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Rajoy plantea el apoyo a la abdicación como una “cuestión de seriedad”

El presidente del Gobierno ha reducido el debate previo a la aprobación de la ley de abdicación a una jornada “en la que carecen de trascendencia las discrepancias” y sólo tienen peso “los acuerdos”. De esta forma, Mariano Rajoy ha planteado la sesión del Congreso como una mera cuestión de trámite para ratificar la voluntad del rey sin admitir el relevo implícito que supone por parte de su hijo, el todavía príncipe de Asturias: “No estamos aquí para modificar los hechos”.

“Nadie entendería que los españoles exijamos la aprobación de las Cortes para refrendar la abdicación del rey y, llegada la hora de otorgarla, nos negáramos a reconocerla”, ha afirmado para criticar a los diputados que votarán “no” porque exigen debatir antes el modelo de Estado. En opinión de Rajoy, aceptar “con naturalidad” el trámite supone cumplir la Constitución y por eso ha aplaudido a los grupos parlamentarios que apoyan la ley. Lo contrario, ha venido a decir, supone no dar “una imagen de seriedad y responsabilidad”. “La forma de Estado no está en el orden del día”.

Las once páginas del discurso de Rajoy han ido destinadas a loar la trayectoria del rey con una gran profusión de adjetivos y expresiones de elogio. “Sería necesario estar ciego de obstinación para no reconocer los méritos que ha cosechado”, “el mejor símbolo de nuestra democracia en el mundo”, “hábil piloto de una Transición”, “impecable ejecutor del papel arbitral” han sido sólo algunos de ellos.

Si el presidente se ha deshecho en elogios hacia el padre, también lo ha hecho con el hijo. Del príncipe de Asturias, que será coronado el próximo 19 de junio como Felipe VI, ha destacado “sus grandes dosis de responsabilidad, serenidad, carácter, preparación, competencia y madurez”. Una vez efectuado un relevo en el trono que ha definido como “una prueba más de madurez”, se producirá lo que ha comparado con un “cambio de página” para seguir “escribiendo el libro de nuestra convivencia”.

Rajoy ha insistido en que ratificar la voluntad del rey Juan Carlos supone cumplir con la Carta Magna y con la voluntad de los españoles porque sintoniza “con los de 1978 y los de 2014”. En dos ocasiones, ha recordado que el apoyo a la Monarquía es “muy mayoritario” y se ha referido a “distintos estudios de la opinión pública” que lo prueban sin dar más detalles.

De forma indirecta, el presidente ha calificado a los que no comparten su opinión y la defendida por Alfredo Pérez Rubalcaba. “Lo que espera la nación de nosotros es que atendamos al deber de hoy con sentido de la oportunidad, altura de miras y responsabilidad”, ha dicho. De esta forma, los que se oponen no cumplen con la “dignidad” que según él se espera de los diputados.