Mariano Rajoy ha visto cumplida su expectativa de repetir un segundo mandato sin tener que esforzarse mucho. Desde el pasado 26 de junio, el líder del PP solo ha tenido que llegar a un acuerdo con Ciudadanos para poder presentarse a la investidura con más apoyos que los de sus 137 escaños. Albert Rivera le prestó sus 32 escaños para salvar con éxito la investidura. Más allá de ese pacto suscrito a primeros de agosto, el presidente solo ha tenido que contemplar cómo el PSOE viraba del “no es no” de Pedro Sánchez a la abstención decidida el pasado domingo por el Comité Federal del PSOE.
Durante los meses más convulsos que han vivido los socialistas, el líder del PP ha puesto en práctica su táctica preferida: esperar. Frente a los que le reprochaban seguir teniendo como interlocutor a Sánchez cuando ya estaba clara su pérdida de poder interno, el líder del PP ha mantenido que nunca puentearía al secretario general. No le hizo falta. Su táctica ha sido la de aguardar a que se desmoronara el principal partido de la oposición.
Por el momento, la única incógnita es si Ana Pastor convocará el Pleno de investidura para el miércoles o el jueves. De ello dependerá que la segunda votación que convierta a Rajoy en presidente se celebre el sábado o el domingo, un día antes de que las Cortes debieran disolverse para convocar las siguientes elecciones.
Ana Oramas, de Coalición Canaria, ha desvelado que el rey Felipe VI no condiciona la fecha, aunque había trascendido el interés del monarca en estar en Madrid cuando el Parlamento votara. Según la diputada canaria, el rey se lo ha negado. “Me ha ratificado que las fechas las decide el Congreso y que él no ha puesto ninguna condición para ratificar el decreto el sábado o el domingo”, ha contado. Así, en su caso confesaba que tiene reservado el vuelo desde Canarias para ambos días, en previsión de lo que decida Pastor.
Rajoy también se ha acogido a los formalismos para asegurar que desconoce cuándo se someterá al debate. “Eso no lo sabemos aún”, decía por la mañana, durante un acto de Xavier Garcia Albiol, del PP catalán. Más allá de la fecha que oficializará su segundo mandato, el líder conservador elogiaba la resolución aprobada por el PSOE como el inicio de un diálogo entre ambas formaciones.
Una vez jure su cargo, el mismo domingo o el lunes, la siguiente prueba será la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. Por el momento, en el PSOE anuncian que se opondrán aunque no son claros sobre si lo harán en forma de abstención o de voto negativo. “Es muy difícil que el PSOE vaya a apoyar, yo no lo veo en este contexto, unos presupuestos del PP”, decía el presidente de la gestora, Javier Fernández hace solo dos días.
Si se materializa la negativa de los socialistas, el PP deberá buscar los mismos apoyos de la investidura, es decir, Ciudadanos, PNV y CC, para que el proyecto salga adelante y no sea devuelto al Gobierno. La esperanza de Rajoy es conseguir una abstención de los socialistas y así lo reconoció hace ya semanas, pero no un voto negativo ya que supondría un nuevo bloqueo de la situación.
“El PSOE va a votar en contra del techo de gasto y de los Presupuestos Generales. Es lógico que si votamos 'no' a eso, votemos 'no' a la investidura”, decía el diputado Pedro Saura pocos días después de que Rajoy no lograra salvar su primer intento para llegar a La Moncloa.