La celebración del aniversario de la Constitución evidenció en su 41ª edición la sintonía entre PSOE y Unidas Podemos frente a la tensión abierta en las tres derechas. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias departieron con los periodistas en conversaciones informales en las que dejaron entrever que las negociaciones para el futuro Gobierno de coalición van en la buena dirección. El presidente en funciones reconoció que la estructura de ese Ejecutivo está prácticamente cerrada y que ahora los esfuerzos se centran en el programa que pretende poner en marcha el bipartito. El líder del grupo confederal explicó que la intención es tenerlo cerrado antes de la celebración de la investidura, tal y como reclaman los grupos más pequeños para dar su apoyo a Sánchez. Las dos formaciones todavía confían en que la sesión puede celebrarse antes de que termine el año.
Pendiente de las negociaciones con ERC, que tiene en este momento la llave de la gobernabilidad, Sánchez no quiso aventurar una fecha concreta. Los republicanos catalanes dejaron claro al PSOE que no tienen prisa y eso llevó al Gobierno a abrir la puerta a que la votación se retrase a enero. La intención inicial es que se celebre la semana del 16 de diciembre y que Sánchez fuera investido con mayoría simple gracias a la abstención de los de Gabriel Rufián el 19 de diciembre. El nuevo Gobierno –el primero de coalición en la democracia– pasaría así la Nochebuena con plenas competencias. Sin embargo, en Moncloa se esfuerzan ahora por dejar claro que lo importante es el “qué” –es decir, el entendimiento– más que el “cuándo”. Pero no descartan que la investidura sea en cualquier momento, incluso en la última semana del mes, entre Navidad y Año Nuevo.
Pablo Iglesias, por su parte, ha abandonado la recepción pocos minutos después del discurso de la presidenta del Congreso, Meritxell Batet. Como es habitual en este tipo de eventos, el secretario general de Podemos ha optado por no disfrutar del cóctel posterior. Tampoco participó en los clásicos 'corrillos' con los periodistas.
Pero a diferencia de otras veces, a Iglesias le ha costado más salir del Salón de los Pasos Perdidos. Quizá porque está llamado a ser el próximo vicepresidente del Gobierno, muchos de los asistentes que se encontraban en su camino hacia la puerta lo han buscado para saludarlo. Desde embajadores hasta el expresidente del Senado Juan José Lucas.
Ha sido en esos momentos cuando los periodistas han aprovechado para acercarse al líder de Unidas Podemos, quien ha señalado que es “optimista” ante las dudas de ERC. Incluso ha abierto la puerta a que la investidura se produzca entre la Nochebuena y la Nochevieja. Fin de semana incluido.
Los detalles de ese acuerdo programático los están perfilando la actual ministra de Hacienda en funciones, María Jesús Montero, y Pablo Echenique como persona de confianza de Iglesias. Desde Unidas Podemos son conscientes de que su resultado del 10N no les permite abordar todas las medidas que les gustaría en el inicio del mandato, pero no renuncian a que a lo largo de la legislatura se puedan abordar materias que han quedado fuera de esta primera negociación. Iglesias ha mencionado expresamente en declaraciones a los medios antes de la recepción el artículo 47 de la Constitución: “Vamos a defender que en el próximo Gobierno podamos regular el mercado del alquiler para limitar los precios abusivos”.
Sánchez reiteró que está “ilusionado” con el proyecto de Gobierno de coalición y evita confrontar con el que hasta hace poco le quitaba el sueño. No quiso hablar de la polémica sobre los presuntos sobresueldos en Podemos que ha denunciado el abogado despedido por la organización por un presunto acoso sexual. Sánchez apeló a la autonomía de las organizaciones políticas. En el PSOE creen que las acusaciones –de las que no se han exhibido pruebas– no afectarán a la negociación. El presidente en funciones mostró de nuevo el agradecimiento a la posición política que está manteniendo Unidas Podemos, que ha llegado a coordinar el mensaje con los socialistas respecto a Catalunya.
Tanto el PSOE como Unidas Podemos fijan ahora toda su atención en ERC. Sánchez dio por hecho que tiene ya el apoyo de los grupos que necesita que voten 'sí' para superar los 'noes' de PP, Ciudadanos, Vox y JxCat al reconocer que cuenta ya con “cientosesenta y pico” diputados, entre ellos los de Más País. “Nosotros seremos un partido oficialista que apoyaremos al Gobierno”, expresó Íñigo Errejón en una charla informal con periodistas.
Pero Sánchez también se mostró optimista respecto al entendimiento con los republicanos catalanes, aunque midió sus palabras y rechazó entrar en detalles sobre la negociación para evitar que cualquier declaración pueda truncar sus expectativas. Su rueda de prensa esta semana en la que afirmó que “el acuerdo va a estar siempre dentro del marco de la legalidad democrática de la Constitución y, en segundo lugar, será público” provocó malestar en la formación independentista.
Sin embargo, en Moncloa reconocen los avances en la negociación con ERC. “Pasaron de la abstención al 'no' y ahora tienen que volver a la abstención”, dice uno de los asesores de Sánchez, que reconoce que el primer encuentro fue de “identificación” y enfatiza el valor de que el siguiente concluyera con un comunicado conjunto. El PSOE ha hecho un guiño ahora a la formación de Rufián al aceptar que la reunión del próximo martes sea en Barcelona. Con la misma cautela se limitan a decir que será “importante”, aunque no se atreven a calificarla de “decisiva”.
De cómo vaya ese contacto dependerá en buena medida la fecha de la investidura, que tiene otro elemento clave: la primera parte del Congreso que ERC celebra el fin de semana del 21 de diciembre. En Podemos creen que, tras el debate de ponencias que celebrarán los republicanos, la investidura puede estar más cerca.
En lo dialéctico Sánchez también envió un mensaje para allanar el terreno hacia su entendimiento con ERC. “El pacto entre diferentes es algo que tenemos que reivindicar hoy más que nunca para superar la crisis de gobernabilidad”, dijo ante los micrófonos a su llegada al Congreso. El PSOE sigue empeñado en trasladar la presión a PP y Ciudadanos. “Defender hoy la Constitución equivale a facilitar la formación de Gobierno”, expresó Rafael Simancas.
Sánchez insistió en su conversación con los periodistas en la contradicción de los conservadores de afearle que busque un acuerdo con los independentistas cuando le han cerrado la puerta desde el 11 de noviembre. “El PP pidió mi dimisión”, recordó sobre la resaca electoral. En cuanto a Ciudadanos, el líder socialista también insistió en que debe asumir su nueva realidad con diez diputados y reconoció que puede ser “decisivo” para la gobernabilidad.
PSOE y Unidas Podemos buscan, además, que la pelea se traslade a la derecha, como sucedió durante la constitución de las Cortes en la que el acuerdo del bloque progresista permitió quitar a Vox un puesto en la Mesa del Congreso. La cesión de votos a Ciudadanos por parte del PP desató una batalla entre las tres formaciones. Ahora, la idea de PSOE y Unidas Podemos para el reparto del hemiciclo es dar a esas tres formaciones el espacio que les corresponde y que ellos decidan cómo se sientan. Y, sobre todo, si Santiago Abascal está dispuesto a ceder a Inés Arrimadas, a quien quintuplica en diputados, un mínimo espacio en primera fila.