Mariano Rajoy y Pedro Sánchez no tienen buen feeling, pero desde que el socialista ganó las primarias el presidente del Gobierno ha asumido que le toca lidiar con él, y Sánchez, por su parte, necesita que se le vea como el jefe de la oposición, a pesar de su ausencia en el Congreso. Por eso se ha puesto el traje de 'hombre de Estado' posicionándose en un “frente común” con el Gobierno ante el desafío independentista del 1-O.
Tras el ninguneo inicial de Rajoy, que ni siquiera llamó a Sánchez para felicitarle por su victoria frente a Susana Díaz, el presidente mantiene ahora informado puntualmente al líder del PSOE de algunas de sus actuaciones, si bien es cierto que ha sido Sánchez el que ha tomado la iniciativa en varias ocasiones.
Sánchez tiene información de primera mano del plan que tiene Rajoy para hacer frente al 1-O. Fuentes socialistas han explicado que conoce los “escenarios” que maneja el Gobierno ante el desafío independentista y Sánchez ha explicado que sus conversaciones con el presidente se han incrementado en las últimas semanas como consecuencia de los atentados. “Hemos escuchado a todo el mundo. Seguimos hablando con diferentes fuerzas políticas”, ha expresado Rajoy en su intervención ante la cúpula del PP. Fuentes de Moncloa han confirmado que el socialista está al tanto de las pretensiones del Gobierno.
No obstante, ni Moncloa ni el PSOE quieren desvelar la información. “El Gobierno tiene en su mano todas las posibilidades abiertas, las tiene estudiadas y actuará con proporcionalidad y mesura”. En Ferraz tampoco quieren dar detalles porque advierten de que los distintos escenarios dependerán de los pasos de la Generalitat.
Por el momento, el Gobierno y el Tribunal Constitucional están de guardia para tumbar la ley de ruptura en cuanto se inicie su tramitación en el Parlament, prevista para esta semana. A partir de ahí cunde la prudencia para no desvelar las cartas antes de tiempo.
Lo mismo sucede en Ferraz, donde están informados de las posibles medidas. “Algunas nos gustan y otras, no”, admiten fuentes socialistas. No obstante, la consigna es colocar al PSOE del lado del Gobierno: “El PSOE es claro en el apoyo al Estado y, en consecuencia, al Gobierno. Sabemos de la importancia de la unidad del Estado y la vamos a defender y practicar –ha insistido Sánchez–. El PSOE hace oposición de Estado, apoya al Estado en defensa de la democracia y la unidad de nuestro país”.
Sánchez tiene un papel complicado para equilibrar ese traje de 'hombre de Estado' con su labor de oposición a Rajoy y más tras la campaña de primarias en la que su idea fuerza fue el rechazo al PP. Por eso trata de conjugar ese respaldo sin fisuras con los ataques por el “inmovilismo” que le achaca en sus años de mandato y que, a su juicio, ha potenciado a los independentistas.
“El PSOE se sitúa con el Estado. Eso no significa que tengamos una posición acrítica”, explicó Sánchez en una rueda de prensa en Ferraz. No obstante, tampoco ha querido decir qué respuestas de las pensadas por el Ejecutivo respaldaría y cuáles no: “Conforme vaya sucediendo, el PSOE se pronunciará”.
Sánchez, dispuesto a esperar al PP
Así, Sánchez no ha opinado que le parecería la aplicación del artículo 155 de la Constitución, a pesar de que varios de los miembros de su Ejecutiva, incluidos su portavoz, Óscar Puente, y su homóloga en el Congreso, Margarita Robles, se han manifestado en contra. Sin embargo, no es un tema que se haya abordado en las reuniones de la Ejecutiva, como dijo Robles en un inicio.
El líder socialista tampoco ha dado su opinión sobre la posibilidad de quitar las urnas en caso de que llegaran a colocarse el día en que la Generalitat quiere celebrar el referéndum unilateral.
La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, no ha querido pronunciarse sobre las actuaciones que prevé el Gobierno, pero ha asegurado que no se repetirá la situación del 9N. La portavoz socialista en el Congreso se pronunció a favor de esa hipotética retirada.
En su mano tendida al Gobierno y al PP frente al desafío soberanista, Sánchez está dispuesto incluso a esperar a los conservadores para que se sumen a su iniciativa de crear una comisión de estudio del modelo territorial. Rajoy se ha mostrado abierto a permitir que salga adelante y Sánchez se declaró “generoso” para posponer la tramitación a después del 1-O.
El secretario general del PSOE ya asumió en julio que su propuesta de reforma constitucional no echaría a andar hasta otoño. Ahora ni siquiera ha planteado una subcomisión con ese fin, sino un órgano para que los expertos aporten propuestas al debate territorial que no tendrá ningún efecto legislativo.