Los rivales de Donald Trump en la nominación republicana aprovecharon hoy el segundo debate de las primarias para criticar sus propuestas migratorias por irrealizables, pero sin detallar vías de regularización.
En el debate celebrado en Simi Valley (California), Trump volvió a reiterar que los 11 millones de inmigrantes indocumentados que hay en el país deberán abandonarlo en un éxodo sin precedentes, determinar luego quién cumple las condiciones para regresar y construir un muro a lo largo de la frontera con México.
“Tenemos un país de leyes y se deben ir, y volverán si pueden volver... Esto se hará de buena gestión y corazón”, explicó Trump, quien también pidió que se acabe con el derecho a la ciudadanía por nacimiento, que garantiza la Constitución.
El exgobernador de Florida Jeb Bush dijo que el plan de deportación masiva de Trump es irrealizable, costaría centenares de millones de dólares, rompería familias y comunidades enteras y no responde a los valores que representan a Estados Unidos.
Bush dijo que él defiende la estrategia del expresidente republicano Ronald Reagan, que en 1986 aprobó una regularización a nivel general, frente a un plan de Trump, en el que “todo es malo”.
El exgobernador de Florida, que ha perdido su categoría de favorito frente a Trump, dijo que los comentarios sobre su mujer, la mexicana Columba Bush, a quien el magnate atribuyó su postura blanda frente a la inmigración ilegal, fueron “demasiado lejos”, y pidió que se disculpara.
“Ella es estadounidense por elección y ama al país, y como yo defiende una mayor seguridad fronteriza, pero también considera que se deben abrazar los valores que hace único al país”, aseveró.
El neurocirujano Ben Carson fue uno de los pocos que delineó sus propuestas de regularización de indocumentados y aseguró que apoya un proceso en el que los inmigrantes sin papeles se registren como trabajadores huéspedes “primeramente en el sector agrícola” en seis meses si no tienen antecedentes y pagan impuestos.
El senador Ted Cruz, de orígenes cubanos, aseguró que lideró la batalla en el Senado contra el plan bipartidista para regularizar a 11 millones de indocumentados, que calificó de “amnistía masiva”.
Uno de los que apoyó ese plan, el también senador cubano-estadounidense Marco Rubio, apeló a su origen inmigrante y aseguró que los grandes problemas del sistema migratorio son que siguen llegando personas ilegalmente y que la mayoría de inmigración legal llega por vínculo familiares y no por méritos.