El PSOE quiere marcar distancias con Podemos en el debate de la moción de censura contra Mariano Rajoy. Aunque los socialistas están satisfechos de cómo han conseguido encajar su mensaje de que Pablo Iglesias pudo censurar verdaderamente al PP hace un año en el debate de investidura de Pedro Sánchez, se enfrentan al reto de manejar sus propios tiempos. Es una de los desafíos para el portavoz, José Luis Ábalos, en su intervención en el debate de este miércoles.
Pedro Sánchez no ha descartado presentar una moción de censura contra Rajoy, pero en el futuro y si ésta es “constructiva”. Aunque no ha dado excesivos detalles sobre cómo lo intentará -si es que lo hace-, desliza que solo se lanzará si cuenta con el respaldo necesario.
Los emplazamientos desde Unidos Podemos ya han comenzado (Iglesias incluso ofreció retirar su moción de censura si Sánchez se lanzaba tras ganar las primarias), pero el PSOE no entra al trapo. En la preparación de la intervención de Ábalos este tema ha estado sobre la mesa. La pretensión, según fuentes socialistas, es “no dar ese mensaje” de predisposición a presentar de forma inminente una alternativa a Rajoy, porque entienden que la presión comenzaría “mañana por la noche”. “Nosotros llevamos nuestro ritmo”, comenta uno de los dirigentes próximos a Ábalos.
Ábalos afea a Iglesias que “no es un buen candidato” y que se haya presentado la moción de forma “apresurada”, pero en el PSOE consideran que para conseguir un buen aspirante a Moncloa y los apoyos necesarios “no pueden estar preguntando sobre eso cada día”.
“Es una locura para el país estar cada tres meses con esto de la moción”, expresa un socialista que colabora con Sánchez. De hecho, el portavoz socialista ha medido sus palabras tras el guiño lanzado por Iglesias desde la tribuna. El líder de Podemos ha reconocido “errores” en el pasado, aunque se ha defendido con el argumento de que Sánchez admitió que los “poderes” no le dejaron pactar con Podemos.
Los socialistas no se fían de Iglesias y creen que busca lavar su imagen tras la negativa de hace un año a permitir el cambio. Consideran, precisamente, que ha buscado cambiar la culpabilidad de sitio al hacer que el PSOE se retrate en la moción de censura contra Rajoy tras haberle dado el gobierno con la abstención.
Sin embargo, los socialistas creen que logran salir al paso con la abstención en esta iniciativa y que han conseguido colocar su mensaje: por un lado, acusar a Unidos Podemos de no tener una intención real de acabar con Rajoy porque no ha negociado nada y, por otro, dar la vuelta a su discurso al recordarle sistemáticamente que la censura era viable hace un año y la dilapidaron.
El argumento lo comparten de forma unánime socialistas de diversas sensibilidades.
Además, la consigna del PSOE es que nada ha cambiado desde 2016 para explicar por qué Iglesias quiere relevar como sea a Rajoy. “No acabo de entender que si abrir una nueva etapa es la prioridad y la alternativa, secundaria, por qué fue tan definitiva en el 2016 –ha reprochado Ábalos–. ¡Cuánto nos habríamos ahorrado!”. En el PSOE sostienen que Iglesias e Irene Montero han circunscrito la necesidad de la moción a casos de corrupción que ya se conocían en 2016.
“Si la crítica se fundamenta en la corrupción y se ha dicho que arranca una foto del 2009 cuando estalla la trama Gürtel –ha señalado Ábalos–, han transcurrido siete años. No entiendo cómo ha hecho falta otro año para darse cuenta de que la verdadera moción de confianza se produjo en el año 2016”.
Ábalos ha recordado que con una abstención de los de Iglesias habría bastado entonces para echar a Rajoy de Moncloa, y ahora es la abstención lo que los socialistas darán a la moción de Unidos Podemos. De hecho, ha asegurado que la aritmética era entonces “más benigna”, porque con tener mayoría simple (más síes que noes) era suficiente, mientras que ahora es necesaria la mayoría absoluta.
El portavoz socialista ha insistido en que por mucho que sumaran en esta moción, los números no saldrían. Será Sánchez quien decida si lo intenta. Tras vencer en las primarias ha aumentado su poder respecto a los líderes territoriales, encabezados por Susana Díaz, que veían inviable gobernar con 85 escaños.