El subsuelo de las grandes ciudades es de las ratas y de las cucarachas, ha recordado a EFEverde Milagros Fernández, directora de la Asociación Nacional de Control de Plagas, (Anecpla) que durante los meses de verano recomienda extremar la precaución ante su proliferación.
Como todas las especies oportunistas, “estrategas de la reproducción”, su tasa de natalidad se incrementa en condiciones óptimas de desarrollo, que para roedores y la mayoría de los insectos están marcadas por el calor y una relativa humedad.
Según Milagros Fernández, en el control de plagas hay que tomar en cuenta todos los factores que intervienen en su ciclo de vida y observar cómo colonizan nuevos hábitats en busca de condiciones favorables de reproducción.
Son, además, especies que se adaptan a la vida con el hombre y desarrollan dependencias de sus detritos y restos orgánicos.
El creciente desarrollo urbano y la expansión de los centros de población a áreas rurales ha incidido directamente en la distribución de algunas especies que se comportan como plagas, ha apuntado Fernández, licenciada en Ciencias Químicas, con 30 años de experiencia en el sector y directora de Anecpla desde hace 17 años.
También identifica nidificaciones “oportunistas”, de especies que obtienen mayor protección en zonas acotadas por el hombre donde es difícil el acceso para sus depredadores naturales, como la paloma torcaz o la cotorra argentina (Myiopsitta monachus), que se alojan en cornisas y resquicios de edificios.
El diseño urbano hace que las temperaturas sean mas benévolas y las ciudades, protegidas y con basura abundante, se convierten en ambiente amable para algunas plagas exóticas, como la cucaracha americana (Periplaneta americana) o la de banda marrón (Supella longipalpa), de reciente aparición en España.
De las primeras, se sabe que llegaron hace mas de 30 años con el incremento del tránsito de mercancías y pasajeros. En Madrid, las “americanas” se identificaron por primera vez en el Parque de las Avenidas, en viviendas de personal de cabina de los aviones, y en Levante y Canarias, en zonas próximas al puerto, indicó Fernández.
Son especies mas agresivas que desplazan a las locales, como en el caso del mosquito tigre (Aedes albopictus) y la avispa asiática (Vespa velutina), cuya adaptación al nuevo medio coincide con el aumento de temperatura que se relaciona con el cambio climático.
“La falta de inspecciones o la falta de notificaciones, así como el aumento de la resistencia a los biocidas o el uso inadecuado de insecticidas, favorecen la propagación de estas nuevas plagas”, alertan desde Anecpla.
Los sistemas de vigilancia para identificar las especies de nuevo ingreso deben estar centralizados y contar con una adecuado tiempo de respuesta, “si no le damos la importancia que se merece (el control), luego será demasiado tarde”, precisó Fernández, que enumeró el dengue, la fiebre del Nilo y la “chicunguña” o artritis epidémica, como enfermedades emergentes relacionadas con vectores que antes no se encontraban en Europa.
“Nos sentimos seguros y bajamos la guardia, pero los enemigos, cuanto mas pequeños son mas peligrosos”, añadió la experta, al tanto de los casos de infección por Legionela por los nebulizadores de moda en las grandes ciudades para combatir el calor.
Es muy importante “conocer bien lo que se quiere combatir”, subrayó Fernández, a favor de los tratamientos selectivos sobre los de amplio espectro y del respeto al medio ambiente.
Fernández recomienda la fumigación solo si hay presencia confirmada de plagas y evitar el aerosol de uso doméstico sin saber si es eficaz, porque generalmente actúan como repelentes que solo diseminan el problema.
La mala utilización de productos químicos desarrolla resistencias que se traducen en mayor inversión en investigación y revisión de las buenas prácticas que estipula la Unión Europea, que regula la lucha selectiva contra plagas específicas.
Actualmente, explicó, se revisan todos los productos de uso profesional denominados biocidas y su factor ecotoxicológico y la posibilidad de eliminar algunos del control de plagas.
La preocupación por el medio ambiente, añadió Fernández, a favor de los controles en el sector, reduce los productos permitidos en el mercado, sin que se presenten nuevas alternativas, con el riesgo de que las plagas mas agresivas tomen la delantera.
Como ejemplo mencionó los raticidas, que en su mayoría funcionan como anticoagulantes y podrían retirarse del mercado europeo a corto plazo, sin que se haya incorporado un sustituto de probada eficacia.
Una rata hembra parda o gris (Rattus norvegicus), la mas agresiva, puede tener entre diez y doce camadas en un año, con un máximo registrado de 22 crías y un promedio de 10. Se dice que por cada hombre en el planeta puede haber hasta siete ratas...y que están en todas partes, salvo en los polos, mientras estén cubiertos de hielo.