“Todo el poder para el pueblo”: las Panteras Negras en las que se mira Pablo Iglesias
All power to the people. Era el lema del Black Panther Party, fundado hace 50 años en Estados Unidos por Bobby Seale y H.P. Newton. El país estaba en guerra fría con la URSS y en guerra caliente con Vietnam; hacía un año que había sido asesinado Malcolm X, en quien se inspiraban; había pasado una década del paso adelante de Rosa Parks –1 de diciembre de 1955–, pero aún existían espacios vedados para los afroamericanos; los movimientos anti-imperialistas prendían en medio mundo; era la década del Black Power; y el racismo, la desigualdad y la exclusión golpeaban severamente a la comunidad afroamericana.
Precisamente el 4 de diciembre de 1969, hace ahora 47 años, uno de los líderes del partido, Fred Hampton, fue acribillado a balazos por el FBI en Chicago.
“Las Panteras Negras crearon programas de radio alternativa, redes comunitarias que aseguran comedores sociales y espacios de asistencia para todo el mundo”, reflexionaba Pablo Iglesias en el debate De Trump a Le Pen organizado por eldiario.es.
“Todo el mundo recuerda las Panteras Negras con sus armas por Filadelfia, pero lo importante es que hacían comedores e instituciones para que la gente dijera: 'esto es el pueblo, ser pueblo es formar parte de una comunidad que te protege'. Ahí si puedes defender el concepto de patria o de matria, la comunidad que te educa”. Y añadía Iglesias: “La izquierda tiene que hacer eso, y para eso hay que mestizarse. Porque a la construcción de una comunidad plebeya puede llegar cualquiera”.
“Nacen como contraposición a Martin Luther King”, explica Ismael González, excoordinador de la Red de Solidaridad Popular (RSP), actual secretario de organización de IU y estudioso del fenómeno: “Se referencian en Malcolm X, en el concepto de autodefensa y en su teoría del house Negro vs el field Negro”.
“Pasan de la perspectiva racial exclusiva del Black Power a una perspectiva de clase”, dice González, “influidos también por movimientos de liberación nacional, guevaristas y maoístas, y montan un programa de supervivencia en el que nos inspirábamos en la RSP: escuelas infantiles, reparto de alimentos, desayunos, clases de política, inglés, alfabetización. En ese sentido, recuerdan al Socorro Rojo Internacional, organismo de la Comintern fundado en 1922 para la ayuda de los revolucionarios”.
González prosigue: “Generan un tejido social enorme: una organización de protesta y de autodefensa con salidas concretas. Lo que sale más en la tele son las armas, para defenderse de los blancos. Cuando empiezan a patrullar los barrios, es un choque. Les apaleaban y no les dejaban subirse a los autobuses. Van a todos los procesos con armas, se uniforman, hay una estética, una imagen propia, y crean una sociedad paralela basada en la teoría del socialismo. Crean un lenguaje y una iconografía de una sociedad”.
Y destaca un elemento: “Hacen una aportación teórica al marxismo en torno a la recuperación del lumpen que no ejerce sus derechos. Formarlo y que sea parte activa de la vanguardia. Ellos usan el término de vanguardia. Y cuando están creciendo entra el FBI, y se crea la contrainteligencia, drogas, confidentes.... Una frase es suya: 'Ser pueblo o no ser pueblo', y 'All power to the people', que recuerda al 'todo el poder para los soviets”.
“Concentraron sus esfuerzos en los Programas de Supervivencia”, abunda en su canal de Telegram la jefa de gabinete de la secretaría general de Podemos, Irene Montero, “espacios de autoorganización para la tutela de derechos que se vulneraban desde las instituciones. Así crearon Programas de Desayuno Gratuito para niñas y niños, un Servicio Intercomunitario de Noticias, Hospitales Comunitarios o Escuelas de Liberación”.
Montero también señala el carácter feminista de la organización: “A principios de los 70 era una organización construida mayoritariamente por las manos de mujeres como Kathleen Cleaver, Assata Shakur, Elaine Browne o Angela Davis. Hoy vuelven a pasar por nuestra memoria para que su experiencia pueda ser una guía de acción en nuestros días. Hoy como ayer, crear comunidad, construir espacios de fraternidad popular, crear tejido social para que nuestras vidas puedan ser 'bien vividas”.
En septiembre pasado, Podemos lanzó la iniciativa Vamos!, que pone el “acento en el empoderamiento y el protagonismo popular”. El comunicado de su presentación añadía: “Tenemos la oportunidad de hacer de la fraternidad popular una institución social que tienda la mano a los que más lo necesitan. 'Donde existe una necesidad nace un derecho' y allí donde se vulneren derechos estaremos para que su cumplimiento se convierta en una realidad para todas y todos. Vamos! Solo en el pueblo confiamos! Construyendo pueblo organizado!”
Irene Montero, además, destaca, como González, la guerra sucia del FBI en la destrucción de las Panteras: “Declarados por el FBI como la ”mayor amenaza interna para la seguridad del país“ sufrieron la persecución gubernamental mediante prácticas a veces ilegales, infiltración o acoso policial, a través del programa secreto Cointelpro que perseguía su criminalizacion y desprestigio frente a la sociedad”.
El Partido de las Panteras Negras nace del conflicto entre el combate institucional y la lucha radical, y se concibe como una vanguardia revolucionaria, anticapitalista: no buscaban sólo liberar a los negros de su entorno represivo, era más una lucha de clases que una lucha racial.
“El principal trabajo de las Panteras fue la coordinación de 'programas de supervivencia' que ofrecían el apoyo que el Estado negaba a afroamericanos pobres”, explica el sociólogo Kehinde Andrews: “El programa 'desayunos gratis para las escuelas' alimentaba a 20.000 niños al día en su momento álgido; las clínicas sanitarias gratuitas atendieron a decenas de miles de personas; y también iniciaron sus propias 'escuelas de liberación' para contrarrestar la educación racista de los colegios. Fue esta organización de la comunidad la que integró a las Panteras, no las armas ni los tiroteos”.
Y continúa: “Uno de los primeros éxitos de las Panteras fue hacer campaña para conseguir poner un semáforo en un cruce de mucho tráfico en Oakland, donde varios niños habían sido atropellados. La principal lección para las organizaciones es que el activismo no se juzga por grandes obras que atraigan el interés de los medios de comunicación, sino por la organización cotidiana que vincula orgánicamente a estos movimientos con las comunidades a las que intentan servir”.
El documental The Black Panthers: Vanguard of the Revolution, de Stanley Nelson, retrataba así el movimiento:
¿Qué defendían las Panteras Negras? Su decálogo es ilustrativo: