Hace tiempo que Pedro Sánchez tiene todo el poder en el PSOE y su decisión unilateral, promocionada por el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, de avalar el plan marroquí de autonomía del Sáhara dando un volantazo a décadas de política exterior de España es un ejemplo más. Si hay una causa común en el socialismo es la saharaui, pero el giro impuesto por Sánchez respecto a la tradicional posición del Gobierno y también del PSOE en la búsqueda de una solución al conflicto apenas ha generado ruido en el seno del partido. El silencio es la norma, a pesar de que en la cúpula socialista admiten que es un tema “sensible” para los suyos.
La voz con más poder ejecutivo y orgánico que ha mostrado un cierto recelo hacia el viraje de Sánchez ha sido la presidenta balear, Francina Armengol, en un tuit muy medido. “Soy consciente de que vivimos tiempos complicados, pero ahora, más que nunca, es importante respetar y defender uno de los valores más universales: los derechos humanos. El pueblo saharaui se merece vivir en paz y libertad”, señala.
También el diputado Odón Elorza ha lamentado el “abandono de una causa justa”. “La razón de Estado no repara en sentimientos, emociones o lealtades”, expresó poco después de que Albares admitiera que el reconocimiento del plan de autonomía marroquí como la base “más seria, realista y creíble” formaba parte de un acuerdo con el reino alauita para “cerrar una crisis”. En un artículo en Infolibre, el exalcalde de Donosti, que es de las pocas voces críticas que se escuchan en el partido, asegura que le costará aceptar “de modo sumiso” la “cesión” a las pretensiones de Marruecos “tras su conocida presión y su juego sucio”.
Izquierda Socialista emitió un comunicado este fin de semana en el que mostraba su “desacuerdo con el cambio de posición del Gobierno sobre el conflicto del Sáhara”. “Consideramos carente de contenido real la oferta de autonomía hecha por Marruecos”, señala la corriente socialista, que aboga por un referéndum de autodeterminación para que los saharauis decidan “si desean retener, modificar o renunciar a su soberanía”. Además, reclaman la convocatoria urgente del Comité Federal, el máximo órgano entre congresos del PSOE, después de que la decisión se haya tomado de espaldas al partido. En Ferraz siempre han restado importancia al peso de la corriente de opinión que ha ido mermando su peso en los últimos años.
Impera el silencio
Pero más allá de eso, el silencio se ha impuesto en las filas del PSOE, a pesar de que las distintas fuentes consultadas admiten cierto desconcierto ante el movimiento de Sánchez. Ni siquiera Juventudes Socialistas, con una fuerte vinculación con el Sáhara Occidental, ha emitido un posicionamiento formal. “Nos pilló desprevenidos”, reconoce un parlamentario que expresa dudas sobre el asunto. “La situación actual es delicada y complicada. Vamos a ver cómo se concreta, pero estoy convencida de que el Gobierno sabe lo que hace y es conocedor de la implicación de nuestro partido con la situación del Sáhara”, dice una dirigente territorial, que asegura que no va a suponer un desentendimiento de las “bases” con el pueblo saharaui, con el que los socialistas tienen una vinculación histórica. “Creo que la mayoría entiende lo que está pasando en el mundo y lo importante que es para España la evolución de esto”, dice un barón sobre el 'ruido' en la militancia. “Han faltado explicaciones”, reconoce otra de las fuentes consultadas.
Moncloa y Ferraz tratan de aplacar, además, el cuestionamiento a la decisión. El ministro de Exteriores se ha reunido este lunes con el enviado especial de la ONU para el Sáhara Occidental, Staffan de Mistura. Y es que el afán del Gobierno es dejar claro que la solución pasa por una solución “mutuamente aceptable por las partes” en el marco de Naciones Unidas, pero el apoyo de España a Marruecos supone un golpe para los líderes del Sáhara Occidental en su reclamo de la autodeterminación que se suma al de Estados Unidos, que no ha revertido la posición de Donald Trump en la cuenta atrás de su mandato, o de Alemania.
“No ha habido ningún revuelo”, ha afirmado el portavoz de la Ejecutiva –que no se reunió este lunes–, Felipe Sicilia. “Con el argumentario nos hemos quedado tranquilos y ahora hay que esperar a las explicaciones que dé el ministro en el Congreso el miércoles”, zanjan en la dirección socialista sobre el documento que se ha trasladado a las federaciones y agrupaciones, en el que niegan que haya habido un cambio en la posición respecto al Sáhara, a pesar de que Sánchez envió una carta al rey Mohamed VI en la que daba por primera vez el apoyo explícito a la propuesta de Marruecos.
“A ninguna fuerza política española le debería parecer mal un acuerdo con nuestro vecino marroquí para garantizar integridad territorial, incluyendo Ceuta y Melilla, y la soberanía de España y la estabilidad, la seguridad y la prosperidad de ambos países”, señala el documento en el que Ferraz justifica no haber informado a su socio de coalición ni al PP del acercamiento a Marruecos en la necesidad de “discreción” en la diplomacia para que tenga “resultados satisfactorios”. Sicilia recordó, además, que la política exterior la fija el presidente y que no se tiene que “consensuar” con los miembros del Gobierno, en referencia a las críticas de Unidas Podemos, que no ha ocultado su malestar con Sánchez.
“Buena salud” de la coalición
A pesar de que en las últimas semanas ha habido un sumatorio de desencuentros del socio minoritario con Sánchez a propósito de la política internacional –primero por el envío de armas a Ucrania y después con el anuncio de aumentar el gasto militar–, Unidas Podemos sostiene que la coalición no corre peligro por su parte. También los socialistas descartan una ruptura y aseguran que el bipartito goza de “buena salud”.
“Claro que no vamos a romper el Gobierno porque a este país solo le faltaba tamaña irresponsabilidad”, ha expresado la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, que acusa al presidente de traicionar la coalición. “Las grandes cuestiones de fondo en un gobierno de coalición deben ser compartidas”, ha asegurado Díaz, que tiene una conversación “pendiente” con Sánchez para abordar también la respuesta a la crisis derivada de la guerra, para la que Moncloa y Unidas Podemos tienen distintas recetas.
Podemos ha ido un paso más allá al asegurar que se trata de “un giro injustificable que supone un giro en la posición del país”. “No entendemos con qué legitimidad se pueden defender los derechos de los ucranianos socavando los derechos de los ciudadanos del Sáhara”, ha dicho la portavoz, Isa Serra, que ve en todas esas decisiones de Sánchez un “acercamiento al PP”, informa Iñigo Aduriz.
Sin embargo, el PP también ha criticado a Sánchez por llevar a cabo ese cambio en política internacional sin haberlo consensuado antes. “Sánchez ha tomado un giro inesperado, sin consultarlo, sin medir las consecuencias y sin saber qué relevancia puede llegar a tener”, lamentó el eurodiputado Esteban González Pons. Aparte de la decisión unilateral, lo que preocupa en Génova es que Argelia tome represalias respecto al suministro del gas. “No hay ningún problema con Argelia y estoy convencido de que no lo va a haber”, ha sentenciado el portavoz socialista, a pesar de que ese país ha llamado a consultas a su embajador y habla de “segunda traición histórica” de España al pueblo saharaui.