El Libro de Estilo de la Justicia, que se presenta hoy, busca democratizar el lenguaje jurídico y responde a una aspiración que nació con el Derecho: facilitar el entendimiento de la normas por quienes están obligados a cumplirlas.
El académico Santiago Muñoz Machado, miembro de la Real Academia Española y de la de Ciencias Morales y Políticas, es el director de la obra editada conjuntamente por la RAE y Espasa.
El proyecto va más allá del libro que presenta esta tarde en el Tribunal Supremo el presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Carlos Lesmes, pues incluye también un diccionario de la Justicia (que publicará pronto su cuarta edición y que tras varias actualizaciones se acerca ya a las 40.000 entradas) y un próximo diccionario pan-hispánico de la Justicia.
Las tres obras quieren dar respuesta a una aspiración que nació con el Derecho: la de que el lenguaje en el que se redactan y se interpretan las normas sea comprendido por quienes las cumplen o son obligados a hacerlo.
“Desde el mismo momento en que se forma el Derecho procede la aspiración de que sea claro, porque cuando las comunidades locales se regían por sus costumbres, las costumbres las definían ellos y entendían perfectamente lo que querían decir”, explica Muñoz Machado en una entrevista con Efe.
Y continúa: “pero a partir del instante en que se establecen unas reglas por el señor feudal o por el monarca, esas leyes dejan de ser comprendidas. Y necesitaron intérpretes para entender lo que en realidad decían”.
Si hasta la era moderna lo oscuro del lenguaje jurídico representaba una manera de proteger a las elites, hoy sucede lo contrario, que el Estado de Derecho exige claridad, argumentos comprensibles y, por tanto, susceptibles de ser criticados.
“No se puede obligar a un ciudadano a que cumpla una ley que no entiende”, señala Muñoz Machado. Los jueces en sus sentencias y otros escritos, el legislador y la Administración en sus resoluciones, están obligados a la claridad en el lenguaje. Es un derecho de los ciudadanos, dice.
De hecho, “varios organismos internacionales han señalado que una resolución administrativa que no está motivada con un lenguaje razonable puede no ser válida”, insiste.
El libro de estilo ha sido elaborado por especialistas de la RAE a partir de materiales depurados a lo largo de trescientos años de historia y en él han participado también Salvador Gutiérrez (director del servicio del Español al día) y Juan Gil, especialista en latín.
El libro puede ser usado para que un usuario lego en Derecho pueda “traducir”, por decirlo así, los textos jurídicos, pero su objetivo es mejorar el estilo de los que redactan estos escritos.
Los jueces no son los que peor escriben de entre quienes redactan los textos jurídicos, dice Muñoz Machado, pero también señala que los togados “tienen ciertas querencias que obedecen tal vez a que nadie ha reflexionado sobre si es necesario o no mantener determinado modo de escribir anticuado”.
“Parece que si no mantienes un giro tradicional -continua el académico-, una manera de decir que has visto desde siempre en las miles de sentencias que has debido leer para preparar las oposiciones, estás cometiendo faltas de ortografía, a causa de las raíces tan profundas que tienen esas expresiones en el mundo del Derecho”.
Pero Muñoz Machado advierte de la necesidad de adaptarse a la manera de hablar actual.
Los jueces dispondrán del libro de estilo en sus escuelas, y los legos podrán consultarlo en la web del CGPJ, en la que será accesible desde finales de este mes de enero.
En el acto que se celebra esta tarde también se dará a conocer la versión electrónica del diccionario del español jurídico.