Las recepciones en Zarzuela de los líderes políticos para tantear las opciones que existen para que un candidato se someta a la investidura llegan a su fin. El rey Felipe VI cierra este viernes la ronda con Mariano Rajoy, que le visitará sabiéndose derrotado de antemano. Unas horas antes, Felipe VI se reunirá con el líder de Podemos, Pablo Iglesias, y con el del PSOE, Pedro Sánchez. Este último es el único que se ve con posibilidades de ser el próximo inquilino de la Moncloa. El PP y Podemos también creen que Sánchez tiene más opciones.
La Constitución otorga al monarca la prerrogativa de encargar la formación del Gobierno a uno de los candidatos en función de su capacidad para alcanzar un acuerdo. Pero el texto constitucional no establece ningún orden. Hasta ahora, el proceso no ha conllevado dudas y siempre ha recibido la llamada el líder del partido con más votos en las elecciones. Las dudas, en esta ocasión, han comenzado a circular a partir de las manifestaciones de algunos cargos conservadores, que veían arriesgado someterse a una votación que ya se da por perdida.
Ante la posibilidad de que el rey señalara a Sánchez en primer lugar, los más fieles a Rajoy dentro del PP se encargaron desde primera hora del jueves de salir en su defensa: “No tirará la toalla”, ha dicho el ministro del Interior en funciones, Jorge Fernández Díaz. “Es su obligación”, ha manifestado el portavoz en el Congreso, Rafael Hernando. Todos aseguran que el presidente en funciones ya trabaja en su discurso de investidura para el que aún no se ha fijado una fecha. Será entonces cuando Rajoy haga ofrecimientos, según declaró él mismo. Rajoy justifica su inmovilismo en la negativa adelantada de los socialistas y de Ciudadanos, que ha manifestado que, como mucho, se abstendrá.
Los socialistas también descartan que el rey movilice a Sánchez antes que a Rajoy. Consideran que “los tiempos de la democracia” deben respetar que aspire a gobernar el que ha quedado en primera posición. El candidato del PSOE lo ha dejado claro: si Rajoy no quiere ir al Congreso a intentarlo, “que se vaya a su casa”. En Ferraz consideran que les perjudicaría que se alterara el calendario tradicional porque tendrían menos tiempo para negociar, aunque la fecha para la sesión de investidura en el Congreso es una decisión del socialista Patxi López.
Sánchez, no obstante, sigue empeñado en que lo intentará si Rajoy fracasa. Se da la paradoja de que el PSOE puede gobernar pese a haber obtenido el peor resultado de su historia, como reconocen en las filas socialistas. “Esta vez no se trata de quién tenga más votos sino de quién tiene menos vetos”, expresa un dirigente territorial, que admite que el PSOE ha sumado menos papeletas en las urnas pero puede recabar más apoyos que el PP en el Parlamento.
En esa tesitura está ahora el PSOE, donde hay optimismo sobre las posibilidades de que Sánchez acabe en Moncloa. Aunque no ven vía libre por las condiciones que ambas formaciones imponen para llegar a un entendimiento, en Ferraz la sensación es que los de Pablo Iglesias han rebajado el tono de sus exigencias en los últimos días. Hacen hincapié, fundamentalmente, en el referéndum en Cataluña a partir de las declaraciones de algunos dirigentes de Podemos y las confluencias que han dado un respiro en la sede federal de los socialistas. No obstante, Sánchez tiene prohibido sentarse con Iglesias y su equipo si no renuncian públicamente a la consulta catalana, como se encargó de recordarle este miércoles el PSOE andaluz, el más poderoso del partido.
No obstante, en algunos sectores del socialismo miran con recelo ese posible acercamiento y creen que es una maniobra de despiste. El temor que tienen es que Pablo Iglesias consiga vender la imagen de que lo ha intentado todo por llegar a un acuerdo. Fuentes socialistas sostienen que “nadie quiere ser el responsable de unas nuevas elecciones”, pero también creen que a Podemos no le importaría que se repitieran los comicios.