La unidad de España ha monopolizado temáticamente el segundo discurso navideño de Felipe VI. De los 31 párrafos redactados para dirigirse a los ciudadanos, el monarca ha empleado la mitad a expresar su convicción de que una ruptura en Cataluña es el peor de los escenarios para todos.
“Tengo muchas razones para afirmar esta noche que ser y sentirse español es un sentimiento profundo, una emoción sincera y un orgullo muy legítimo”, ha afirmado el rey que, con cierta reminiscencia de postguerra, ha advertido de que “la ruptura de la ley, la imposición de una idea o proyecto de unos sobre la voluntad de los demás españoles solo nos ha conducido en nuestra historia a la decadencia, el empobrecimiento y al aislamiento”.
Felipe VI ha relacionado la búsqueda de la cohesión nacional con la moralidad: “Fortaleceremos nuestra cohesión nacional que es imprescindible para impulsar nuestro progreso político, cívico y moral”.
El rey ha pedido responsabilidad a las formaciones políticas de quienes ha solicitado “un compromiso con el servicio de todo un pueblo”.
El monarca ha asegurado que el Estado “reconoce nuestra diversidad en el autogobierno de nuestras nacionalidades y regiones” y asegura que “vivimos tiempos en los que es más necesario que nunca reconocernos en todo lo que nos une”. Desde el Palacio Real, el rey ha afirmado que la institución (nacionalizada por la segunda republica) “es de todos los españoles y es un símbolo de nuestra historia que está abierto a todos los ciudadanos que deseen conocer y comprender mejor nuestro pasado”.
A poco más de quince días de que la infanta Cristina se siente en el banquillo de los acusados por el caso Nóos, el rey no ha hecho referencias a su familia y la imagen de los miembros de la familia real ha estado ausente, con respecto a lo habitual en otros discursos similares.
Nueva situación política
En apenas cuatro párrafos, el discurso no aporta más que algunas generalidades para analizar la nueva situación política. Felipe VI se ha limitado a asegurar que “la pluralidad política expresada en las urnas aporta sensibilidades, visiones y perspectivas diferentes y conlleva una forma de política basada en el diálogo”. “España inicia una nueva legislatura que requiere todos los esfuerzos para asegurar y consolidar lo conseguido a lo largo de estas últimas décadas”, ha asegurado.
El rey sera el encargado (así lo señala la Constitución) de proponer el nombre de los presidenciables que habrán de enfrentarse a una sesión de investidura, cuyo resultado se presenta incierto por el momento.
Economía: “Deseamos un crecimiento sostenido”
La situación económica apenas ha ocupado unos segundos en el discurso del monarca. La referencia se ha reducido al siguiente párrafo: “La mejora de la economía es una prioridad para todos. Creo que todas las instituciones tenemos un deber con los ciudadanos, las familias y especialmente los más jóvenes, para que puedan recuperar lo que nunca se debe perder: la tranquilidad y la estabilidad con que afrontar el futuro y la ilusión por un proyecto de vida hacia el mañana. Todos deseamos un crecimiento económico sostenido. Un crecimiento que permita seguir creando empleo -y empleo digno-, que fortalezca los servicios públicos esenciales, como la sanidad y la educación y que permita reducir las desigualdades, acentuadas por la dureza de la crisis económica”.