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Más de 700.000 personas están llamadas a votar durante las próximas horas en las consultas que las principales organizaciones implicadas en el proceso de investidura han formulado a sus bases. PSOE y las formaciones que integran Unidas Podemos preguntan sobre el acuerdo que firmaron Pedro Sánchez y Pablo Iglesias para un Gobierno de coalición. ERC busca el aval para tomar tomar la decisión de facilitar la gobernabilidad si los socialistas aceptan una mesa de negociación. Los equipos de las dos formaciones se reunirán la próxima semana para empezar a perfilar cómo abordar ese diálogo.
Los 178.651 militantes socialistas –incluidos los del PSC y las Juventudes Socialistas– votan este sábado 'sí' o 'no' respecto al “acuerdo alcanzado entre el PSOE y Unidas Podemos para formar un Gobierno progresista de coalición”. Los que se inscribieron para hacerlo online pueden hacerlo desde el viernes. La dirección socialista confía en que haya una amplia participación y que el respaldo al pacto sea abrumador, a pesar de que solo se conocen dos folios del preacuerdo y aún no están cerrados todos los apoyos para que salga adelante.
Ferraz ha movilizado a los suyos a través de una campaña en las redes sociales pero también con debates en agrupaciones socialistas. La cúpula de Organización del partido, pilotada por José Luis Ábalos y Santos Cerdán, se reunió con los responsables territoriales para tomar el pulso a las federaciones sobre la necesaria abstención de ERC en la investidura y para planificar la campaña informativa de la consulta.
El objetivo de la dirección de Sánchez es superar el apoyo respecto al único referendo similar que ha celebrado: el del acuerdo para la investidura fallida de 2016 con Ciudadanos. En aquel momento no era obligatorio para el líder socialista hacerlo y fue una forma de zafarse de la presión de los barones blindándose con las bases. A pesar de que recibió un respaldo del 79% de los afiliados, participó tan solo el 51,7% del censo. El Partido Socialista ha perdido 10.605 militantes desde entonces de acuerdo con los datos oficiales. Entonces estaban llamados a las urnas 189.256 personas y ahora, 178.651. El resultado de la votación se conocerá a última hora del sábado.
Las organizaciones que conforman el grupo confederal también someten el preacuerdo al refrendo de sus bases estos días. Podemos, que es la formación principal, pregunta a los cerca de 520.000 inscritos desde las 10 horas del día 23 hasta las 10 horas del 26 de noviembre si están “de acuerdo en que participemos en un Gobierno de coalición en los términos del preacuerdo firmado por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias”. De ese medio millón de personas, el censo activo es de 228.400 usuarios (los que han participado en la plataforma en el último año).
En Podemos también dan por hecho que el respaldo será aplastante. La formación de Iglesias ha utilizado ese sistema en muchas más ocasiones siempre con un resultado favorable a la dirección. La última vez fue sobre la posición que debía mantener en la investidura de Sánchez cuando el socialista se abrió a incorporar a miembros de Unidas Podemos al Consejo de Ministros casi tres meses después de las elecciones del 28A y a través de los medios. Un 70% se posicionó en contra de apoyar un Gobierno en solitario del PSOE.
Los comunes también someten a la valoración de sus 10.008 inscritos el preacuerdo entre Iglesias y Sánchez entre el día 21 y el 24 de noviembre. En el caso de Galicia, los datos se ofrecerán de manera territorializada a partir de los resultados de las consultas de IU y Podemos. Los 37.408 afiliados y simpatizantes que forman parte del censo de Izquierda Unida también votan estos días sobre su hipotética participación en el Ejecutivo. “En base al preacuerdo programático de 10 puntos y el último acuerdo de Presupuestos Generales del Estado, ¿estás de acuerdo con que miembros de Izquierda Unida participen en un gobierno de coalición entre Unidas Podemos y PSOE?”, es la pregunta que tienen que responder los de la organización que lidera Alberto Garzón.
La otra pata fundamental para la investidura es ERC –aparte de los grupos minoritarios con los que el PSOE ya ha encarrilado las negociaciones– y también formulará una consulta a sus 9.500 militantes. La pretensión de la dirección es devolver la presión a los socialistas para que no den por hecho sus trece abstenciones si no hay una buena oferta. “¿Está de acuerdo con rechazar la investidura de Pedro Sánchez si previamente no hay un acuerdo para abordar el conflicto político con el Estado a través de una mesa de negociación?”, es la pregunta que tendrán que responder los republicanos catalanes. Es una formulación que, como reconocían fuentes de Esquerra esta semana, necesita ser leída un par de veces para comprenderse. Pero con la que también esperan marcar de forma clara cuáles son los mínimos que están dispuestos a aceptar a cambio de pasar del 'no' a la abstención de sus 13 diputados, imprescindibles tal y como están las cosas para que Sánchez e Iglesias puedan formar su gobierno.
Los socialistas consideran mayoritariamente que la consulta de ERC allana el camino por los términos abiertos de la pregunta, que no incluye líneas rojas para el PSOE sino simplemente una mesa de negociación. Sánchez ya aceptó una mesa de partidos con representación estatal en las negociaciones con la Generalitat a las puertas de los Presupuestos Generales del Estado. PSOE y ERC se reunirán la semana que viene para avanzar en las conversaciones sobre la exigencia de los republicanos catalanes, ya que la cúpula socialista da por imposible que PP o Ciudadanos faciliten la investidura.
Es la primera vez en más de una década que ERC consulta a sus bases una decisión política, más allá de las elecciones periódicas de sus órganos. La dirección comandada por Pere Aragonès no consultó la posición facilitadora de la moción de censura, ni tampoco tumbar los presupuestos pactados entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Ni siquiera se preguntó a la militancia por el apoyo gratuito que Gabriel Rufián ofreció a Sánchez durante el último debate de investidura, en julio pasado, cuando el partido estaba mucho más dividido que ahora.
La última vez que los afiliados a ERC votaron, en septiembre pasado la configuración de la dirección del partido, la participación fue de 5.195 personas. Una cifra récord que en la dirección imputan a las facilidades que ofrece el voto electrónico. Los militantes republicanos pueden responder preguntas de forma sencilla mediante una aplicación compatible con casi cualquier dispositivo.
Para el partido también es cómodo, desde el punto de vista técnico. Calculan que media hora después de cerrar la votación a las 20 horas de la tarde podrán ofrecer resultados. Con la consulta, además, acallan a un sector crítico que viene reclamando de forma recurrente más votaciones. Además, la votación no es vinculante y será finalmente el Consejo Nacional quien, una vez acabadas las negociaciones, valore si se cumplen o no sus demandas y se posiciones sobre el voto en la investidura. La última vez que los republicanos catalanes sometieron a sus bases una posición política fue en 2006 sobre el Estatut y ganó el 'no'.
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