Mientras un grupo de estafados por las preferentes gritaba y llamaba “ladrón” a todo el que salía de Génova, 13, tres de los nuevos responsables del PP inauguraban oficialmente este miércoles el nuevo estilo de comunicación. La orden de Mariano Rajoy es hablar más y caer mejor para recuperar votantes y ganar las generales. Y para ello ha diseñado los cambios en la estructura del partido. En cuanto los periodistas hicieron sus primeras crónicas, se les convocó a un corrillo multitudinario de Pablo Casado, Jorge Moragas y Javier Arenas para comentar los cambios que la prensa acababa de escuchar de boca de Rajoy pero a través de una pantalla por tratarse de un acto interno.
Casado, el nuevo comunicador
Al menos Casado y Moragas se habían enterado de su nuevo puesto el mismo día, pocas horas antes. Arenas no dio detalles. Casado, exjefe de gabinete de José María Aznar, es ahora responsable de comunicación del PP de Rajoy. Sabía que tenía todas las posibilidades porque su soltura para explicarse y relacionarse ya estaba probada. El propio Aznar lo encumbró en un mitin en Ávila poco antes del 24M: “Si alguna vez tiene que renovarme alguien, que me renueve Casado, que es un tío estupendo”. Él se sonrojó desde primera fila e hizo el saludo militar como agradecimiento.
Floriano fue quien lo contrató para su área y Cospedal también estaba satisfecha desde que se estrenó como portavoz de campaña. Los últimos días confesaba vivir en el “tostadero” porque su nombre salía en todas las quinielas. El premio Rajoy de recuperar la vicesecretaría de comunicación para encomendársela lo tenía feliz, aunque también se le notaba nervioso con las felicitaciones. “Te advierto, va a ser lo mismo que hacía hasta ahora, pero con casco”, bromeaba.
Moragas, jefe de gabinete y de campaña
Moragas aseguró que no había mentido por la mañana cuando dijo en el Congreso que no podía decir nada porque no lo sabía. Luego confesó que “podía imaginar algo”, porque desde su puesto de jefe de gabinete había hablado mucho con Rajoy de las necesidades del PP. Su pluriempleo como jefe de la campaña electoral facilita también la coordinación entre Moncloa y Génova, un canal casi inexistente hasta ahora.
A falta de saber si el presidente hará cambios en el Gobierno, Moragas puede cumplir el papel al menos hasta que se acerque el periodo de campaña oficial. Según reconoció, lo más probable es que entre a formar parte del comité de dirección más reducido que se reunirá los lunes por la mañana, a veces en Génova y a veces en Moncloa. Como explicó a la salida de la reunión Alfonso Alonso, que una misma persona haga las dos tareas y tenga la agenda del presidente “facilita mucho las cosas”.
El ministro de Sanidad y encargado de tratar de poner “rostro social” a la política de Rajoy se confesó también muy contento por la llegada a Madrid de Javier Maroto, el exalcalde de Vitoria. Como Iñaki Oyarzábal, que también celebró trabajar ahora para él ya que es secretario de área. Además de la amistad de Alonso y Oyarzábal con Maroto, su puesto ha sido un premio de Rajoy ya que la pérdida de Vitoria ha supuesto una derrota que ha escocido mucho. Tanto por la pérdida del poder como por el pacto que le ha impedido gobernar.
Arenas, el superviviente
Arenas es el vicesecretario superviviente que no cambia de área. El andaluz sonrió mucho, dijo estar en el puesto que le gusta de responsable de política municipal y autonómica, pero casi no habló. “Eso, a Pablo”, insistía entre risas casi cada vez que se le preguntaba. El aludido vaticinó a los periodistas: “Os vais a cansar de verme”. Casado prometió que los políticos del PP van a estar más que ahora “en todos los lados, programas y tertulias”. Moragas avisó de que nadie espere que hable mucho y vaya contando cuál será su plan electoral. “La estrategia no se explica, se realiza. Sería un error que yo fuera hablando y contando mucho por ahí”, zanjó.
A Cospedal no se la vio. Como desde hace casi cinco meses, cuando compareció por última vez en Génova y desapareció para dedicarse a una campaña para intentar revalidar el poder. Pese a la derrota como presidenta autonómica, mantiene su puesto al menos de forma oficial, aunque el propio Rajoy ha dicho que se implicará más en la dirección del PP, pero su poder de decisión se ve muy menguado. A su vicesecretario más fiel, Carlos Floriano, se le buscará puesto de cierta relevancia en el grupo del Congreso. El responsable de las últimas campañas electorales y escudero de Cospedal es el más castigado en el nuevo organigrama.
A la espera de los cambios en el Gobierno
Que Cospedal presida su grupo en el Parlamento de Castilla-La Mancha la aleja por el momento del cargo de ministra. Los rumores sobre la inminencia de cambios en Moncloa han tenido que esperar y hasta hay dudas sobre si se materializarán dentro de una o dos semanas. José Ignacio Wert tiene la agenda casi vacía desde hace semanas y solo cumple con su papel en actos a los que no se puede negar o para acudir al Congreso y al Senado.
Alonso dijo estar tranquilo y no quiso entrar en si Rajoy va a ampliar sus tareas en el Ejecutivo para que haga también de portavoz junto a Sáenz de Santamaría. Dijo no saber nada y estar pendiente de su Ministerio. Tampoco Moragas quiso dar ninguna pista en ese sentido aunque rebajó las expectativas de una remodelación que vaya más alla de la sustitución de Wert: “El presidente ya dijo que el Gobierno va bien. Lo que funciona no se cambia”.