El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, dirigía el PP gallego en la campaña que se financió ilegalmente para que Fraga llegase al Gobierno de la Xunta. Aquella contienda electoral estuvo marcada por el exceso de gasto de los conservadores que, según la documentación que acaba de publicar en exclusiva eldiario.es, superó con creces el límite legal permitido para gastos electorales.
Rajoy era el número dos del PP gallego durante esos meses en los que su formación recibió una partida de 500 millones de pesetas enviada por Génova para gastos electorales. El límite legal para aquella campaña eran 235 millones. Solo con la aportación de Madrid, Rajoy y Fraga doblaban la frontera de gasto que marcaba el límite de la legalidad. Rajoy se mantuvo en el puesto hasta junio de 1990.
“Había mucho dinero en manos del PP”, recuerda, en declaraciones a esta redacción, el por entonces candidato socialista Fernando González Laxe. Según el relato del contrincante de Fraga, “los periódicos de aquella época estaban llenos de páginas enteras de publicidad del PP”. En aquellos años, a Fraga no le faltaba financiación y Rajoy estaba al frente del aparato que organizaba la desmedida campaña que dirigió Dositeo Rodríguez.
El PP declaró ante el Tribunal de Cuentas un gasto electoral de 199 millones de pesetas en aquellas elecciones, pero los papeles que guardó Rosendo Naseiro demuestran que la formación mintió al órgano fiscalizador y que tiró la casa por la ventana para garantizarse el Gobierno gallego.
Esta actuación ilegal queda al descubierto en uno de los múltiples documentos que Rosendo Naseiro conservó durante los últimos 25 años y que eldiario.es desvela en exclusiva. El documento se titula “Comentario al cierre del ejercicio económico de 1989”. En él se explica que en 1989 el partido encajó “172 millones de déficit”. “Dicho déficit –asegura el documento– ha estado motivado por las aportaciones que por valor de 500 millones de pesetas ha enviado la Tesorería Nacional del partido a Galicia para atender los gastos de la Precampaña y Campaña Gallega”.
En aquellos años, Fraga había decidido dejar a Aznar al mando de Génova 13 y volver a Galicia para acabar su carrera política. El PP estuvo a punto de fracasar en su intento de obtener mayoría absoluta. El escaño 38 marcaba la frontera del éxito o el fracaso y en ese punto se quedó Fraga: 38 escaños, suficientes para gobernar en solitario y apoyados fundamentalmente en el voto emigrante, que acabó por decidir la victoria para el veterano político.
Como se demostró en la noche electoral, la campaña gallega tenía un carácter internacional y el candidato del PP viajó sin descanso a Latinoamérica para garantizarse el voto de los emigrantes, con un censo de 60.000 votantes. Pocos meses antes de iniciarse la contienda, Fraga protagonizó un viaje de nueve días a Argentina y Brasil para visitar los Centros Gallegos en el Exterior, convertidos ya en un santuario para la captación del voto para las elecciones gallegas. Uruguay, Argentina y Venezuela eran a finales de los 80 los territorios dorados en la búsqueda del voto ausente. El PP tenía fondos y se aplicó en cambiar la deriva tradicional que ponía, por entonces, a los socialistas ligeramente por encima en apoyos en el extranjero.
Rajoy y el contrabando
Los papeles de Naseiro demuestran que el PP contaba ya en aquella época con posibilidades de gasto muy por encima de lo que marcaba la ley. Al dinero enviado por Génova, el PP gallego sumaba las aportaciones recogidas en Galicia y las donaciones que, en aquellos años, estaban íntimamente ligadas al mundo del contrabando. Las vinculaciones entre el PP y el contrabando están someramente explicadas en el artículo “Política de contrabando” que la edición gallega de El País elaboró en 2013.
Mariano Rajoy, como presidente de la Diputación de Pontevedra (1983-1986), conoció de primera mano el desembarco en el PP de personajes relacionados con el tráfico de tabaco y posteriormente con el narcotráfico. En los 80, la complicidad entre los tabaqueros y la derecha política gallega era aceptada socialmente en la costa sur de Galicia. En los entornos del PP empezaron a instalarse figuras como 'Nené' Barral, alcalde del PP en Ribadumia desde 1983 y que terminaría detenido por contrabando de tabaco, o Pablo Vioque, hombre fuerte del partido en Vilagarcía y que acabaría en la cárcel por narcotráfico.
Según fuentes del Partido Popular gallego de aquellos años, Rajoy nunca aprobó aquellas relaciones con las que tuvo que cohabitar durante años y cuya sombra se extiende hasta nuestros días, pero fue testigo de excepción. La última polémica relacionada con el PP y el narcotráfico golpeó de pleno al actual presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, por unas fotografías antiguas junto al narcotraficante Marcial Dorado.
La publicación de la imágenes obligó a Feijóo a comparecer para dar explicaciones sobre su relación pasada con el narcotraficante, ahora ingresado en prisión. De aquella rueda de prensa quedará para los archivos los titubeos del presidente gallego cuando intentó explicar su desmemoria sobre un viaje con Dorado a los Picos de Europa del que dijo “recuerdo que había nieve”.