora se esfuerzan en tomar distancias con formaciones como ERC o EH Bildu en plena contrarreloj hacia las generales.
El diagnóstico de Moncloa es que, junto al desgaste generado por el ruido interno en la coalición, la dependencia parlamentaria de Pedro Sánchez respecto a las formaciones independentistas catalana y vasca ha sido penalizada en las urnas. Y ya desde el 29 de mayo, día posterior a las autonómicas y municipales, se ha reflejado la voluntad del PSOE de cambiar el paso.
La primera escenificación de ese distanciamiento tuvo lugar en Navarra. Allí, los socialistas anunciaron inmediatamente que no darían su apoyo a EH Bildu para conseguir la Alcaldía de Pamplona aunque eso implicara, incluso, la pérdida del gobierno autonómico para María Chivite, que depende al menos de la abstención de los representantes de la izquierda abertzale. Toda una declaración de intenciones respecto al intento de toma de distancia con la formación liderada por Arnaldo Otegi.
“Hemos sostenido al Gobierno cuatro años. ¿Cuándo dejamos de tomar a la gente por boba?”, se preguntó el propio Otegi tras criticar la estrategia del PSOE. Por su parte, el portavoz de EH Bildu, Unai Urruzuno, aseguró en una entrevista en Radio Euskadi que “si el menú del día es elegir entre Feijóo y Sánchez”, su formación siempre elegirá “sin ninguna duda” al actual presidente de Gobierno, “aunque algún otro partido no lo vea tan claro”, en referencia a sus competidores del PNV.
En Catalunya, mientras, la escenificación ha sido incluso más explícita porque el interés político en el distanciamiento es recíproco con ERC. Los republicanos también obtuvieron un serio revés en las urnas el 28M y la lectura que se hizo de esos resultados fue similar a la de Ferraz, pero en dirección opuesta: que la estrategia pactista con el Gobierno de Pedro Sánchez había sido castigada por un espectro de votantes más independentistas.
La evidencia más explícita de ese movimiento político sucede en el ayuntamiento de Barcelona, donde los republicanos no se plantean un gobierno local progresista a tres bandas junto a Colau (comuns) y Collboni (PSC) y se disponen a investir como alcalde a Xavier Trias, el candidato del partido del expresident Carles Puigdemont.
En esa línea, el propio president de la Generalitat, Pere Aragonès, compareció tras el 28M para valorar los resultados y dibujó un panorama de cambio en el gobierno central en favor de la derecha que requería la vuelta a la unidad del independentismo. “El Gobierno de la derecha y extrema derecha que vendrá es un ataque frontal contra los consensos básicos y las instituciones catalanas. Hay que defender Catalunya, las escuelas y la sanidad, los derechos civiles y políticos de la ciudadanía, la igualdad de todas las personas, el bienestar y la economía, y las instituciones y el derecho a escoger nuestro futuro. Todos estos elementos están ahora bajo ataque”, aseguró.
En ese contexto, Aragonès consideró que las formaciones independentistas y soberanistas tienen tres urgencias: generar nuevas mayorías para apoyar al Govern y elegir una nueva presidencia del Parlament, entenderse en la confección de nuevos ayuntamientos y preparar una respuesta electoral para el próximo 23J.
ERC y EH Bildu, en coalición al Senado
En paralelo al distanciamiento del PSOE con ERC y EH Bildu, ambas formaciones independentistas han cerrado esta semana un acuerdo de coalición para concurrir juntas en las generales del 23 de julio en el Senado, donde esta legislatura ya han conformado grupo parlamentario conjunto.
Las dos formaciones registraron la marca Izquierdas por la Independencia, que les servirá de paraguas para sus candidaturas a la Cámara Alta. ERC y EH Bildu ya se presentaron juntos a las elecciones europeas de mayo de 2019, en aquel momento también junto al BNG, con la coalición 'Ahora Repúblicas'. Además, en el Senado formaron grupo juntos, convirtiéndose en la tercera fuerza de la Cámara Alta.
Según apuntaron en un comunicado conjunto, con la coalición ambas formaciones dan “un paso más” en su “alianza y proyecto común”. “Ratificamos y reforzamos así los lazos no sólo entre nuestros partidos, sino entre nuestras naciones. Los buenos resultados del trabajo común realizado hasta ahora entre nuestras dos organizaciones nos lleva a ofrecer ahora a vascos y catalanes un proyecto más sólido y una alianza más fuerte para continuar y ampliar el trabajo iniciado en la mejora de las vidas de la ciudadanía y el avance hacia el futuro en libertad que queremos para nuestros países”, aseguraron.
La candidatura se proclama como un “muro de contención de las derechas y de sus planteamientos de involución y recentralización”, dijo el coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, mientras que el líder de ERC, Oriol Junqueras, aseguró que la pasada legislatura ya demostró “que la unión política nos permite ganar y ofrecer avances en derechos y libertades a nuestros ciudadanos y ciudadanas”.
El PSOE toma distancia de esos movimientos y de cualquier horizonte de pacto con los que hasta ahora fueron sus socios parlamentarios mientras asisten al choque frontal entre sus socios de gobierno a cuenta de la negociación entre Podemos y Sumar. Obsesionados con la desmovilización de la izquierda, los socialistas han trazado como línea estratégica de la campaña el llamamiento al voto útil para impedir el Gobierno de las derechas.
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